Laureano Ortega gusta vestirse como un ejecutivo de Wall Street. Nada en él denota ser el heredero de un pasado de lucha guerrillera, de una izquierda revolucionaria con incendiarios discursos antiimperialistas. Es el hijo del presidente de Nicaragua, Daniel Ortega. Un hombre de negocios, nombrado por su padre como asesor presidencial en inversiones y mano fuerte de ProNicaragua, institución que atrae a los inversionistas. Es el joven Ortega que visitó China para vender la idea de la construcción de un Canal Interoceánico en el país y fue él quien recibió en Managua al empresario chino, Wang Jing, dueño de la millonaria concesión del proyecto. Vestido de finísimos trajes y lujosos relojes es la cara de los negocios de la familia Ortega.
El muchacho también tiene su pasión, la ópera, y como hijo del presidente ha montado en el Teatro Nacional de Managua, la gran institución Cultural de este país, el festival Pucciano. Era la primera vez que en América Central se presentaban Turandot y La Bohème, de Giacomo Puccini, con él, Laureano, estrenándose como tenor en un teatro abarrotado por funcionarios públicos y empleados del Estado obligados a escucharlo.
Si Laureano se encarga de las inversiones internacionales, Rafael Ortega está a cargo de los negocios locales. Investigaciones periodísticas de la prensa independiente de Nicaragua revelaron que el mayor de los hijos del mandatario administra el lucrativo negocio de la distribución del petróleo. Desde que llegó al poder en 2007 el presidente Ortega ha recibido abundante apoyo del gobierno de Venezuela: una ingente cooperación petrolera que suma más de 3,500 millones de dólares, que ha permitido crear y controlar todo el sistema de distribución de combustibles del país. Ni una gota de gasolina se vende en Nicaragua sin que genere jugosas ganancias a la familia. La Distribuidora Nicaragüense de Petróleos (DNP), que cuenta con gasolineras en todo el país, está en manos de Yarida Leets, esposa de Rafael Ortega Murillo, según investigaciones del diario La Prensa, de Managua.
Los otros hijos del presidente Ortega y la primera dama son empresarios de medios de comunicación. La ingente cooperación venezolana ha permitido que la familia controle los medios en Nicaragua, desde radios, televisoras hasta portales digitales. Juan Carlos Ortega, un joven desgarbado que estudió periodismo y gustaba formar parte de grupos de rock en sus tiempos de estudiante, ahora es el poderoso director de Canal 8, un medio proclive a la nota roja, con noticias de accidentes, trifulcas en los barrios y misógino. En Canal fue comprado en 2009 por un monto superior a los diez millones de dólares salidos de los fondos venezolanos. Maurice, Daniel Edmundo y Carlos Enrique controlan también los canales 4, 9 y 13, también de la familia, y el Canal 6, supuestamente la estación pública, pero que es manejada como negocio familiar. La familia Ortega mantienen bajo su mando la Nueva Radio Ya, Radio Nicaragua y Radio Sandino, además del porta 19digital, voz oficial del Ejecutivo.
Camila Ortega Murillo es también una boyante empresaria de las comunicaciones, además de mantener su pasión: el modejale y la moda. Ella es la voz que manda en un evento llamado Nicaragua Diseña, donde jóvenes diseñadores intentan abrirse paso, aceptando las órdenes de la joven Ortega.
A la par de los negocios de la familia prospera la llamada oligarquía orteguista, compuesta de leales que se han convertido en millonarios empresarios. Uno de los más destacados es Francisco López, tesorero del Frente Sandinista y que según investigaciones periodísticas ha amasado una fortuna con empresas de construcción que florecen bajo la sombra del régimen. Bayardo Arce, comandante de la revolución que acabó con la tiranía de Somoza, es señalado de ser un rico comerciante, exportador e importador de granos, que además cuenta con una lujosa villa en una zona exclusiva al sur de la capital de Nicaragua.
Fidel Moreno y Gustavo Porras también forman parte del círculo más íntimo del poder en Nicaragua. El primero se destaca como secretario general de la alcaldía de Managua, se dice que es un hombre de confianza de la primera dama Rosario Murillo y se le señala de haber comprado una casa de 300.000 dólares en una lujosa zona residencial de la capital. Mientras que Porras, viejo líder sindical, es ahora el poder detrás de los sindicatos sandinistas, pero que desde hace mucho dejó de vivir como un obrero, porque compró una hacienda ganadera valorada en 148.000 dólares en el municipio de Muy Muy, conocido como el corazón lechero de Nicaragua.
Este círculo ha crecido y se ha enriquecido al amparo del poder. En Nicaragua son llamados la oligarquía orteguista y es comparada con el círculo de poder y riqueza del somocismo, la vieja dictadura contra la que lucharon Ortega y su esposa, la segunda en sucesión en el poder en Nicaragua, pero cuyos desmanes y abusos parecen repetir.
Murillo fue nombrada el martes por el presidente Ortega como su compañera de fórmula presidencial para participar en las elecciones presidenciales previstas para noviembre, en las que el Frente Sandinista participar como único partido importante. Según la Constitución, de faltar el presidente será ella quien asuma el poder en Nicaragua. “Todo es para asegurarse el triunfo de la dinastía familiar. Los nicaragüenses vivimos una guerra por una dinastía familiar, no nos gustan las dinastías familiares. El Frente Sandinista, y miles de nicaragüenses, precisamente lucharon para desterrar ese tipo de gobierno en Nicaragua y esto es lo que se está viendo ahorita”, dijo Luis Callejas, el excandidato presidencial que quedó imposibilitado para participar en las elecciones después de que un fallo de la Corte Suprema lo dejara sin partido. “El Frente Sandinista está instaurando una dinastía familiar, pero no sé cuánto va a durar”, agregó el opositor.
Con información de El País