Salvemos a la Humanidad, ya no existen muchas especies, expresó el Presidente de Chile, conozca las medidas tomadas para salvar el planeta, expresadas durante su participación en la Asamblea de la ONU.
El Político
Lo que realmente está en riesgo es la supervivencia de los seres humanos en el planeta Tierra, porque durante esta larga existencia, 99 de cada 100 especies que alguna vez existieron, hoy día ya no existen y, sin duda, no queremos que el género humano se sume a esta triste lista de extinciones.
Las alarmas siguen sonando
Y sabemos que el medioambiente está cambiando y el calentamiento global está avanzando más rápido que nuestros esfuerzos por entenderlo, protegerlo y detenerlo. Y las alarmas de advertencia siguen sonando. Nuestros ciudadanos siguen marchando, y no podemos pretender no escucharlos.
Tenemos un deber de responder ahora a los gritos desesperados que la naturaleza está dando, pidiendo que la protejamos, para que ella nos pueda proteger a nosotros. Y en esto ya no hay tiempo que perder, ni vacilaciones que aceptar, porque el tiempo ha dejado de ser un aliado y se ha transformado en un adversario.
Sabemos que es una amenaza verdadera, seria, urgente y progresiva, y que no podemos seguir ignorando, postergando o relativizando.
Ninguna nación está inmune a esta amenaza, pero Chile es un país especialmente vulnerable. Mi país es un verdadero observatorio y laboratorio natural, porque posee una diversidad de ecosistemas terrestres, marinos, costeros, glaciares y de toda naturaleza, y también ecosistemas insulares que son únicos en el mundo, y que en su conjunto albergan más de 30 mil especies de plantas, animales, hongos o bacterias.
Además, Chile tiene una geografía única, producto de las barreras naturales, como son la Cordillera de los Andes, por el este; el Océano Pacífico, por el oeste; el Desierto de Atacama, por el norte; y la Antártica, por el sur. Y esto hace que tengamos especies que sólo existen en nuestro país. Por ejemplo, en la Isla Robinson Crusoe, en el Archipiélago de Juan Fernández, casi el 90% de sus especies de peces son endémicas, es decir, sólo existen en ese entorno. Éste es el porcentaje más alto a nivel mundial.
Y, sin embargo, esa virtud también es nuestra debilidad, porque Chile como observatorio natural está tremendamente expuesto a los riesgos y amenazas del cambio climático y el calentamiento global.
De hecho, la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático define 9 grandes factores de vulnerabilidad, de los cuales 7 existen en nuestro país: áreas costeras de baja altura, zonas áridas o semiáridas, grandes zonas de bosques, territorio susceptible de desastres naturales, áreas propensas a sequías o desertificación, zonas urbanas con problemas de contaminación atmosférica, y ecosistemas montañosos, lo cual nos obliga a buscar fórmulas urgentes y eficaces para adaptarnos y poder enfrentar la amenaza del calentamiento global.
Y en esta materia no hay tiempo que perder: llegó el momento de tomar el toro por las astas y hacer todo lo que sea necesario para cambiar el curso de la historia.
¿Qué hemos hecho en Chile?
En primer lugar, nos hemos comprometido con la creación de Áreas Protegidas, como un elemento esencial de conservación de la biodiversidad.
Chile ha sido líder regional y mundial en la formación de Áreas Protegidas, que iniciamos a comienzos del siglo pasado, con la Reserva Nacional Malleco. Actualmente tenemos 180 Áreas Protegidas, marinas y terrestres, que suman más de 120 millones de hectáreas.
También, hemos asumido un fuerte compromiso con la conservación de nuestros océanos, su biodiversidad y el uso sostenible de sus recursos.
Ya hemos protegido más del 13% de nuestra Zona Económica Exclusiva, y Chile tiene más de 4.200 kilómetros de costa. Y, además, estamos en camino de acercarnos a un 40% de protección, teniendo el Área Marina Protegida más grande de América Latina, y una de las más grandes del mundo, como es la que existe en torno a la maravillosa Isla de Pascua o Rapa Nui.
También, la Ruta Energética que estamos siguiendo, para impulsar una matriz más limpia, más segura, más económica y más diversificada, con un fuerte impulso al proceso de descarbonización, nos ha permitido avanzar sustancialmente en el desarrollo de las energías limpias, renovables, especialmente las que tienen que ver con la energía de los volcanes, Chile tiene el 25% de los volcanes activos del mundo, la energía del viento y la energía solar, teniendo el desierto con la mayor radiación del mundo.
Y, además, avanzando decididamente a sacar los combustibles fósiles de nuestro sistema de transporte y avanzar hacia la electro-movilidad, como una solución más definitiva y compatible con estos objetivos.
Y estamos enfrentando también la amenaza del plástico para nuestro planeta. Hemos comprendido la importancia de que todos los gobiernos actuemos a tiempo para impedir que alcancemos las 12 mil millones de toneladas de desechos plásticos en la naturaleza, que estamos cerca de alcanzarlo, y que van a significar que van a haber más bolsas plásticas en los océanos, que peces en esos mismos océanos.
Lucha contra las bolsas plásticas
Chile el primer país de América Latina en restringir la distribución gratuita de todo tipo de bolsas plásticas que tiene un solo uso.
De hecho, una bolsa plástica toma segundos en producirse, en promedio se utiliza por 15 minutos desde el supermercado al hogar, pero después toma 400 años en biodegradarse. Esto significa que, por unos pocos minutos de uso, la naturaleza y la humanidad deben sufrir el efecto dañino de estas bolsas plásticas por más de 400 años.
Debemos definitivamente enfrentar muchos de estos problemas con una nueva actitud y superar la concepción de que el crecimiento económico y la protección del medio ambiente son dos objetivos incompatibles. De hecho, el crecimiento es y debe ser sostenible y sustentable, o simplemente no va a ser. Y debemos también abandonar esa cultura de lo desechable y volver a abrazar la cultura de lo reciclable.
Sabemos que la naturaleza no es una herencia que hemos recibido de nuestros padres y de la cual podemos disponer a nuestra voluntad. Sabemos que es un préstamo que hemos recibido de nuestros hijos, nuestros nietos y los que vendrán, y tenemos que cuidarlo y devolvérselo mejorado.
Y este desafío involucra a todos los actores de la sociedad, porque para encauzar el esfuerzo colectivo y multisectorial, tenemos que comprometernos todos.
Y a eso apunta la Ley Marco de Cambio Climático que estamos promoviendo a nuestro país, que nos va a permitir disminuir en un 30%, con respecto al año base, nuestras emisiones de gases de efecto invernadero hacia el año 2030. Y para eso, tenemos que agregar la variable del cambio climático en todas las políticas públicas, y también en los compromisos del sector privado.
Y también estamos incorporando estas preocupaciones y compromisos en todos nuestros Acuerdos Comerciales, tanto bilaterales como multilaterales, como lo hicimos, por ejemplo, en el CP-TPP (TransPacific Partnership) que reúne a 11 países en ambas orillas del inmenso Océano Pacífico y también en la forma en que estamos enfrentando la apertura y crecimiento de la Alianza del Pacífico.
Y estos avances, sin duda, han logrado y van a seguir logrando reducir significativamente nuestras emisiones de carbono y, al mismo tiempo, hacer crecer nuestra economía. Porque el desafío es muy exigente, requiere también una gran voluntad y una necesaria ambición.
Primero, la tecnología. Hoy la imaginación, la innovación, el avance científico y tecnológico, producto de la libertad, la creatividad de hombres y mujeres libres, nos ha dado instrumentos de los cuales antes no disponíamos para enfrentar esta nueva y grave amenaza. Por eso, tenemos que seguir impulsando y promoviendo a nuestros emprendedores tecnológicos y científicos para que se sumen a esta lucha y evitar repetir los mismos errores del pasado.
Hemos conocido en los últimos días una iniciativa para limpiar con mayor eficacia la basura y los residuos plásticos en nuestros océanos y son esas tecnologías las que estamos aplicando en nuestro país, para poder cumplir con nuestro compromiso.
Como dijo un gran Presidente de Estados Unidos, nuestra generación tiene una doble condición única: por una parte, somos la primera generación que está sufriendo los efectos del cambio climático y, al mismo tiempo, somos la última generación que puede detener este cambio climático.
Fuente: Prensa Gobierno de Chile, transcripción.