Para el cubano Juan Abreu el año 1959 significa el inicio de la etapa más siniestra de su país: “Triunfa el fidelismo y a partir de entonces el control y la represión se adueñan de la sociedad. Es el momento en que la República se va al garete. Todo ha sido cuesta abajo desde entonces: manipulación, miseria, pérdida de valores, cárceles, fusilamientos. Hay otras etapas trágicas en la historia de la isla, pero 1959 marca el comienzo de la más terrible, que ha durado más de medio siglo y no sabemos hasta cuándo”, dijo a DIARIO LAS AMÉRICAS el pintor y escritor residente en Barcelona.
Nacido en 1952 en La Habana, comenzó a escribir y a pintar desde los años 70, década en la que fue encarcelado durante un año en una granja de castigo por pertenecer a un grupo de escritores disidentes encabezados por Reinaldo Arenas. En 1980, durante el llamado Éxodo del Mariel, recién cumplidos sus 28 años, se escapó del totalitarismo en un bote rumbo a Estados Unidos. Vivió un tiempo en Miami y desde 1997 reside en Barcelona, por una especie de albur, aseguró.
Pero no ha sido el azar sino el destino, o simplemente la necesidad, quien le ha impulsado a pintar, desde hace dos años, cientos de rostros de fusilados por la revolución cubana. Una serie que ha titulado 1959 y que es su homenaje a las víctimas del castrismo. “Un intento de sacar a la luz los rostros de tantos cubanos asesinados y, después de muertos, calumniados por la propaganda del régimen”, explicó.
Abreu no comenzó pintando precisamente retratos, sino escenas de fusilamientos: “Es una etapa de la historia cubana bastante oscurecida por la propaganda castrista. Me impresionaba mucho ese momento terrorífico y de una soledad suprema, en que un hombre sabe que va a morir y se enfrenta a los fusileros. Mientras investigaba el tema de los fusilamientos fui encontrando los rostros de los fusilados. Me produjeron una gran conmoción y decidí pintarlos. Como un homenaje, naturalmente, pero también porque creo que el arte tiene un inmenso poder redentor”.
Siendo muy joven, Abreu tuvo conocimiento de los fusilados en su país: “En mi barrio, el reparto Poey, en Arroyo Naranjo [en La Habana], vivía un preso plantado que había estado 10 años en prisión, y a veces se sentaba con mi padre en el portal y contaba las historias de horror del presidio político cubano, fusilamientos incluidos, que nunca he olvidado”.
1959 es un proyecto ambicioso donde el arte no sólo se funde con la historia, sino que además se ubica delante de una verdad difícil, hiriente, pero una verdad que es necesario contar, pues el manto del silencio jamás podrá curar las heridas de una nación. Pero el mayor obstáculo de esta serie sigue siendo poder acceder a las fotografías de la larga lista de fusilados, por la inexistencia de un organismo, bien financiado, destinado a compilar y conservar la historia de las víctimas del castrismo.
“Un exilio rico como el cubano, debería haber dedicado el dinero necesario a crear un centro de estudios para documentar, por ejemplo, el horror de los fusilamientos, del presidio político, del éxodo por mar, por sólo mencionar tres asuntos importantes”, reclamó el artista, cuyas pinturas han sido expuestas en varias ciudades del mundo y forman parte de museos norteamericanos como The Whitney Museum (New York), Museum of Contemporary Art (Miami Beach), Cuban Museum of Art and Culture (Miami) entre otros.
“El expreso político Luis González-Infante tuvo la gentileza de enviarme su excelente libro Rostros, con más de 350 fotos de cubanos ultimados por la dictadura. Pero aún me faltan muchas fotos. Agradezco también a María Werlau, quien con Cuba Archive ha realizado un trabajo extraordinario de documentación de los horrores de la dictadura. Es una pena que proyectos como éstos estén pobremente financiados, dependiendo casi completamente de la dedicación y el sacrificio de particulares”, precisó.
La desbocada propaganda internacional de la autocracia caribeña ha hecho que muchas personas no sepan, o no crean, que en la isla se ha fusilado a miles de cubanos por el mero hecho de enfrentarse a la dictadura o pensar diferente.
“A los incrédulos, desinformados o manipulados por la publicidad castrista alrededor del mundo, les pido que por favor se informen antes de hablar del tema. Es lo mínimo decente que pueden hacer”, expresó el autor de A la sombra de las exhortaciones (1985), Accidente (2004), Cinco Cervezas (2005) y Diosa (2006), entre otros libros.
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