Tras una ola de protestas sin precedentes en China, el régimen de Xi Jinping anunció cambios que flexibilizan aún más la política de “cero covid”.
El Político
China anunció el levantamiento de sus medidas más estrictas para controlar la covid, incluyendo la obligación de las personas infectadas o sus contactos cercanos de permanecer en centros de cuarentena.
¿Por qué es importante?
El cambio de política se produce solo una semana después de históricas protestas contra los rigurosos controles, reportó NYTimes.
Las personas con covid ahora pueden aislarse en casa en lugar de ingresar a instalaciones estatales.
Además, ya no se pedirán tests negativos en la mayoría de los sitios públicos y se podrá viajar más libremente dentro del país.
Una nota de NYT señala que Haizhu, hogar de uno de los mercados de telas más grandes del país, alberga dormitorios para trabajadores y fábricas textiles en edificios de colores brillantes que están tan cerca que los vecinos pueden darse la mano desde sus ventanas.
Agrega que la zona, que antes era un conjunto de aldeas rurales, se convirtió en un centro de manufactura cuando China abrió su economía hace décadas.
El gobierno había prometido dar un paso atrás y dejar que la gente diera rienda suelta a sus ambiciones, y millones de personas acudieron a Haizhu para hacer justo eso.
Varias semanas después, Haizhu estalló en descontento. Después de un fin de semana de protestas contra las restricciones por la política de “cero covid” en todo el país, cientos de trabajadores desafiaron las reglas de confinamiento y tomaron las calles de Haizhu el martes de la semana pasada, exigiendo libertad.
Derribaron barricadas y lanzaron botellas de vidrio. Gritaban: “¡Que se acabe el confinamiento!”, mientras agentes de policía con trajes de protección contra peligros biológicos marchaban por los callejones, golpeando los garrotes contra sus escudos.
Entre líneas
El estallido fue un ejemplo claro de hasta qué punto las restricciones pandémicas más estrictas del mundo trastocaron la vida en China.
Xi Jinping, el líder autócrata del país, ha ampliado el control que ejerce el Partido Comunista Chino sobre su pueblo, incluso mucho más de lo que lo amplió Mao Zedong.
Xi ha vinculado el éxito de la política de “cero covid” con su propia legitimidad como gobernante, y la aplicación de esta política ha sido más importante que fomentar el espíritu libre que hizo que Haizhu, y China, se volvieran tan dinámicas.
Este cambio atentaba contra el contrato social que el partido mantiene desde hace tiempo con su pueblo.
Luego de la violenta represión de las manifestaciones prodemocráticas en la plaza de Tiananmén en 1989, Pekín llegó a un acuerdo implícito: a cambio de limitar las libertades políticas, el pueblo obtendría estabilidad y comodidad.
Sin embargo, en tiempos recientes la estabilidad y la comodidad han disminuido mientras que las limitaciones han aumentado.
En noviembre, casi 530 millones de personas —alrededor del 40 por ciento de la población— estuvieron bajo algún tipo de confinamiento, según una estimación. Gente ha muerto por retrasos en la atención médica o ha pasado hambre.
El aparato de seguridad chino ya está actuando para reprimir las manifestaciones contra la “cero covid”, las protestas más extendidas que ha visto China desde Tiananmén. En todo el país, la policía ha detenido y amenazado a los participantes.
El gobierno, aunque sin comentar en público las protestas, también trató de mitigar la indignación pública relajando las restricciones y desde hace días, por ejemplo, suspendió algunos confinamientos en Cantón.
Incluso si Xi hace que el descontento vuelva a la clandestinidad, la desilusión que las protestas hicieron evidente quizá permanezca.
En conclusión
Un trabajo de New York Times revela que la política de “cero covid” doblegó incluso a los gigantes chinos de internet.
El titán del comercio electrónico Alibaba registró una pérdida neta de casi 3000 millones de dólares el trimestre pasado, en parte debido a la débil demanda de los consumidores.
Tencent, la empresa más valiosa de China, despidió a miles de empleados este año, la primera vez en casi una década que reducía su plantilla.
Muchas fábricas habían recortado su producción debido a la desaceleración de la economía y a los confinamientos que frenaron la demanda de ropa nueva.
No solo en las fábricas la movilidad ascendente parece cada vez más inalcanzable. Lo mismo ocurre en los rascacielos de la región, que en algún momento fueron pruebas relucientes de sueños alcanzados.
La política de “cero covid” puso de manifiesto la facilidad y la aparente arbitrariedad con la que el partido quería y lograba imponerle su voluntad a la gente. Para muchos chinos, ese control ha alterado sus expectativas de progreso constante y ha mermado su ambición y disposición a asumir riesgos.