El próximo domingo tendrá que sobresalir Macri si quiere quitarle votos a Fernández, o todo seguira igual: dos candidatos y cuatro actores de repartado diciendo monólogos en un show mediático.
El Político
El debate argentino no dejó ni vencedores ni vencidos. Aunque son seis candidatos a la presidencia, el primer debate se centro en las intervenciones de Macri, actual mandatario, y el kirchnerista Alberto Fernández
El debate presidencial, el de verdad, fue el que tuvo como protagonistas al kirchnerista y líder en las encuestas, Alberto Fernández (Frente de Todos) y a Mauricio Macri (Juntos por el Cambio), el presidente que no logró, en estos cuatro años de mandato, mejorar el bolsillo de la gente, ni disminuir la pobreza, su gran apuesta. Entre los dos, en las primarias del pasado mes de agosto, sumaron el 82% de los votos.
La retransmisión fue en directo permitiendo seguir el debate desde dentro y fuera de Argentina. También participaron los otros candidatos: el ex ministro de Economía, Roberto Lavagna (Consenso Federal), que expresó su mayor preocupación por “el hambre”; el economista ultraliberal José Luis Espert (Despertar-Unite), que insistió en reducir el gasto del Estado; Juan José Gómez Centurión (Frente NOS), un hombre a la derecha de la derecha, que apuntó contra el aborto; y el joven Nicolás del Caño (Frente de Izquierda Unida), el rostro de la izquierda de la izquierda que enfocó sus mensajes a las mujeres y a la juventud. En Argentina se vota a partir de los 16 años de edad.
Estos últimos cuatro candidatos ocuparon un segundo plano, por detrás de las protagonistas de la noche que fueron Macri y Fernández, en cuyas intervenciones se centró la atención.
Fernández – Macri
Contra todo pronóstico, fue Fernández, el aspirante con más posibilidades, quien se mostró más agresivo. En lugar de contemporizar, el peronista Fernández atacó una y otra vez al actual presidente, Mauricio Macri, y le acusó de mentiroso. Además, adoptó una posición clara en una cuestión tan crucial y delicada como el aborto: se declaró a favor de la legalización, mientras Macri prefirió no pronunciarse.
El aborto está despenalizado parcialmente en Argentina, Curiosamente, durante los doce años largos de gobiernos del matrimonio Kirchner, jamás se tocó esa ley, ya que es conocida la oposición de la expresidenta a la interrupción voluntaria del embarazo.
Además Fernández, jugó con la ventaja que le dan los números de una gestión deficitaria, pero también recibió lo suyo por sus contradicciones sobre la gestión de Cristina Fernández y sus modos autoritarios. Al hombre elegido por «ella» para recuperar la presidencia le traicionó la soberbia y su desprecio manifiesto ante un adversario al que se dirigió, aunque en tono despectivo, siempre como «presidente».
En varias ocasiones le llamó mentiroso, “nunca entendió cómo funciona esto. No sé en qué país vive”. Le acusó del aumento de la deuda pública, le reprochó “su fracasó en la economía” y en tono de amenaza le advirtió que “tendrá que dar explicaciones» en el futuro, porque de los 39.000 millones que nos dio el Fondo (FMI), se fugaron 30.000. Se los llevaron sus amigos”.
Mejores maneras mostró un Macri impecable en las formas y con recursos, aunque escasos por la realidad, bien traídos para su defensa. Respecto a la deuda del 100% sobre el PIB que le reprochó su adversario, el presidente de Argentina matizó que durante la anterior gestión “la deuda creció el 38% del PIB y en la nuestra el 22%”. Y añadió: “Dos de cada tres pesos que tomamos de deuda fue para pagar la deuda del Gobierno al que perteneció Fernández.” Fue el candidatos que ofreció más datos concretos.
Macri recordó el monumental peso de la herencia recibida, “el caos y la cueva de corrupción” que recibió y reconoció que se equivocó en sus pronósticos porque “pensé que iba a ser más simple ordenar esta economía y que íbamos a lograr consensos que no tuvimos”, lamentó.
Economía, Venezuela y corrupción
Si la economía, lo que más le importa a los argentinos, fue el punto débil de Macri, el de Fernández fue Venezuela y la corrupción. Con ceño fruncido y un tono permanente de reproche, el compañero de fórmula de la viuda de Kirchner se lavó las manos con el primero: “Venezuela tiene problemas, más problemas tienen los venezolanos que están adentro y más los que tuvieron que emigrar, pero no quiero intervenir. El presidente está preparando la ruptura de relaciones para poder intervenir. Espero que ningún soldado argentino termine en tierra venezolana”, indicó.
Pero Macri le salió al paso al recordar que Cristina Kirchner condecoró con la orden de San Martín (la de más alto rango) al dictador Maduro, mientras que su gobierno ha reconocido a Juan Guaidó y denunciado las violaciones a los derechos humanos. Seguidamente advirtió: “En esto no puede haber dobles discursos. O se está con la dictadura o se está con la democracia. La neutralidad es avalar la dictadura”.
Además, Macri atacó el flanco más vulnerable de Fernández: el de la corrupción kirchnerista, y recordó que el propio Fernández había descalificado la gestión presidencial de Cristina de Kirchner, antes de aceptar encabezar una candidatura con ella de vicepresidenta. Pero el “factor Cristina” apenas volvió a mencionarse, salvo en una frase aislada del ultraliberal Espert.
Fernández devolvió el golpe recordando el debate final de las últimas elecciones, en el que Mauricio Macri prometió acabar con la inflación y la pobreza. “Ganó la presidencia el candidato que mintió”, subrayó el peronista. Acusó a Macri de haber “destruido la economía” generando una recesión a la que no se le ve término, una inflación superior al 50% anual, más desempleo, más pobreza y una deuda externa que se acerca al 100% del Producto Interior Bruto.
Mauricio Macri fue de menos a más en un debate donde hasta se permitió una ironía sobre el regreso del narcotráfico a la Argentina si gana el kirchnerismo. Apuntó directo al aspirante, y también favorito en los sondeos, a la gobernación de Buenos Aires, el exministro Axel Kicillof: “Supongo que va a poner una narco capacitación en las escuelas”.
La forma del debate
Con el formato previamente pactado por los equipos de cada candidato, eran casi imposibles las sorpresas y los errores. No las hubo. En realidad, no hubo un auténtico debate sino una serie de breves monólogos previamente memorizados y ordenados por temas.
Este primer debate de la campaña fue realizado en Santa Fe, y el segundo y definitivo está previsto para el próximo domingo en Buenos Aires. La primera vuelta de las elecciones tendrán lugar el 27 de octubre. Si se requiere de una segunda vuelta, será el 24 de noviembre.
Los otros candidatos
Roberto Lavagna, que fue ministro de Economía al inicio de la recuperación tras el colapso económico de 2001 y 2002, y aspira a representar el peronismo más reformista, fue vago en su exposición y apeló al consenso. En un par de ocasiones, Alberto Fernández le dio la razón. No hubo roces entre ellos, potenciales aliados en el futuro. Los demás candidatos fueron realmente a lo suyo. Nicolás del Caño, del Frente de Izquierda, propuso medidas típicamente socialistas y guardó medio minuto de silencio “por las víctimas de la represión en Ecuador”. José Luis Espert desarrolló un manual de liberalismo casi puro en lo económico, con duros ataques a los sindicatos y a la gratuidad de la universidad pública. Y el ex militar Juan José Gómez Centurión encarnó al Bolsonaro argentino, con elogios al ejército, palabras de comprensión para la última dictadura y un feroz y continuo rechazo a cualquier hipótesis de legalización del aborto.
Con información de ABC, El País