Joe Biden sería el virtual ganador de las elecciones en Estados Unidos con 74 millones de votos, aunque ahora tenga que soportar sospechas de fraude.
El Politico
Expresó a la partidocracia tradicional, beneficiándose claramente de la ola anti Trump (siendo ese el verdadero plus ganador).
Como Trump ganaba sin problemas antes de la pandemia, Biden fue “elegido” sin mucho entusiasmo para mantener “en posteriores carreras” a candidatos más competitivos como Michelle Obama, entre otros expuso Ricardo Auer en Infobae.
Campaña de Biden
Su campaña no fue atrevida, ni capaz de generar entusiasmo entre los jóvenes por su lenguaje anticuado. Se concentró en una idea: hay que sacar a Donald Trump de la Casa Blanca, mientras la estrategia electoral demócrata fue enfocada hacia los estados que podían darle la victoria; Biden cumplió bien su papel y se las arregló para ganar.
Kamala Harris fue fiel a la idea del sueño americano; hija de madre nacida en el Sur de la India, y padre jamaiquino. Fue la primera fiscal no blanca de San Francisco y la primera fiscal general de California. Acertada inclusión; arrastró el voto femenino, importante en este siglo XXI, que probablemente sea recordado como el Siglo de las Mujeres.
Según la opinión de Ricardo Auer, Trump aún perdiendo, consigue 70 millones de votos, más que los 63 con que ganó en 2016. Trump pierde un enorme caudal de votos femeninos por sus expresiones misóginas; su posición en contra del cambio climático le resta votos en el electorado joven; empata o gana levemente algunos votos con los afroamericanos (pese a una cultura discriminatoria instalada en toda la sociedad) y también con los latinos.
Pierde posiciones por sus oscilantes, superficiales, poco serias y hasta histriónicas manifestaciones para enfrentar la pandemia, la cual se desborda porque no hubo un plan centralmente conducido.
Es claramente apoyado por la gran cantidad de empleo que generó (economía); por su fuerte enfrentamiento con China y por su base electoral del interior profundo que reacciona contra la cultura cosmopolita de los sectores mas intelectuales y de los artistas de las grandes urbes.
La polarización
La polarización no es algo nuevo en la historia política norteamericana; siempre hubo fuertes disputa entre facciones de sus elites dominantes; basta recordar la Guerra Civil de 1861 al 65. Trump no inventó la grieta, pero no dejó de profundizarla.
La actual polarización motivó un inusitado alto caudal de votos. Votaron 160 millones de ciudadanos; la participación más alta desde 1900; casi 70 % del padrón, cuando lo normal desde hace décadas es que no supere el 50% según Ricardo Auer.
Estas elecciones en los EEUU, mostraron una vez más la notable tendencia al error por parte de las principales encuestadoras, algo ya recurrente. La mayoría de las mediciones le daban a Biden una victoria cómoda en los estados llamados pendulares, o sea indefinidos; sin embargo no fue así y no hubo ola azul.
Se verificó nuestra tesis de la polarización geográfica (convergente con las tesis geopolítica de Mackinder) ya que los votantes se alinearon en las costas, con los demócratas, y en el centro del país, con los republicanos.
El país quedo fracturado en dos concepciones civilizatorias encontradas; la de la tierra (continentalismo) y la del mar (atlantismo), pasando a segundo plano la ficticia división entre demócratas y republicanos expuso Auer en su columna.
Fake news
El desarrollo de la inteligencia artificial y los algoritmos produjeron el “ensueño” de un mundo feliz, más visible en las élites intelectuales, educadas y cosmopolitas de las grandes urbes.
Luego fueron llegando las fake news y las “burbujas hiperpolarizadas”, que agrietaron los espacios sociales y políticos, destruyendo las bases de la democracia, que sólo pueden sustentarse en una esfera pública compartida y en identidades diferentes, pero fraternales, dentro de la misma comunidad.
Los conflictos existentes desde siempre, se fueron así potenciando, rompiendo todo a su paso, en miles de fragmentos, observables si se los mira en detalle.