EEUU advirtió directamente este martes que apuntaría contra empresas o personas chinas implicadas en cualquier intento por enviar ayuda letal a Rusia para su guerra en Ucrania.
El Político
Lo cierto es que la nueva advertencia de Blinken a Pekín es la más reciente señal del deterioro de las relaciones entre EEUU y China.
¿Por qué es importante?
El secretario de Estado de EEUU, Antony Blinken, insistió en que armar a las fuerzas de Moscú causaría a Pekín graves problemas en todo el mundo, reportó CNNEspanol.
En sus comentarios más claros sobre cómo respondería EEUU si China decidiera ayudar a su aliada Rusia con equipo letal, Blinken habló de castigos para las empresas chinas que podrían hacer que Beijing pagara un precio económico.
"Advertimos muy claramente a China sobre las implicaciones y consecuencias de seguir adelante con ese apoyo", en referencia a su propia reunión con el alto diplomático chino Wang Yi en Múnich este mes y a las conversaciones del presidente Joe Biden con el presidente Xi Jinping en Indonesia en noviembre de 2022.
Los nuevos enfrentamientos —junto con las crecientes tensiones entre las fuerzas estadounidenses y chinas en Asia y la escalada de enfrentamientos en torno a Taiwán— están escenificando una rivalidad entre superpotencias que viene de lejos y que antaño era teórica, pero que de repente es una realidad cotidiana.
Esta relación cada vez más adversa afecta a múltiples ámbitos de la vida estadounidense, desde la economía hasta la salud pública.
Abarca desde los retos a los que se enfrenta el Ejército de Estados Unidos, que se encuentra en medio de los grandes enfrentamientos geopolíticos de principios del siglo XXI, como en Ucrania, hasta los riesgos que plantean las aplicaciones de diseño chino en los dispositivos electrónicos que todo el mundo lleva consigo a todas partes.
Esto está alimentando la peligrosa posibilidad de que Estados Unidos y China se enzarcen en un camino potencialmente desastroso hacia el conflicto.
Y plantea serios desafíos para un sistema político estadounidense polarizado que lucha por mantener un debate racional sobre estas cuestiones sin caer en el juego partidista de quién puede ser más duro con China. Este juego solo sirve para profundizar un ciclo de escalada entre ambas partes que se perpetúa a sí mismo.
El gobierno de Biden ha reforzado la ya dura postura hacia China que el expresidente Donald Trump adoptó más tarde en su presidencia.
Biden, por ejemplo, firmó el año pasado una nueva ley que permitirá al gobierno gastar US$ 200.000 millones en un intento de reclamar el liderazgo de la industria de chips semiconductores, un sector crítico que podría decidir la carrera económica entre EE.UU. y China en las próximas décadas.
EEUU y China tienen un nuevo frente de confrontación: Ucrania
Otro ejemplo de cómo el antagonismo más amplio entre Estados Unidos y China está tiñendo otras crisis es evidente con el tema de Ucrania.
Estados Unidos, citando información de inteligencia no publicada, se ha pasado la última semana advirtiendo de que China está considerando la posibilidad de enviar ayuda letal para reforzar las fuerzas rusas, una situación que pondría a China en el lado opuesto de una guerra de poder con Estados Unidos y las potencias de la OTAN que han enviado miles de millones de dólares en armas a Ucrania
Pekín ha amplificado durante mucho tiempo las justificaciones de Rusia para la invasión, que tuvo lugar hace un año poco después de que el presidente de Rusia, Vladimir Putin, viajara a la capital china para acordar con Xi una amistad "sin límites".
China preferiría que Rusia, que comparte su forma autocrática de gobierno, no sufriera una derrota total en Ucrania, lo que podría llevar al derrocamiento de su estrecho aliado Putin.
Y China tiende cda vez más a ver sus intereses globales a través del prisma de su enfrentamiento con EEUU, por lo que puede percibir una ventaja en que Washington esté enzarzado en un conflicto armamentístico en Ucrania que le está costando miles de millones de dólares y al que está enviando equipo militar y munición de reserva que, por tanto, no puede utilizar para reforzar sus fuerzas en el Pacífico.
En conclusión
China preferiría que Rusia, que comparte su forma autocrática de gobierno, no sufriera una derrota total en Ucrania, lo que podría llevar al derrocamiento de su estrecho aliado Putin.
Además, la decisión de China de unirse a Rusia en Ucrania supondría un cambio radical en su política exterior, y otra caída masiva en las relaciones entre Estados Unidos y China.
No obstante, China tiende cada vez más a ver sus intereses globales a través del prisma de su enfrentamiento con EEUU, por lo que puede percibir una ventaja en que Washington esté enzarzado en un conflicto armamentístico en Ucrania que le está costando miles de millones de dólares y al que está enviando equipo militar y munición de reserva que, por tanto, no puede utilizar para reforzar sus fuerzas en el Pacífico.
Washington y la Unión Europea responderían sin duda con sanciones a las empresas chinas, una amenaza que probablemente hará reflexionar a los dirigentes de Pekín, cuya economía se recupera lentamente de años de aislamiento a causa del Covid.