Robert O’Brien, asesor de Seguridad Nacional de EEUU, instó a China a que deje de usar maniobras de “coerción” contra al resto de países con los que disputa la propiedad de las aguas del mar de la China Meridional.
El Político
O’Brien ha reiterado el compromiso de su país con “el respeto, la justicia y la libertad” en la región indopacífica.
Además opinó que la región “no tiene interés alguno en regresar a una era imperial en la que ‘quien tiene el poder tiene la razón’”, según ha hecho saber durante una visita a Hanói, la capital vietnamita.
“Es por ello que EEUU ha adoptado un firme compromiso contra la coerción de China en esas aguas”, ha añadido el asesor, antes de pedir a Vietnam que resista “contra aquellos que intentan violar su soberanía” dijo a Infobae.
Polvorín en el Océano Pacífico
Uno de los conflictos más importantes y complejos, a la vez que antiguo, es el que transcurre en aguas del Océano Pacífico en el llamado Mar de China Meridional.
Esta zona en disputa está conformada por el espacio marítimo “encerrado” entre Brunéi, China, Filipinas, Indonesia, Malasia, Vietnam y Taiwán.
Podría graficarse como una versión asiática del “mare nostrum”, como se conocía al mar Mediterráneo en tiempos romanos clásicos. Aunque el Mar de China meridional es aún más grande.
Sin confusiones
El nombre del área en cuestión no debe llevar a confusiones. Se lo trata habitualmente como Mar de China Meridional pero no porque pertenezca a esa nación.
De hecho, los restantes países aluden a esa parte del océano de diversas maneras. Para Filipinas, se trata del Mar de Filipinas occidental y para Vietnam el Mar del Este.
Los malasios evalúan cambiar el nombre en las partes de las que disponen y, hasta los indonesios, quienes no son país litigante, denominan una parte de él como Mar Natuna del Norte, en alusión a islas que poseen en la parte extrema de la zona en pugna.
China y Taiwán reclaman toda la extensión del mar, lo que incluye sectores que los demás países consideran propios. Brunéi, Malasia, Filipinas y Vietnam también tienen reclamos, pero más puntuales y, generalmente, en torno a las islas Spratly y Paracel.
Herencias históricas
Como en todo conflicto territorial, los países interesados apelan a herencias históricas, lecturas parciales del derecho internacional y hacen uso de amenazas veladas y apropiaciones de partes del agua y sus recursos.
Todos ellos, a la vez, utilizan el nacionalismo declarativo como una forma de unir a poblaciones heterogéneas y acentuar la visibilidad de sus pretensiones.
¿Qué tiene el Mar de la China que despierte el intenso interés de tantos países? Por sus estrechos se transporta un tercio del tráfico marítimo mundial y circula la mitad de las toneladas que transportan todas las flotas mercantes del mundo.
Allí circulan materias primas (entre ellas petróleo y el gas) que consumen los países de la región. También tiene importantes yacimientos de hidrocarburos por explotar y recursos pesqueros de primera magnitud, esenciales para la alimentación de las poblaciones asiáticas.
Un conflicto militar de gran escala sería un golpe de consecuencias imprevisibles para la economía global, además, de involucrar a países con gran capacidad armamentística, incluyendo a China, una de las potencias nucleares.