Además de para Donald Trump y Joe Biden, para demócratas y republicanos, las elecciones son un enorme reto para las encuestadoras. Recordemos que en 2016 la mayoría coincidió en dar a Hillary Clinton como ganadora, relativamente cómoda frente a un Donald Trump que pocos veían como una amenaza, sino solo como un trámite.
Pero Trump ganó en 2016 ¿de dónde salieron esos votos? Llamémoslos como queramos: “mayorías silenciosas” o “votos escondidos”, el caso es que hay una parte del electorado invisible en los tiempos de medición previos a la elección, pero presentes e influyentes cuando se cuentan los votos. ¿De dónde vienen y porqué no son detectados en las encuestas?
Hay múltiples razones probables: gente que sencillamente no contesta encuestas; o que dice que no votará aunque sí lo hace al final; defectos en la recogida de datos sobre todo rurales; diseño de muestras que no reflejan la dinámica demográfica, etc. El caso es que el voto invisible sigue siendo un enigma.
En un artículo de este medio, la periodista Cecilia Pachano menciona algunas razones, una de ellas es Internet, que los encuestadores no consideran como factor. Pero ciertamente el caos de la redes contribuye a que las decisiones electorales lleguen a ser más dudosas, cambiantes y repletas de desinformación.
Otro aspecto importante es que no todas las encuestas recogen sus datos de la misma forma. Algunas entrevistan personalmente a la gente en la calle; consultan a las muestran en grupos; realizan llamadas telefónicas, planillas en línea o combinaciones de algunas o todas las anteriores. El caso es que las encuestas por naturaleza tienen márgenes de error, solo que en el caso de las electorales parecen no detectar un grupo de votantes que “aparece” en los resultados pero no en las estimaciones.
Muchas encuestadoras han realizado ajustes. FiveThirtyEight, la marca del famoso estadístico Nate Silver, pronosticó errónemente la victoria de Hillary Clinton en 2016. Ahora parece haber hecho cambios metodológicos y predice el triunfo de Joe Biden. Esta estimación determinará si los ajustes hechos han sido efectivos.
No obstante, para el momento de redacción de este editorial, la cuenta de votos electorales era de 253 para Biden y 213 para Trump (jueves 5 de noviembre de 2020, a las 3:10 am). Es decir, no teníamos certeza del cumplimiento de su predicción. Pero se sabrá y será un ejemplo de cómo han respondido las encuestadoras, que en general vaticinaron el ascenso de Biden a la primera magistratura.
Lo cierto es que si gana Donald Trump, la mayoría de estas marcas estadísticas habrá repetido la debacle de las predicciones de 2016 y la industria seguirá arrastrando esa pequeña gran crisis.
De una forma u otra, necesitamos una industria encuestadora efectiva y confiable. Si no, tendremos que conocer el futuro solamente cuando ocurra.
FNN