El mercado brasileño contuvo hoy la euforia después de la destitución de Dilma Rousseff y ahora vigila de cerca al nuevo presidente, Michel Temer, a la espera de que haga efectivos los anuncios realizados en materia económica.
En la jornada "post-impeachment", la bolsa de Sao Paulo, la mayor plaza de América Latina, avanzó hoy un 0,58 %, hasta los 58.236 puntos, mientras que el real brasileño se apreció un 0,86 % frente al dólar, que cerró la sesión negociada a 3,249 reales para la venta en el tipo de cambio comercial brasileño.
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Los inversores venían digiriendo la salida de Rousseff desde el pasado 12 de mayo, cuando fue separada de su cargo, lo que evitó grandes sobresaltos este jueves, un día después de que el Senado decidiera despojar a la mandataria del cargo para el que fue reelegida en 2014.
A pesar de la ausencia de grandes conmemoraciones bursátiles, el corro paulista acumula una subida del 10 % desde mayo, cuando el Senado dio el primer paso hacia la destitución de Rousseff, mientras que la moneda brasileña ha avanzado alrededor del 7 % en el mismo periodo, alentado por la llegada al poder de Temer.
Desde su reelección, en 2014, el mercado ha mostrado su recelo con la ahora expresidenta, del izquierdista Partido de los Trabajadores (PT), favorable a una mayor intervención del Estado en la economía y una política fiscal menos rígida.
Temer, en cambio, ha ofrecido varias dosis de liberalismo desde que llegó al poder y ha anunciado su deseo de impulsar las privatizaciones, una palabra prácticamente "demonizada" por la formación de Rousseff y del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva.
La hoja de ruta marcada por Temer ha gustado -pero no encandilado- a los inversores, que ahora esperan la puesta en marcha de la agenda económica.
"La luna de miel entre Temer y el mercado continúa, pero para que el matrimonio se consume Temer tiene que entregar", afirmó a Efe el analista Celson Plácido, de la consultora XP Investimento.
Una vez convertido en presidente, subrayó Plácido, Temer debe tomar ahora "medidas firmes" que permitan retomar el control de una economía sumergida en un profunda recesión.
Se refirió concretamente a la reforma del sistema de pensiones, cuyos beneficios responden al 40 % del gasto federal, y a la propuesta de limitar el aumento anual del gasto público en función de la inflación del año anterior.
Esas medidas forman parte del paquete de ajuste fiscal propuesto por el Gobierno para enderezar las cuentas públicas.
"Temer tiene que mandar la minuta de las reformas al Congreso. Hace falta actitud, no sirve solo hablar", resaltó el analista.
En esa línea se pronunció hoy la agencia de calificación de riesgos Moody’s, que destacó los "desafíos" de Temer "en la implementación de las reformas necesarias para el perfil de crédito de Brasil", cuya calificación fue rebajada al "bono basura" a comienzos de año.
"El Gobierno tuvo un relativo éxito al pasar algunas reformas en el Congreso, pero los detalles de la propuesta clave, como la del sistema de pensiones, todavía necesitan ser delineados", subrayó Samar Maziad, vicepresidente y analista sénior de Moody’s.
Maziad alertó que la aprobación de las reformas en el Congreso "exigirá consenso político", lo que, a su juicio, "está lejos de ser garantizado".
La capacidad de Temer "de obtener el apoyo" en el Congreso para llevar a cabo sus planes económicos será un punto "determinante" para que el país pueda mejorar su calificación de crédito, concluyó Moody’s.
Con información de EFE