En Bolivia, se han registrado más de 1.200 casos de violencia desde que comenzó la cuarentena; en Perú, se han denunciado 43 casos de violación, muchos de ellos cometidos dentro del hogar; en Colombia, en la etapa actual, las líneas telefónicas de ayuda a las mujeres han experimentado un aumento del 50% en las llamadas, lo que demuestra que el 77% de los delitos de género se cometen en la misma casa que las víctimas.
El Político
Sin mencionar los casos de asesinato de líderes sociales que son principalmente mujeres, y los ataques perpetrados por los traficantes de drogas y el crimen organizado.
"Esta pandemia de violencia machista continuará hasta que nosotros, como sociedad, hagamos todos los esfuerzos necesarios para detenerla con acciones concretas y cotidianas, porque aunque sólo se abuse de una mujer, es como si se abusara de todas"–concluye la Red de Iglesias Panamericanas-
"La cuarentena deja a miles de mujeres en un infierno, encerradas con un agresor al que le tienen más miedo que al coronavirus", dijo a la AFP Victoria Aguirre, representante de la ONG argentina MuMaLá, que lucha contra la violencia de género.
En Río de Janeiro hubo un incremento del 50% en las denuncias de violencia doméstica
Las mujeres en Brasil están entre los grupos sociales más afectados por la pandemia del nuevo coronavirus, cuando se trata del impacto económico. En este grupo, la situación de vulnerabilidad es más grande entre las mujeres indígenas, afrodescendientes e inmigrantes. Este es el análisis de Maria Fernanda Marcelino, integrante de la Sempreviva Organización Feminista (SOF) y seguidora de la Asociación de Mujeres de la Economía Solidaria (AMESOL).
Las mujeres son mayoritariamente el grupo social que está en puestos más precarios e informales o aquellas que sobreviven con un salario mínimo, o pensiones, trabajos domésticos o prestación de servicios”, explica.
En general, las mujeres son las jefas de familia, es decir, las responsables por mantener a sus hijos y otros familiares, lo que genera una sobrecarga más intensa de las mujeres durante la cuarentena. “Además de pensar en garantizar los alimentos, aún enfrentan la batalla del funcionamiento de la casa. Eso genera una tensión, un estrés”, concluye.
Actualmente, Marceline acompaña la situación de las mujeres artesanas, costureras, y de otras profesiones, que forman parte de la AMESOL y que antes de la cuarentena comercializaban sus productos en ferias libres en la región central de São Paulo y cuenta que la exasperación de estas mujeres ante el aislamiento es gigante, pues no pueden seguir con sus ventas en las calles.
Violencia contra las mujeres
Con la llegada de la cuarentena generada por la pandemia, para muchas mujeres se acabó también la idea de la casa como un ambiente seguro para el descanso, la acogida y el afecto. Esa puede ser una de las razones del incremento de la violencia doméstica desde el comienzo del aislamiento social.
Según el Anuario Brasileño de Seguridad Pública, en 2019, fueron registrados 263.067 casos de lesiones corporales dolosas y un caso de violencia doméstica cada dos minutos.
En marzo de este año, la Organización de las Naciones Unidas divulgó un documento con las posibles consecuencias de la pandemia de covid-19 en el ámbito doméstico.
“[Los riesgos] son más grandes debido al aumento de las tensiones en casa y también pueden aumentar el aislamiento de las mujeres. Las sobrevivientes de la violencia pueden enfrentar obstáculos adicionales para intentar huir de situaciones violentas o acceder a órdenes de protección que salvan vidas y/o servicios esenciales debido a factores como la restricción del movimiento durante la cuarentena”, afirma la organización en un fragmento del documento.
“Analizando los datos en internet, se puede ver que el número de robos o de atracos casi se anula, pero el número de denuncias clasificadas como peleas de parejas, que sabemos que no se tratan de peleas, sino de violencia sexista, estalló debido a esta situación”, afirma Maria Fernanda Marcelino.
“Cuando se tiene un ambiente de violencia, las mujeres se enfermarán, se agudizarán las situaciones de sufrimiento psíquico, depresión, angustia, pánico, porque el lugar que debería ofrecerles seguridad es el lugar que les vuelve más vulnerables”
En Argentina, 18 mujeres fueron asesinadas por sus parejas o exparejas en los primeros 20 días de cuarentena, que comenzó el 20 de marzo, y los pedidos de auxilio telefónico aumentaron un 39 por ciento.
La situación se repite en México, Brasil o Chile, donde las acciones del gobierno y de asociaciones civiles son insuficientes para frenar los asesinatos.
América Latina registró unos 3.800 feminicidios en 2019, según cifras preliminares, un aumento de 8 por ciento respecto al año anterior según el Observatorio de Igualdad de Género de la Cepal.
Tormento diario
México reportó 983 feminicidios en 2019 y 3.226 mujeres fueron víctimas de homicidios dolosos, según cifras oficiales.
El año pasado el teléfono de emergencias por violencia contra la mujer recibió un promedio de 530 denuncias por día.
Asintomáticos: ¿Por qué el peligro está en quienes menos se espera?
Desde el 24 de marzo, cuando se inició la cuarentena por covid-19, "los pedidos de auxilio han aumentado", dijo a la AFP Nadine Gasman, directora del Instituto Nacional de las Mujeres de México (Inmujeres).
María Salguero, investigadora y creadora de un mapa de feminicidios en México, aseguró a la AFP que se han producido "unos 200 desde el 24 de marzo, muchos cometidos contra niñas y perpetrados por sus padrastros".
Aumentan agresiones sexuales
No sólo se registran casos de violencia, las agresiones sexuales se han multiplicado según reportan en el estado Táchirade Venezuela, en la zona fronteriza con Colombia.
Las cifras de los cuerpos de seguridad e instituciones que trabajan en atención a la víctima registran un repunte no solo en las denuncias, también en los casos tipificados como abuso sexual y tratos crueles en niñas, y adolescentes en la región fronteriza con Colombia.
"La violencia machista es una pandemia –
se lee en el sitio web de Repam – que cuando se acompaña de otra pandemia se vuelve aún más feroz". "En la Amazonía –se lee- los indicadores de agresión física, sexual y psicológica contra las mujeres son alarmantes y en muchas zonas casi ‘naturalizados’ por las propias autoridades y los sistemas públicos". El hacinamiento, el hambre y la desesperación resultantes de la crisis económica causada por el coronavirus, exacerban aún más esta realidad".
Sin olvidar el factor salud: en tiempos de pandemia, la atención y el cuidado a las víctimas de la violencia de género se ha vuelto aún más deficiente y pone sus vidas en grave riesgo. Afortunadamente, hay algunos signos positivos: por ejemplo, Repam señala que en muchos estados de la región panamericana "se han activado líneas telefónicas para ayudar a las mujeres". Pero desgraciadamente todo esto no es suficiente: "En la cuarentena, las mujeres se ven obligadas a permanecer cerca de su agresor y por lo tanto no pueden denunciarlo, no pueden pedir ayuda".