Mientras se cuece una resolución no vinculante en el seno del Consejo de Seguridad de la ONU, los países continúan avanzando en el desarrollo de armas que serán operadas por inteligencia artificial (IA).
El Político
Australia, Estados Unidos, Israel y Rusia forman parte del grupo de naciones que trabajan para que el documento, que establecería normas sobre el tema, no esté dotado de obligatoriedad.
A los cuatro países no les convendría una resolución vinculante, pues los cuatro tienen proyectos que han de resultar en la fabricación de dispositivos que tendrán la capacidad de trabajar de manera autónoma.
Según se ha explicado, las armas del futuro serán máquinas de batalla que podrían trabajar sin intervención humana. Eso implica que los aparatos tendrían “libre albedrío” para seleccionar sus objetivos y, eventualmente aniquilarlos.
La decisión será tomada por los propios equipos, a través del algoritmo de inteligencia artificial con el que se programarán, luego de su salida de las líneas de ensamblaje, en las que serán producidos en masa.
En el caso puntual de Estados Unidos, el Departamento de Defensa (DOD, por sus siglas en inglés) le ha dado vía libre a un programa con el que se pretenden construir miles de drones que serán operados mediante IA.
La iniciativa la comunicó el propio DOD a comienzos de 2023 y fue recordada más adelante, en el mes de agosto, por Kathleen Hicks, subsecretaria de Defensa de la administración Biden.
De acuerdo con la funcionaria, Washington le apuesta a esos dispositivos, pues su ensamblaje en masa permitirá equiparar las capacidades militares de China, un país que supera en número a las tropas estadounidenses.
“Contrarrestaremos la masa del Ejército Popular de Liberación de China con nuestra propia masa”, indicó Hicks. La viceministra añadió que la “masa” de los Estados Unidos será “más difícil de planificar, más difícil de atacar, más difícil de vencer”.
En la actualidad, países como Rusia y Ucrania se han valido del empleo de drones para atacar objetivo militares, dentro del marco de la guerra que libran las naciones, tras la operación militar lanzada por Moscú.
Los dispositivos, sin embargo, no se han deslindado del componente humano pues, hasta donde se sabe, han sido conducidos por soldados de los ejércitos que se mantienen enfrentados desde comienzos de 2022.