En solo un año en la Casa Blanca, el presidente Donald Trump endureció la política con Venezuela, retrocedió en la relación con Cuba y soliviantó a un socio clave como México con su empeño en construir un muro fronterizo.
Cristina García Casado / EFE
Con Trump, la diplomacia y el discurso moderado de su antecesor, Barack Obama, han dado paso a una retórica dura y muchas veces ofensiva hacia Latinoamérica y sus inmigrantes en Estados Unidos.
El magnate republicano empezó su campaña electoral en 2015 diciendo que México no envía “a su mejor gente” sino a “violadores”, “gente que trae crimen y drogas”, y mañana cumple un año en la Presidencia entre críticas por haber llamado supuestamente “agujeros de mierda” a El Salvador, Haití y los países africanos.
La negociación entre Nicolás y la oposición pisa un terreno pantanoso
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Este discurso, acompañado de medidas migratorias dramáticas para la comunidad hispana, ha perjudicado notablemente la imagen de Estados Unidos en la región: su aprobación cayó del 49 % en el último año de Obama al 24 %, según el sondeo más reciente de Gallup.
“La credibilidad y reputación de Estados Unidos en Latinoamérica se ha visto perjudicada en el último año”, explicó hoy a Efe el presidente del Diálogo Interamericano, Michael Shifter, quien subraya que esos números son “especialmente malos” en México.
El país vecino, de donde son originarias más de 36 millones de personas en EE.UU., sigue siendo la diana favorita de Trump, que continúa arengando a sus seguidores con el mismo grito de guerra que le llevó a la Presidencia: “¿Quién pagará por el muro? ¡México!”.
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Además de esa retórica y de su política antinmigrante, “la nueva política hacia Cuba, la negación del cambio climático y el proteccionismo económico también han minado la imagen de EE.UU. en Latinoamérica”, señaló a Efe Benjamin Gedan, que fue director para Sudamérica en el Consejo de Seguridad Nacional de Obama.
“El Gobierno de Trump siempre pone los intereses comerciales del país por delante de otras consideraciones. Eso es evidente en el trato descarnado hacia México, un socio económico y de seguridad clave, y en su manejo de Argentina, que se llevó la mala sorpresa de la imposición de altísimas tarifas a sus exportaciones de biodiésel”, indicó el también experto del Wilson Center.
Aunque con un estilo totalmente opuesto, hay dos aspectos comunes a la política de Trump y Obama hacia Latinoamérica en los que todos los analistas consultados por Efe coinciden: ninguno de los dos la situó entre las prioridades de política exterior y ambos identificaron la crisis de Venezuela como el mayor reto regional.
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Trump ha intensificado la presión al Gobierno venezolano con continuas rondas de sanciones económicas individuales y también, por primera vez, financieras, pero ha evitado hasta el momento la medida más rotunda, el embargo petrolero, que reclaman algunas voces como el secretario general de la OEA, Luis Almagro.
Venezuela ha sido desde que ganó las elecciones un tema principal de conversación con los presidentes latinoamericanos y con el español, Mariano Rajoy, y Trump ha hecho gestos simbólicos que evitó Obama como recibir en el Despacho Oval a la opositora Lilian Tintori.
Detrás de ese encuentro, y de su política de mano dura hacia Caracas y La Habana, está el senador de origen cubano Marco Rubio, que ahora presiona para aplicar medidas más rigurosas ante los supuestos ataques a 24 funcionarios estadounidenses en Cuba.
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Estados Unidos acusa al Gobierno cubano de conocer al autor de esas agresiones y no haber protegido a sus diplomáticos -algo que Cuba niega- y por eso dejó su embajada en La Habana en mínimos el pasado septiembre, al tiempo que expulsó de Washington a 17 funcionarios de la legación cubana.
Esto se suma a las medidas para limitar el comercio y los viajes de estadounidenses a la isla, lo cual “ha minado el potencial que pudo haber tenido la política de acercamiento de Obama”, apuntó a Efe Juan Carlos Hidalgo, analista en el Cato Institute.
Trump también ha “cambiado el tono” frente a un aliado clave como Colombia, anotó Hidalgo, “con la amenaza de descertificar” al país por sus retrocesos en la lucha contra la siembra de coca.
Exigen al Grupo de Lima “apretar más la cuerda” contra el régimen de Maduro
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Y ha evidenciado un “doble estándar”, según el director de Human Rights Watch (HRW) para América, José Miguel Vivanco, al apresurarse a reconocer a Juan Orlando Hernández como presidente de Honduras pese a que la misión de observación electoral de la OEA sostiene que no se puede avalar ningún vencedor por las numerosas irregularidades.
En general, todos los expertos coinciden en que Trump ha profundizado una tendencia que ya se criticaba a Obama, la indiferencia hacia la región, y añadido el caos que caracteriza al conjunto de su Gobierno: un año después, no hay política ni equipo fijo definidos para Latinoamérica en el Departamento de Estado.