Un documento desclasificado de la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos (CIA) revela que durante la década de 1980 dos científicos soviéticos, Konstantin Buteyko y Vlail Kaznachev, realizaron una serie de experimentos en busca de armas psíquicas:
El Político
Para ello, los científicos pusieron a prueba la percepción extrasensorial, la presunta capacidad de obtener información o influir en objetos y personas utilizando solo la mente.
El memo de la CIA fue desclasificado por pedido del archivo en línea Black Vault.
Los experimentos
El documento de los agentes estadounidenses resumió la investigación y evaluó que Buteyko había “perfeccionado sus métodos” al ubicar a los voluntarios de los experimentos en una habitación con dos espejos cóncavos en extremos opuestos, que tenían la capacidad de “concentrar la energía psíquica”.
La pesquisa delirante se encuadró en la fiebre de la Guerra Fría y ya había sido mencionada en el libro Mind Wars, de Ron McRae, y Psychic Warfare, de Martin Ebon, en aquellos años.
De acuerdo con el documento, Buteyko, ingeniero y médico, fue reconocido por la creación del Método Buteyko de respiración. Una práctica que procuraba el bienestar físico mediante la cadencia respiratoria con técnicas similares a las del yoga.
Pero su búsqueda de la salud parece haber ido un paso más allá, y fue investigada por la KGB a los fines de sumar una original rama estratégica.
Un trabajo de Infobae plantea que en 1987 la Academia de Ciencias de la Unión Soviética otorgó 450.000 rublos al Instituto Estatal de investigaciones en Inmunología Clínica para que investigara los efectos de la dioxina, un compuesto del agente naranja, en el sistema inmunológico humano”, presentó el cable el informe general.
“Entre 1987 y 1988 unos 3.000 pacientes fueron sometidos a tratamiento médico no tradicional en el Instituto de Medicina Clínica y Experimental [IKIEM]; este tratamiento incluyó el uso de métodos psíquicos”.
Que se describen así: un médico “se concentraba en transmitir energía psíquica al paciente”. Al tiempo que se conecta de modo tal de “experimentar con empatía cualquier malestar” que el sujeto sintiera. E
se conocimiento le permitiría dirigir la forma en que podía “transmitirle bioenergía” al paciente y lo ayudaría a controlar o curar cuadros. La ambición de los científicos soviéticos era grande: apuntaban a tratar así hasta los problemas del corazón.
Un laboratorio No Tradicional
Estas historias fronterizas con la ciencia ficción se desarrollaban en el Laboratorio de Tratamientos No Tradicionales (LNT), cuyo titular era Buteyko, dentro del IKIEM, en Novosibirsk.
“El LNT brindaba a los pacientes una dieta especial y régimen de descanso”. Allí se llevaban a cabo los experimentos psíquicos a fin de “curar asma, sinusitis, alergias, bronquitis crónica, inflamación pulmonar y enfermedad coronaria”.
Autoridad en armas psíquicas
Kaznacheev, el segundo especialista, era descrito por los operativos de la CIA como “una autoridad reconocida en percepción extrasensorial”. Cuyo campo de práctica era la realización de experimentos en los cuales los voluntarios “trataban de enviarse mutuamente imágenes de formas geométricas, como cuadrados o círculos”.
A mediados de la década de 1980 “IKIEM y un instituto no identificado de Leningrado participaron en varios experimentos exitosos de percepción extrasensorial”, detalla el cable.
El académico soviético Kaznacheyev describió cómo en ambas instalaciones de ciencia se realizaron los intentos de transmisión mental de imágenes geométricas. ”Kaznacheyev no dijo cuántos investigadores participaron en estos experimentos. Ni si los militares soviéticos manifestaron estar interesados en los resultados de estos experimentos”.
Autoridad reconocida
Todo comenzó en febrero de 1960. Cuando la revista francesa Science et Vie publicó en su portada que los Estados Unidos habían realizado una “extraña experiencia a bordo del Nautilus”.
El primer submarino nuclear había transitado bajo los hielos del Polo Norte en 1958 mientras uno de sus tripulantes se comunicaba telepáticamente con una base militar de Maryland. Allí un estudiante de la Universidad de Duke le transmitió del mismo modo una serie de barajas.
Según Science et Vie no solo tal experimento había tenido lugar. El tripulante del Nautilus recibió el mensaje telepático, pues identificó con exactitud, el 70% de las cartas.