La expresidenta de Brasil, Dilma Rousseff, participo de las actividades que organizó el PIT-CNT con motivo del paro parcial convocado para hoy por la central sindical. Además de ir al acto en la plaza Libertad, la exmandataria visitó la sede de la gremial para dar una conferencia de prensa.
En relación al impeachment y su posterior destitución, la expresidenta afirmó que "la cuestión del golpe era psicológica", ya que el nuevo gobierno se pensó que después de apartarla "sería todo un mar de rosas". Según Rousseff, el nuevo gobierno no habla de "golpe parlamentario" porque "el golpista no gusta de ser llamado golpista".
"No cometí ningún crimen político y fui sacada", agregó. Además, Rousseff sostuvo que "está en curso en Brasil un proceso en el que el Estado mínimo va a ser implantado", lo que va a significar una "reducción de los gastos sociales". "Nosotros jamás hubiéramos hecho un ajuste que perjudicara a los trabajadores", subrayó la exmandataria.
Asimismo, la expresidenta hizo referencia al salario mínimo y dijo que siempre fue "un instrumento de control". "23 millones de jubilados (el 70%) ganan lo mínimo" en Brasil, por lo que "es importante preservar los programas sociales", afirmó Rousseff.
Durante el acto del PIT-CNT, la expresidenta señaló que los derechos sociales conquistados por casi un siglo de lucha "están profundamente amenazados" en su país, y bregó para que la preservación de la democracia esté en el centro de las preocupaciones a nivel regional.
"Dimos un gran paso que no es suficiente, que no acabó con la desigualdad. En Brasil quieren que volvamos atrás. Me preocupa mucho que sea un proceso que tenga una característica continental. Debemos preservar la democracia como una de las mayores conquistas. Sin democracia no tenemos cómo luchar contra las desigualdades".
"Nosotros hemos visto cómo los gobiernos populares fueron atacados frontalmente de sur a norte de nuestro hemisferio", afirmó la exmandataria. Además, subrayó que "la fuerza debe ser conjunta" porque las "conquistas sociales" de los gobiernos progresistas están "en riesgo". "Los derechos en mi país están amenazados", sentenció.
También planteó que la democracia es lo que puede paliar el gran "miedo" que está apareciendo en las sociedades. "(El miedo) se debe al hecho que delante de la fuerza de algunos procesos financieros sin controles, ni regulación, las personas se sienten amenazadas de perder el empleo y sus referencias, y son objeto de una fuerza que nadie controla. El gran papel de la democracia es que nos reconozcamos como personas con igualdad, pero sobretodo personas. No podemos aceptar que nos reduzcan a individuos aislados, que no construyen lazos, ni la solidaridad más elemental entre seres humanos".
Rousseff hizo referencia a las dictaduras militares que tuvieron lugar en América Latina durante la década de 1970. "En Brasil hubo una tentativa de retroceder, de retornar a la situación pasada de desigualdad", dijo. Sostuvo que "este es un momento en el que los países en desarrollo están viviendo los movimientos más violentos de desigualdad", por lo que se debe construir una "cooperación entre los pueblos" para detener estos procesos.
Con información de El Observador