La brutal avalancha que arrasó la ciudad de Mocoa, en el sur de Colombia, mató a 254 personas, entre ellas 43 niños, según un último balance, y dejó a un pueblo invadido por barro, piedras y una gran desolación.
Más de 200 heridos son atendidos tras el alud causado por el desborde de tres ríos la medianoche del viernes luego de inclementes lluvias en la región andina. "Un mar de lodo" que se llevó todo por delante, según testigos.
"Me informan que desgraciadamente la cifra de muertos subió a 254″, tuiteó el presidente Juan Manuel Santos, que ha encabezado las tareas de socorro y de reconstrucción.
Poco antes, en un mensaje televisado a la Nación tras visitar la zona del desastre, informó que entre las víctimas mortales, al menos 43 eran niños. "Por todos ellos elevamos nuestras oraciones", dijo, y advirtió que las cifras son "todavía preliminares".
"Encontré la mano de un bebé"
Con el lodo aún no totalmente seco, "sigue la labor de búsqueda para encontrar sobrevivientes, aún estamos dentro de la ventana de las 72 horas posteriores a un desastre así", dijo a AFP un portavoz de la Cruz Roja Colombiana (CRC). Ésta podría cerrarse el lunes.
Además, avanza la identificación de cadáveres que permanecían en el hospital de la ciudad.
En la capital del Putumayo fue un día nublado y de un calor pegajoso. Apenas cayeron algunas gotas este domingo, mientras muchos buscaban a sus seres queridos o trataban de recuperar alguna pertenencia tras perderlo todo.
Tras un sobrevuelo, la Fuerza Aérea no encontró ningún indicio de represamiento en ríos o quebradas, minimizando la posibilidad de una nueva avalancha. Servicios de meteorología estimaban un descenso en las precipitaciones.
"Me fui a buscar a mi sobrina pero no la encontré. Escarbé y escarbé hasta que me encontré fue la mano de un bebé, fue horrible. A ella se la llevó el lodo, ya no la voy a ver", contó desolada a la AFP Marta Gómez.
Con los pantalones llenos de barro y junto a su perro, un pastor alemán también embarrado, esta mujer de 38 años esperaba para inscribirse y recibir ayuda gubernamental.
Un desolador panorama la rodeaba: muñecas descabezadas en el lodo, zapatos abandonados de todos los tamaños, gigantes raíces de árboles arrancados, vehículos atascados, gente cargando desde cestas con huevos hasta neveras y muebles desde las casas destruidas.
La mayoría de los barrios afectados son pobres y con población desplazada por el conflicto armado de medio siglo que azota a Colombia.
AFP