La compra de drones de uso común por parte de los servicios de protección civil de Estados Unidos, como cuerpos de policía local o bomberos, ha despegado en los últimos tiempos hasta el punto de que solo en 2016 la cifra de adquisiciones igualó a la de los últimos siete años.
Así lo señala "Public safety drones", una investigación publicada este mes por el Centro para el estudio del Dron de la Bard University en Nueva York y firmada por Dan Gettinger, su director, quien explicó a Efe que ello puede indicar hacia dónde se dirigirá la industria de los drones en el futuro.
Los datos de las compras "subrayan hasta qué punto han superado los drones para el consumidor a aquellos de gama alta y especializados" que habitualmente se promocionan entre las agencias públicas, destaca el documento.
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Para Gettinger, se trata de una tendencia que está "despegando": en 2016, 167 departamentos de protección civil en Estados Unidos adquirieron uno de estos aparatos aéreos, el doble que en 2015 (82) y más que en los años anteriores. "Cada vez es más frecuente la compra de drones", resumió.
Además, los drones de uso común son más fácilmente reconocibles y no exigen un largo proceso de aprendizaje, como es el caso del modelo Phantom, del fabricante chino DJI, el que más abunda entre las agencias.
El estudio abarca desde 2009 hasta principios de 2017, a pesar de que las primeras compras de este aparato tecnológico se remontan a 2006, cuando el departamento del sheriff del condado de Los Ángeles probó el SkySeer, un dron de unos 2 kilos que podía alcanzar una velocidad de 46 kilómetros por hora.
En comparación, el Phantom, presente hoy en 159 oficinas en EEUU, puede pesar alrededor de 1,3 kilos y alcanzar hasta 72 kilómetros por hora, dependiendo del modelo, además de ser controlable desde un dispositivo móvil, entre otras cosas.
Gracias a la innovación que aportan estos drones, que van equipados con cámaras o sensores, los servicios de protección civil lo tienen más fácil para localizar a personas, evaluar daños en sucesos como un incendio o reconstruir escenas de un crimen.
En Nueva York, por ejemplo, el cuerpo local de bomberos (FDNY) utilizó por primera vez el mes pasado un dron para asistir a sus efectivos en la extinción de un fuego en un edificio de seis pisos, lo que les permitió realizar una grabación aérea en directo con rayos infrarrojos y reducir así riesgos para el equipo.
No obstante, el dron utilizado por el FDNY -un Livesky de la marca Hoverfly- contaba con un anclaje de cable a la corriente eléctrica en tierra, característica que representa las restricciones a las que se enfrentan algunos departamentos, especialmente en ciudades grandes.
En este sentido, el director del centro de investigación opinó que la protección civil en localidades pertenecientes a áreas rurales también puede estar liderando la compra de drones porque hay "menos impedimentos" para ello que en las zonas urbanas.
Hasta 2016, la Administración Federal de Aviación (FAA) requería a las agencias de seguridad pública que utilizan drones tener un certificado de autorización que obligaba al operario del aparato a ser un piloto licenciado.
Fuente: EFE