Los 10 principales aspirantes a la nominación presidencial del partido Demócrata se enfrentarán en la ciudad tejana en su tercer debate este jueves 12 de septiembre, y la selección de la sede tiene un sentido estratégico, reseñó Univisión.
El Político
Según la reportera Antonieta Cádiz, no es al azar que hayan elegido dicha ciudad. Houston se convirtió en la tercera sede de debate presidencial demócrata porque el partido quiere demostrar que Texas sí importa a nivel de estrategia política. Quizás no tanto como para realizar una convención, pero sí suficiente como para traer a las campañas a un terreno del que desde hace décadas perdieron el control y donde las esperanzas de recuperarlo suelen terminar en frustración.
Texas sigue siendo un enclave republicano por varios años, con los principales cargos locales en manos de los conservadores, pero, a su vez, el estado le dio dos escaños más a los demócratas en el Congreso federal en las elecciones de mitad de período de 2018. Además, están a nueve puestos de teñir de azul la mayoría en la Cámara de Representantes estatal de 150 miembros.
“Este es uno de esos momentos en que Texas no está siendo descartado por nadie. Seas republicano, demócrata o independiente, estarás interesado en lo que ocurra aquí y es la primera vez en largo tiempo que no ocurría algo así”, afirmó el alcalde de Houston, Sylvester Turner, al hablar del venidero debate.
Cabe acotar que en el año 2016, Donald Trump ganó los 38 votos electorales de Texas con un 52.2% de los sufragios, separándose por 8 puntos porcentuales de Hillary Clinton. En 2012 Mitt Romney le ganó a Barack Obama en el estado por 15.8%.
Las brechas se van angostando más, de acuerdo con algunos análisis. Ese es el precepto que ha comenzado a llamar la atención de los demócratas mientras Texas destaca, aunque todavía muy pálidamente, entre los estados péndulo de la próxima elección presidencial, destaca Cádiz.
Texas y el respaldo de las minorías
Univisión resalta que durante años Texas ha proyectado la inalcanzable promesa de transformarse de rojo a azul, algo que no se ve hace más de cuatro décadas en el llamado estado de la estrella solitaria. Elección tras elección, el estado ha estado último en la lista de prioridades de los demócratas a la hora de enfocar recursos y publicidad para llegar a los votantes.
El portal detalla que las minorías siempre han sido parte de las promesas incumplidas y en potencia. Entre los 28.7 millones de residentes de Texas, un 41.5% es caucásico, 39.6% latino, el 12% es afroamericano y un 5.2% asiático.
Fuente: Univisión