Los Demócratas se alistan a dar la batalla por los recursos para el plan de gasto social de Biden mientras intentan unificar sus escasas mayorías.
El Político
El ambiciosos paquete de $3,5 billones para gasto social constituye el núcleo de la agenda económica y política del presidente Joe Biden.
Según el reporte de The Hills los líderes demócratas tienen un breve plazo el miércoles para que una docena de comités del Senado terminen de redactar partes del proyecto de ley. Aspiran aprobar, para finales de mes, el plan de gasto en la Cámara de Representantes.
"Pero se enfrentan a una serie de puntos de fricción, como el costo total del paquete y la forma de pagarlo", apunta el medio capitalino.
Puntos de fricción
Incluso sin el paquete de gasto social los legisladores tienen una agenda copada que incluye el financiamiento del gobierno. Y tienen poco tiempo. Aunque el Senado regresa el lunes, la Cámara no vuelve sino hasta la próxima semana.
Los Demócratas del Senado mantuvieron conversaciones semanales con los comités. Esperan conseguir un acuerdo entre la Cámara y los 50 demócratas del Senado que les permita evitar una largas sesiones de trabajo entre ambas partes.
Por su parte, el líder de la mayoría del Senado, Charles Schumer (D-NY), convocó a miembros individuales y mantuvo llamadas con los presidentes de los comités durante las vacaciones de agosto.
"Nuestro objetivo es tener una propuesta conjunta que el presidente, los demócratas de la Cámara y los demócratas del Senado puedan aprobar y apoyar", dijo Schumer a los periodistas, aunque reconoció que "hay algunos desacuerdos".
Demócratas con mayoría mínima
Como refieren los analista de The Hills la tarea se complican por las escasas mayorías que tienen en ambas cámaras. La presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi (D- Cal), no puede perder más de tres miembros de su bancada, y Schumer no puede perder ni un solo voto demócrata.
"Las tensiones entre moderados y progresistas han aumentado, presionando a los líderes del partido y a Biden", puntualiza el medio.
Pelosi acordó llevar el proyecto de ley de infraestructura, de aproximadamente 1 billón de dólares, para que se apruebe por el pleno del Senado en una votación antes o el 27 de septiembre. Ello como parte del acuerdo que alcalzara el mes pasado con los centristas.
Esto presiona a los demócratas para que el proyecto de ley de gastos de 3,5 billones de dólares, una prioridad de los progresistas, esté listo en el mismo plazo.
Para esta ala, el paquete debe incluir los principales objetivos del partido, como la ampliación de Medicare, la lucha contra el cambio climático y la tan ansiada reforma migratoria.
Carrera contrareloj
A juicio de los periodistas de The Hills, hay escepticismo por parte de los legisladores y ayudantes de que puedan cumplir con el plazo establecido en el fin de mes.
"Cualquier movimiento para retrasar el proyecto de ley aprobado por el Senado correría el riesgo de enfurecer a los moderados con los que Pelosi ha llegado a un acuerdo", apunta la nota The Hills. Y los progresistas están advirtiendo que lo hundirán si llega al pleno sin el plan de 3,5 billones de dólares.
Los impuestos de los Demócratas
El mes pasado la Cámara de Representantes y el Senado aprobaron por mayoría simple en ambas cámaras, una resolución presupuestaria que da luz verde a un paquete de gastos de hasta 3,5 billones de dólares.
Según explica The Hills las normas presupuestarias impiden que el Partido Republicano boicotee la medida en el Senado. Aunque esas normas también podrían limitar lo que los demócratas incluyan en ella.
Manchin y otros moderados han advertido en privado y públicamente durante semanas que están incómodos con el precio, que los demócratas están proponiendo pagar, en parte, mediante el aumento de los impuestos a las empresas y algunos ingresos altos.
Han dicho que no pueden respaldar la cifra de 3,5 billones de dólares. Los líderes demócratas prometen seguir adelante, pero algunos no descartan que la cifra máxima pueda rebajarse.
Diferencias internas de los Demócratas
Consultado sobre la posibilidad de reducir los $ 3,5 billones, Schumer reconoció que había una división dentro de la bancada sobre si es demasiado o demasiado poco. Y aunque predijo que los demócratas se unificarían, no especificó una cifra.
El ala progresista advirtió durante semanas que tratar de reducir el plan sería contraproducente, ya que perdería votos de la izquierda.
Pero todavía tienen que limar muchos de esos detalles en medio de un estira y encoge, no sólo entre moderados y progresistas, sino también entre los demócratas de la Cámara de Representantes y del Senado.
Los del Senado son partidarios de utilizar el proyecto de ley para ampliar la cobertura de Medicare a la visión, la audición y la odontología, y quieren que entre en vigencia antes que sus homólogos de la Cámara de Representantes. También quieren utilizar el dinero para reforzar la Ley de Asistencia Asequible y Medicaid.
Deben resolver además otras diferencias desde la magnitud de la reforma de los medicamentos recetados y el crédito fiscal para los niños, hasta si aceptan la sugerencia de Manchin de realizar pruebas basadas en los ingresos para algunos de los beneficios.
Y todavía hay conversaciones en curso sobre cómo pagar el proyecto de ley de manera más amplia, incluyendo hasta qué punto inclinarse por el aumento de los impuestos.
Fuente: The Hills