A pesar de los cantos de sirena del deshielo y la apertura económica, Cuba se asoma a una importante crisis, acuciada por el cierre del grifo en el crudo subsidiado de Venezuela, lo que obliga a la isla a buscar alternativas a contrarreloj para diversificar su economía y evitar un colapso.
Aunque no hay cifras oficiales, Cuba estaría recibiendo actualmente por debajo de los 80.000 barriles diarios, lejos de los 105.000 que llegó a obtener en los mejores momentos del idilio Cuba-Venezuela, que los entonces presidentes Fidel Castro y Hugo Chávez iniciaron en 2003 y que todavía perdura.
Las dificultades para lograr un suministro estable de petróleo -la isla solo produce el 40 % de lo que consume- obligan a Cuba a buscar nuevos socios y el presidente Raúl Castro se ha dirigido esta misma semana por carta al mandatario ruso, Vladimir Putin, para solicitar colaboración en ese sentido.
La crisis estructural de Venezuela tiene un doble impacto en Cuba: por un lado tiene que recurrir al mercado mundial a comprar petróleo a precios más caros; y por otro, implica una pérdida de ingresos por la exportación de servicios profesionales, ya que el país suramericano está recortando la contratación de médicos y maestros cubanos.
Esta situación ha despertado los fantasmas del Periodo Especial, el colapso de gran envergadura que sufrió Cuba tras la caída de la Unión Soviética, aunque "el choque será menor ya que la economía cubana no es hoy tan dependiente de un único socio", apuntó a Efe Carmelo Mesa-Lago, profesor emérito de Economía de la Universidad de Pittsburg.
"La dependencia comercial de Cuba con la URSS implicaba en torno a un 70 %, si se suman el resto de países del bloque socialista hubo años que alcanzó el 75 %. Con Venezuela, el comercio externo no ha sobrepasado el 44 %", explicó.
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Según Mesa-Lago, nada puede evitar que la isla caiga en una importante crisis, cuyos efectos serán más palpables el año que viene, cuando la balanza de pagos de Cuba se vea resentida por la pérdida de ingresos por la venta de servicios profesionales, no sólo con Venezuela, sino además con un Brasil también en dificultades.
"El problema es que Cuba no cuenta con un plan B a corto plazo. El único sector que proporciona ingresos seguros es el turismo, pero es un cuello de botella, porque el país no está preparado para absorber la avalancha de visitantes, sobretodo estadounidenses, que quieren viajar a la isla", apunta el economista cubano-estadounidense.
La buena noticia en medio de la tormenta es la supuesta bolsa con 8.200 millones de barriles de crudo de alta calidad que la empresa australiana MEO halló en Motembo, entre las provincias de Matanzas y Villa Clara.
Ese lugar fue el primer campo petrolífero de Cuba y se explotó desde finales del siglo XIX hasta los años sesenta, cuando se anunció que ya estaba seco.
Sin embargo, por cautela o exceso de celo, dentro de Cuba ninguna fuente oficial confirma el hallazgo, solo anunciado por la empresa australiana que firmó en septiembre de 2015 un acuerdo con el monopolio estatal Unión Cuba-Petróleo por el 100 % de los derechos de exploración.
De ser cierto, el descubrimiento será un "pelotazo" para Cuba, ya que según MEO se extraerían un millón de barriles diarios de ese yacimiento, lo que permitiría a la isla autoabastecer con creces su consumo actual de 157.000 barriles diarios, de los que ahora solo produce 68.000, e incluso exportar excedentes.
No obstante, hasta que esto se traduzca en ingresos, Cuba debe encarar las dificultades de una inminente crisis, al menos este 2016 y en 2017, cuando "es muy probable que la economía entre en recesión", señaló a Efe el cubano Pavel Vidal, profesor de Economía de la Universidad de Cali.
"El crecimiento del PIB quedará cercano a cero o ligeramente negativo este año. Lo peor vendrá el año que viene. En 2016 las empresas cubanas pueden atenuar el shock con los inventarios y contratos ya firmados, pero en 2017 tendrán un ajuste mucho más duro de gastos y la caída del PIB podrá ser de casi un 3 %, la primera contracción del PIB en 24 años", aclaró Vidal.
Después de crecer un 4 % en 2015, el Gobierno cubano pronosticó un aumento del PIB del 2 % para 2016, objetivo que a mitad de año rebajó al 1 %, una meta demasiado ambiciosa para muchos analistas que auguran una recesión para los próximos años.
Con información de EFE