Rusos y chinos tienen estrategias distintas de intromisión en los sistemas informáticos de occidente, sobre todo los estadounidenses. Los chinos se concentran en robar información de propiedad intelectual, actividad con la que se han hecho de especificaciones, patentes y valiosa información industrial. No parecen estar interesados en alterar o influir en el proceso electoral.
No obstante, los rusos sí. La investigación sobre la "colusión rusa" de 2016, llevada a cabo por el Fiscal Especial Robert Muller, lo confirmó. Pero su fin no es entrar a los sistemas electorales digitales, sino aplicar ingeniería social para fomentar divisiones y enfrentamientos sociales. En 2020 tampoco hay evidencias de intentos directos de intervenir el sistema digital de las elecciones, pero sí hay amplias pruebas de enormes campañas para azuzar las llamas de grupos enfrentados (blancos vs negros, endógenos vs inmigrantes, derechistas vs izquierdistas, ricos vs pobres, pro-vacuna vs anti-vacuna y así sucesivamente). No hay duda que muchas de estas iniciativas ha logrado exacerbar ánimos, devenir en violencia y polarizar la sociedad en todos los terrenos posibles.
El informe oficial enumeró diversos métodos de entradas no autorizadas a sistemas, robo de identidad, colapso de servidores, pero sobre todo ingeniería social para empujar a la gente a posiciones polarizantes y enfrentadas.
En épocas de elecciones nacionales, como ocurrió en 2016, estas campañas se intensifican, sobre todo para favorecer a ciertos candidatos en particular. En el podcast Del305al310, Jesus M. Rodríguez y Fernando Nunez-Noda analizan los antecedentes, motivaciones, métodos y respuestas a esta intromisión. Revisan los hallazgos e intentan anticipar consecuencias de esta guerra silenciosa que ocurre en bits, pero que afecta la vida de miles de seres de carne y hueso.
Aquí el podcast: