Pese a las críticas de algunas organizaciones de DDHH, la cruzada del presidente Nayib Bukele contra las pandillas salvadoreñas ha dado sus frutos. Hoy, los niños, como revelan algunos analistas, juegan fútbol hasta altas horas de la noche en campos que solían ser territorio de pandillas.
El Político
Un trabajo de NYT revela que cuando la pandilla criminal MS-13 mandaba en la colonia de Las Margaritas, uno de sus bastiones en El Salvador, había que seguir unas reglas para poder sobrevivir.
No podías vestir el número 8 porque estaba asociado con la pandilla rival Mara Barrio 18. No podías usar la marca de zapatillas deportivas que usaban los pandilleros. Y bajo ninguna circunstancia podías llamar a la policía, reportó NYTimes.
“La gente no podía quejarse con la policía por lo que decían los bichos”, afirmó Sandra Elizabeth Inglés, residente del lugar, refiriéndose a los miembros de la pandilla. “Hasta cierto punto llegó a ser la autoridad en este sistema”.
Este día, en un nuevo operativo, trasladamos al segundo grupo de 2,000 pandilleros al Centro de Confinamiento del Terrorismo (CECOT).
Con esto, ya son 4,000 pandilleros los que habitan la cárcel más criticada del mundo. pic.twitter.com/A2oTUIYubW
— Nayib Bukele (@nayibbukele) March 15, 2023
Panorama general
El Salvador, el país más pequeño de América Central, solía ser conocido como la capital de los asesinatos del hemisferio, y tenía una de las tasas de homicidios más altas del mundo, exceptuando zonas de guerra.
Pero en el año transcurrido desde que el gobierno declaró un estado de emergencia para mitigar la violencia de las pandillas, a través del despliegue de las fuerzas militares en las calles, la nación ha experimentado una transformación notable.
Organizaciones de derechos humanos del país han denunciado que apenas un tercio de los detenidos tienen vínculos comprobados con las pandillas.
El resto, afirman, son producto de una campaña de limpieza social para ganar puntos de cara a las elecciones del año que viene
“Puedes caminar libremente” afirmó Inglés. “Tanto ha cambiado”.
El Faro, el principal medio de comunicación del país, hizo un trabajo de inspección en el país a principios de este año y llegó a una conclusión impresionante: las pandillas, en su gran mayoría, “ya no existen”.
Sin embargo, según los críticos, ese logro ha tenido un costo incalculable: arrestos masivos que se llevaron a miles de personas inocentes, la erosión de las libertades civiles y el descenso del país hacia un Estado policial cada vez más autocrático.
La mayoría de los salvadoreños parecen estar dispuestos a aceptar ese trato. Hartos de las pandillas que los aterrorizaron y obligaron a muchos a huir a EEUU, las encuestas sugieren que la amplia mayoría de la población apoya las medidas y al presidente responsable de ellas.
Entre líneas
Con índices de aprobación cercanos al 90 por ciento, el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, de 41 años, se ha convertido en uno de los líderes más populares del mundo y se ha ganado seguidores en todo el hemisferio occidental.
Los hondureños corearon el nombre de Bukele y lo vitorearon durante la toma de posesión de su presidenta el año pasado.
Una encuesta reveló que la población en Ecuador, donde se está incrementando la violencia, tiene una mejor opinión de Bukele que de sus propios líderes.
A medida que los políticos de México y Guatemala han prometido emular la férrea estrategia de Bukele, los críticos están cada vez más preocupados de que el país pueda convertirse en un modelo para un trato peligroso: el sacrificio de las libertades civiles a cambio de la seguridad.
“Sigo siendo increíblemente pesimista sobre lo que esto significará para el futuro de la democracia en la región”, afirmó Christine Wade, una experta en El Salvador del Washington College en Maryland.
“El gran riesgo es que esto se convierta en un modelo popular para que otros políticos digan: ‘bueno, podríamos brindarles más seguridad a cambio de que renuncien a algunos de sus derechos’”.
Muchos analistas creen que el repunte de la violencia fue señal de una ruptura del supuesto pacto; Bukele ha negado haber realizado dicho acuerdo.
En contexto
Según el rotativo estadounidense, el gobierno salvadoreño ha arrestado a más de 65.000 personas en el último año, incluidos niños de hasta 12 años, lo que ha más que duplicado la población carcelaria total.
Según el conteo del propio gobierno, más de 5000 personas sin vínculos con las pandillas fueron apresados, y eventualmente liberados. Al menos 90 personas murieron bajo custodia, declaró el gobierno.
Las organizaciones defensoras de derechos humanos han documentado arrestos masivos arbitrarios, así como hacinamientos extremos en las cárceles y reportes de torturas por parte de los guardias.
Félix Ulloa, vicepresidente de El Salvador, declaró en una entrevista que los reportes sobre abusos de las autoridades estaban siendo investigados y afirmó que las personas inocentes que habían sido arrestadas estaban siendo liberadas.
“Hay un margen de error”, afirmó, defendiendo lo que calificó como una estrategia “casi quirúrgicamente impecable”.
“La gente sale, compra, va al cine, va a la playa, va a los partidos”, afirmó. “Hemos devuelto la libertad al pueblo”.
En lo que solían ser algunas de las zonas más peligrosas del país, las casas abandonadas que le pertenecían a los miembros de las pandillas están siendo remodeladas y reocupadas por nuevos inquilinos.
En las calles de Las Margaritas, una colonia en Soyapango, un municipio que solía ser espantosamente violento en el centro del país, los autos ahora pueden estacionarse sin que los dueños tengan que pagar 10 dólares mensuales a los extorsionistas de las pandillas.
Antes de las medidas enérgicas, nadie visitaba el principal mercado al aire libre del municipio sin permiso de los pandilleros, afirmaron los vendedores. Hoy, el mercado es visitado masivamente por cualquiera que quiera estar allí.
En resumen
Organizaciones internacionales como Human Rights Watch (HRW) también han denunciado “abusos a gran escala” en los centros penitenciarios.
La investigación del organismo, que tuvo acceso a una base de datos oficial, registró desde marzo hasta agosto del año pasado la muerte de 32 personas bajo custodia en los penales.
Además de hacinamiento extremo, hay “miles de personas, incluidos cientos de menores, detenidos y procesados por delitos definidos de manera amplia que violan las garantías básicas del debido proceso”.
La guerra extrema contra las mafias ha logrado debilitar a las dos principales organizaciones criminales, la Mara Salvatrucha-13 y Barrio-18.
Al mismo tiempo, la estrategia electoral le está funcionando al presidente, que registra los mayores niveles de popularidad de un mandatario desde la vuelta a la democracia a principios de los noventa tras la sangrienta guerra civil.
No obstante, la realidad en El Salvador es otra: Los niños pueden jugar en las calles hasta altas horas de la noche sin ser víctimas de la violencia de las pandillas.
Además, la cantidad de homicidios se desplomó. Los pagos por extorsión impuestos por las pandillas a los negocios y los vecinos, que solían ser una economía en sí misma, también se redujeron, afirmaron los analistas.