Daniel Ortega, líder de Nicaragua, asomó la posibilidad de retirar a su país de la Organización de Estados Americanos (OEA).
El Político
Esta decisión de retirar a Nicaragua de la OEA responde como medida de respuesta a que la Asamblea General de ese organismo desconoció los resultados electorales.
Hace unos días se llevaron a cabo unos cuestionados comicios en los que Daniel Ortega fue "reelegido" en el cargo de presidente de esa nación.
“La represión y los abusos del gobierno de Ortega y quienes lo apoyan exigen que Estados Unidos actúe”, dijo el martes en Washington el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, quien anunció que tanto Ortega, su esposa y vicepresidenta Rosario Murillo, sus ministros y varios otros funcionarios no pueden ingresar a territorio estadounidense.
Reporta una nota de El Universo que Estados Unidos y Reino Unido sancionan a Nicaragua por represión e irregularidades en elecciones
Estas prohibiciones se suman a una serie de sanciones aplicadas por Washington contra funcionarios y familiares de los Ortega Murillo en los últimos meses.
Poco antes de ese anuncio, el Parlamento nicaragüense, controlado por la gobernante exguerrilla Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN, izquierda), instó a Ortega, “en su condición de jefe de Estado (…) a que denuncie la Carta de la Organización de Estados Americanos (OEA)”.
El pedido se aprobó por 83 de 87 diputados. Denunciar la Carta implica retirarse del organismo.
La declaración se adoptó “ante las reiteradas acciones injerencistas de la OEA en los asuntos internos de Nicaragua”, dijo el jefe del Legislativo, Gustavo Porras, quien pidió al Ejecutivo gestionar el retiro del organismo a través de los mecanismos establecidos.
El gobernante FSLN controla los poderes e instituciones del Estado.
Salida de la OEA
El artículo 143 de la Carta de la OEA permite a un Estado miembro renunciar mediante una notificación, en un proceso que dura dos años.
Aunque la salida de Nicaragua del sistema interamericano aún debe ser aprobada por el presidente y notificada a la OEA, la vicepresidenta y primera dama ya celebró el pedido.
“Estamos contentos”, dijo Murillo. El pedido del Congreso “ratifica nuestra exigencia de respeto a las decisiones soberanas y dignas de nuestro pueblo y el principio de no injerencia en nuestros asuntos propios”, agregó.