Acaban de finalizar los Juegos Olímpicos de verano en la ciudad brasileña de Río de Janeiro, y la delegación cubana, en general, tuvo un desempeño por debajo de lo esperado por los jerarcas del deporte en la isla.
Antes de partir para la cita carioca, el señor Antonio Becali, presidente del Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (NDER), pronosticó que Cuba obtendría entre seis y siete medallas de oro, superaría las actuaciones de Londres 2012 y Beijing 2008, y quedaría entre las primeras 20 naciones en el cuadro de medallas.
Solo se cumplió el último vaticinio al ubicarse la isla en el lugar 18 del medallero. Pero no se alcanzaron las medallas de oro pronosticadas, al logarse solamente cinco; mientras que tampoco se pudieron mejorar las actuaciones de las olimpiadas precedentes.
Esta comparación de lo hecho ahora por Cuba en Río de Janeiro, con su desempeño en anteriores olimpiadas merece un análisis especial, pues muestra la verdadera involución sufrida por el deporte cubano.
En Montreal 1976 la isla obtuvo un total de 13 medallas de cualquier color; en Moscó 1980 fueron 20 medallas; en Barcelona 1992 fueron 31; en Atlanta 1996 fueron 25; en Sidney 2000 fueron 29; En Atenas 2004 fueron 27; en Beijing 2008 fueron 24; y en Londres 2012 se alcanzaron 14. Ahora en Río 2016 solo se logran 11 medallas (cinco de oro, dos de plata y cuatro de bronce). Es decir, que el deporte cubano ha caído a su nivel más bajo en los últimos 40 años.
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Solo dos deportes aportaron medallas de oro a la delegación cubana: el boxeo y la lucha. Mientras que otros dos quedaban muy por debajo de lo esperado: el judo y el atletismo.
El primero de ellos, que exhibía seis medallas de oro en la historia de las olimpiadas, en esta ocasión se alzó únicamente con una medalla de plata por intermedio de Idalis Ortiz.
No son pocos los que opinan que la ausencia del entrenador Ronaldo Veitía, hoy jubilado, pesó en la baja actuación de las judocas de la isla.
No hay dudas de que el atletismo fue la gran decepción cubana en Río de Janeiro. La única medalla alcanzada fue de bronce por intermedio de la discóbola Denia Caballero, la que supuestamente le discutiría el título olímpico a la croata Sandra Perkovic. Basta con decir que a partir de la olimpiada de Tokio en 1964, cuando Enrique Figuerola alcanzó una medalla de plata, nunca el atletismo cubano había obtenido tan magra cosecha. Aquí la caída se ha remontado a más de 52 años.
Y mientras los deportistas que representaban a Cuba, con más penas que glorias desandaban pistas y canchas, los aficionados pudimos observar a través de la televisión cómo una cantidad apreciable de atletas nacidos en esta tierra competían por otros países. Un capítulo más de la estampida que desangra a este país. En este sentido mención especial para el vallista Orlando Ortega, que dio a España una medalla de plata.
Ah, y que no se pongan muy contentos los mandamases del deporte cubano por la inclusión del béisbol en la próxima cita olímpica de Tokio 2020. Solo participarán seis equipos, y con lo mal que anda la pelota cubana, no les será fácil clasificar para estar presentes en la nación asiática.
Con información de Cubanet