El Gobierno cubano guarda silencio tras la victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos, mientras en la calle los ciudadanos cuestionan hasta qué punto es posible desandar el proceso de normalización diplomática iniciado dos años atrás con Barack Obama.
Las autoridades de la isla han manifestado su deseo de que ganara quien ganara, los dos países pudieran seguir avanzando en el proceso de deshielo, también conscientes de que eso solo ocurrirá si el nuevo inquilino de la Casa Blanca está dispuesto a seguir los pasos del presidente Obama.
Por ello, y dado que Trump se ha pronunciado en contra del giro dado por su antecesor a la política de EE.UU. hacia la isla, se abre una "incertidumbre importante" sobre lo que hará el nuevo mandatario, dijo a Efe el analista político y exdiplomático cubano Carlos Alzugaray.
"Al pasar de demócratas a republicanos hay un cambio de signo y hay elementos confusos", señaló el analista, quien recordó que la postura del magnate hacia Cuba varió durante la campaña al pasar de pedir un "mejor acuerdo" pero no oponerse al acercamiento, a amenazar con revertir todo el proceso.
El exdiplomático, en cualquier caso, no percibe "mucho nerviosismo ni preocupación" en el Gobierno de Raúl Castro, aunque descarta que se puedan lograr sus principales reivindicaciones: el levantamiento del embargo, que sigue dependiendo del Congreso con mayoría republicana, y la devolución del territorio que ocupa la base naval de Guantánamo.
No obstante, en las últimas semanas los dos países han acelerado el trabajo para avanzar en los acuerdos logrados hasta ahora y concretar otros nuevos antes de que Obama deje el poder en enero próximo.
"Trump adapta su discurso a las circunstancias (…). Si gobierna como un hombre de negocios y protege los intereses económicos de EE.UU., es posible que siga con la idea de flexibilizar el bloqueo o al menos no ir hacia atrás en lo avanzado con Obama", sostuvo Alzugaray.
Más allá, gobernar como hombre de negocios "quizá" supondría también suprimir de las políticas estadounidenses los elementos "injerencistas" que ha denunciado Cuba y que buscan ampliar el respeto a las libertades y derechos del pueblo cubano, opinó.
"Quizá eso a Trump no le interesa, pero hay políticas de EE.UU. que van en piloto automático y los funcionarios siguen haciendo lo que estaban haciendo", precisó.
Recordó, además, que al país vecino le interesa mantener una relación correcta con el Gobierno cubano en temas en los que ya se ha avanzado, como lucha contra el terrorismo, ciberseguridasd, medioambiente o transporte aéreo.
La política hacia la isla también "va a depender mucho" del equipo del que se rodee el nuevo presidente, agregó.
En las cuentas oficiales de la diplomacia cubana en las redes sociales no se registra movimiento desde hace unas horas: ni siquiera en la de la directora general para EE.UU. de la Cancillería cubana y activa tuitera, Josefina Vidal, quien ha sido la cara más visible de la isla en el proceso de normalización de relaciones.
En las calles de La Habana se percibía este miércoles normalidad, aunque varias personas entrevistadas por Efe manifestaron su decepción por la derrota de Clinton, a quien veían la candidata idónea para proseguir el camino de la reconciliación.
"Habrá que ver qué hace (Trump). Pienso que ante todo un presidente debe ser humano (…). Revertir las medidas sería un poco feo. Para qué traer división, si eso no lleva a nada", sostuvo Pedro Roberto, ingeniero informático.
Para el músico Herman Mendoza, "hay preocupación" sobre la postura hacia Cuba del nuevo presidente estadounidense, aunque "es posible" que sus amenazas fueran solo una "estrategia" electoral que después no se materialice.
"Pero el levantamiento del bloqueo parece imposible", consideró.
Silda Arana, estudiante de Historia del Arte, se mostró convencida de que la llegada de Trump "va a afectar mucho a la situación de Cuba respecto al bloqueo".
"Me impresioné mucho, no me esperaba eso (…). Hillary era la mejor elección, lo que ha pasado estos dos años ha sido una gran evolución", dijo la joven cubana, quien vaticinó un distanciamiento en la relación bilateral.
En medio de esta decepción, los cubanos se desayunaron con un enorme anuncio en la portada del periódico estatal Granma en el que se anuncia una maniobra de entrenamiento militar en todo el país para elevar "la preparación de las tropas y la población para enfrentar las diferentes acciones del enemigo".
Estos ejercicios se realizaban en otras épocas como "aviso" a EE.UU., pero según Alzugaray en este caso no se pueden vincular a la victoria de Trump porque "estaban planificadas de hace tiempo y tienen que ver con el 60 aniversario del desembarco del Granma", el barco en el que Fidel Castro regresó a Cuba desde México para iniciar la Revolución.
Con información de: EFE