De entrada, la cifra astronómica: 56.036.854.337,74 dólares. Redondeando, 56.000 millones. De ese monto fue que dispuso el fallecido presidente Hugo Chávez por la vía de decenas de “fondos” que creó con total discrecionalidad y sin contraloría entre 1999 y 2012.
Por Valentina Lares y Marcos David Valverde
El cálculo, elaborado por Armando.info, tomó como punto de partida una serie de documentos filtrados desde la sede del Ejecutivo venezolano y compartidos por el Proyecto de Reporte de la Corrupción y el Crimen Organizado (Occrp, por sus siglas en inglés). Se trata de cuatro informes del Ministerio de Planificación y Finanzas, de la Oficina Nacional del Tesoro y del Banco de Desarrollo Económico y Social (Bandes), además de una presentación de la estatal petrolera Pdvsa. Los documentos datan de entre 2007 y 2012.
Aunque la mayoría de los fondos anunciados contaron con asignaciones en bolívares, para fines de la totalización en este trabajo, las cifras en moneda venezolana se reconvirtieron a dólares utilizando la tasa oficial establecida por el control de cambio impuesto por el gobierno en los años en que estos fondos fueron creados.
Los documentos revelan la proliferación de “fondos” para todo tipo de acciones o proyectos y a la vez dan fe de una gestión totalmente a discreción de Hugo Chávez, así como de una administración financiera sin rigor.
A partir de estos papeles se identificó la existencia de al menos 40 fondos, pero la cifra expuesta proviene de las asignaciones a 30 de ellos, pues de los restantes 10 no aparece en los documentos disponibles ninguna información sobre montos asignados y mucho menos ejecutados. La totalización tampoco incluye el Fondo de Desarrollo Nacional (Fonden), con más de 174.898,10 millones de dólares, y el Fondo Conjunto Chino-Venezolano, con alrededor de 68.678,21 millones de dólares, los más conocidos y robustos en cuanto a la disposición de dineros públicos.
Un fondo llamado “Único”, pero que no lo fue
La creación de fondos comenzó tan pronto como Chávez se dio cuenta de la flexibilidad que esa figura podía otorgarle en el manejo del dinero público. Entre los primeros se encuentran el Fondo Único Social, creado en 1999, como “medida extraordinaria” para distribuir recursos a programas sociales y, luego, el Fondo de Inversiones para la Estabilización Macroeconómica, creado en 2001 para ahorrar dólares de la renta petrolera.
Refiriéndose a este último, Chávez hizo un vaticinio o una confesión, quizá involuntaria. “Ustedes todos saben que contamos con esa alcancía que es el Fondo de Inversiones para la Estabilización Macroeconómica. Pues bien, llegó la hora de utilizar parte de esos recursos y para ello fue que nuestro Gobierno activó este Fondo y hemos estado fortaleciéndolo (…) son fondos de contingencia que nos permiten disminuir el impacto que puede causar la volatilidad de los ingresos petroleros”, dijo el 12 de febrero de 2002, en una alocución desde el Palacio de Miraflores, sede del gobierno.
A partir de entonces, los fondos pasaron de ser una alcancía para contingencia a una caja chica del Ejecutivo. De forma incremental, entre 2010 y 2012 –en la ruta a su última campaña de reelección presidencial–, tomaron formas diversas y sorprendentes; nombres opacos, objetivos impresionistas o apenas mencionados, como el de Ahorro Nacional de la Clase Obrera. Eso sí, todos millonarios.
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