Definitivamente la cooperación internacional en la protección del clima es uno de los tópicos que tiene pendiente en su agenda la conferencia del COP26 en Glasgow, Escocia, que apenas se inicia y que se prolongará a lo largo de 14 días de deliberaciones.
El Político
En su lugar Web informativo, la agencia alemana de noticias DW se pregunta: ¿Qué proyectos van a la cuenta de qué país? Entonces, hay algunos aspectos que razonablemente deben tenerse en cuenta y aclararse.
Existe un proyecto alemán que tiene sentido. Y es que con el apoyo germano actualmente se instalan en Ruanda 90 mil hornos menos contaminantes operativos en poblados de ese país. Y que puede habilitarse otros 40 mil 00 nuevos hornos cada año. El principal resultado consiste en reducir considerablemente la tala de árboles para las fogatas tradicionales y disminuir la contaminación del aire en las viviendas. De este modo puede evitarse la emisión de cerca de 270 mil toneladas de gases de efecto invernadero por año.
Los recursos financieros para la construcción de los hornos, que tienen un costo unitario de 100 euros, proviene de Alemania. En función de lograr la meta, la organización Atmosfair recolecta aportes financieros provenientes de empresas y particulares, los cuales logran compensar sus emisiones derivadas de los viajes en avión.
The #M8 will be extremely busy during @Cop26?
Roadworks on the M8 at Woodside Viaduct will also substantially add to journey times.
Avoid the M8 (particularly at peak times) if you can.
Go to https://t.co/Y10NSnyxCy for all the information you need to #PlanAhead. pic.twitter.com/7YC4ruTwff
— Traffic Scotland (@trafficscotland) November 1, 2021
En COP26 hay mucho que escarbar
Este es solo un ejemplo de la práctica de años en la cooperación internacional en materia climática. Pero es incierto que eso se mantenga en el futuro, porque no está claro que en la COP26 se pueda regular lo que ha de ocurrir con proyectos de esta naturaleza.
Con el Acuerdo de París en 2015, los países bajo el paraguas de la ONU se comprometieron a cumplir objetivos nacionales, a diferencia de lo previsto en el "Protocolo de Kyoto". Este solo contemplaba que los 38 países más ricos redujeran sus emisiones de gases nocivos para el clima. A fin de cuentas, son los países industrializados los principales responsables del cambio climático.
En seguimiento de esta lógica surgieron proyectos como el de Ruanda. Países ricos aportan dinero para financiar proyectos sensatos en países más menos pudientes. Y, a cambio, reducen su carga de "pecados climáticos".
Empero, desde París, las cosas resultan ser distintas. Cada país es responsable de proteger el clima a su manera. Y de evitar que el calentamiento global sobrepase los 2 grados Celsius. En lo posible, se intenta limitarlo a 1,5 grados.
Lo que no se reguló en París, ni en conferencias posteriores, es precisar cuáles proyectos pueden ser similares al de Ruanda. ¿Se abonarán a la cuenta alemana o a la ruandesa? ¿Quién podrá financiar cuáles proyectos en el futuro? Todo habrá de consignarse en el "Artículo 6″, en el que aún faltan definiciones concretas.
El logro de recursos, caso pendiente
Pero es una verdad que a falta de acuerdos peligran los proyectos. Si esto no se aclara en Glasgow, sobrevendrán los problemas, según el gerente de "Atmosfair", Dietrich Brockhagen. Comentó: "Construimos a diario nuevas plantas para la producción de energías renovables. Para eso, necesitamos dinero y lo recibimos de nuestros clientes, mediante la compensación voluntaria de emisiones de CO2″. Al mismo tiempo subrayó que por esta razón se precisa que la COP26 arroje resultados en cuanto al Artículo 6.
"De lo contrario, tendremos que suspender estos proyectos de cooperación", lamenta. Dicho en otros términos, desde esta perspectiva, el proyecto de Ruanda debería ser contabilizado en Alemania. Y no contar a favor de las metas climáticas ruandesas. Si no, una misma medida de protección del clima se contaría por partida doble.
Países como Brasil quieren contabilizar tales proyectos como logros propios. David Ryfisch, experto climatólogo del grupo ecologista alemán Germanwatch, demandó en conversación con DW, sobre todo, transparencia. Porque para los países es demasiado tentadora la posibilidad de reducir su propia deuda ambiental mediante complicados cálculos y trucos.
Fuente: DW