El reactor nuclear que el régimen de Beijing promete construir en Zárate, en la Provincia de Buenos Aires, podría considerarse como un experimento. Uno de alto riesgo. Y el primero de su tipo en América Latina. Es que nunca antes , entró en funcionamiento en otras latitudes. Ni siquiera en la lejana China, donde la empresa encargada de la obra aún no activó ninguno. De concretarse su construcción, la Argentina se convertiría en un laboratorio de pruebas, según difundió infobae
El Político
Lo cierto es que la compañía encargada del monumental proyecto es China National Nuclear Corporation (CNNC), una de las más importantes del floreciente sector de aquella nación y bajo total control del Partido Comunista Chino (PCC).
Un dato a considerar es que el acuerdo se inició en 2013, en la era de Cristina Kirchner. En 2018 el ex presidente Mauricio Macri lo modificó para poder ejecutarlo. Eran tiempos en que la economía local aún no crujía. Poco después, la misma gestión argentina puso en stand by la decisión por la debacle financiera y social. No había forma de afrontar el costo de 8 mil millones de dólares que implicaría la obra, incluso a pesar de que el régimen se había comprometido a financiarlo en un 85 por ciento, a 20 años y con ocho de gracia. Tal es la generosidad oriental. Sin embargo, según supo Infobae, el plan sigue en pie.
Un experto en materia nuclear que prefiere el perfil bajo explicó que “el punto central es que el reactor en cuestión -Hualong One- no está en funcionamiento en ningún lado, ni en China. Están todos en construcción”, remarca En la actualidad hay seis de estas nunca probadas plantas en obra: dos en Guanxi y dos en Fuqing, en China y otras dos en Punjab, en Pakistán. La de Argentina comenzaría a tenderse este mismo año, pero su fecha de inicio y de finalización son una incógnita.
Un dato a evaluar es que pese al forzado hermetismo gubernamental, todo parece indicar que la política de la anterior gestión continuará en este caso, tal como sucede con la Estación Espacial China de Neuquén, ratificada por el ministro de Ciencia y Tecnología, Roberto Salvarezza.
Como se sabe, en ese centro de observación, solo se permite personal chino: nadie sabe qué observan y escuchan con sus poderosas antenas y tecnología.
Irma Argüello, directora ejecutiva de la Fundación de No Proliferación para la Seguridad Global y física experta en materia nuclear, indicó que “a diferencia de nuestros reactores, el Hualong One o HPR1000 funciona con uranio enriquecido y agua liviana. Los nuestros son de uranio natural y agua pesada”, explicó “Al día de hoy no hay ninguno operando en el mundo. La idea de China es lograr ventas internacionales”, agregó.
Otro de las interrogantes es por qué el Gobierno argentino encararía la construcción de una nueva central nuclear cuando el país tiene un potencial superávit energético, que se espera lograr en los próximos tres años y supeditado a que Vaca Muerta, en la provincia de Neuquén, duplique su producción de gas. Esto es si las reglas de juego no varían para las empresas que invirtieron millones para perforar el suelo de aquel estado. También genera incógnitas el motivo de aceptar la propuesta china teniendo en cuenta el margen hidroeléctrico sin explotar, que permitiría casi triplicar la actual producción.
Hay que tomar en cuenta que el riesgo ambiental emerge como uno de los factores que más preocupan en un área tan poblada y con tanta biodiversidad. Andrés Nápoli, director Ejecutivo de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN), indicó a Climate Diplomacy: “No consideramos la energía nuclear como energía renovable, tiene muchos riesgos con respecto al funcionamiento de los reactores y los residuos. No es adecuado para la Argentina. Una nueva planta nuclear requeriría estudios de riesgo e impacto, y no hemos visto ninguno”.
Con información de: infobae