Rusia se ha convertido en un Estado fallido, con fronteras descontroladas, formaciones militares privadas, una población que huye, decadencia moral y la posibilidad de un conflicto civil.
El Político
Y aunque ha aumentado la confianza de los líderes occidentales en la capacidad de Ucrania para resistir el terror de Putin, crece la preocupación sobre la propia capacidad de Rusia para sobrevivir a la guerra.
Según The Economist, el Estado ruso está fracasando en la función más básica de todas. Lejos de proteger la vida de su pueblo, representa la mayor amenaza para él, al utilizarlo como carne de cañón.
Movilización en Rusia
El 21 de septiembre, ante la derrota militar en el campo de batalla de Ucrania, Putin ordenó la movilización de unas 300.000 personas. Mal entrenados y mal equipados, su única función es obstaculizar el avance de las fuerzas ucranianas. Es poco probable que muchos de ellos sigan vivos el año que viene por estas fechas.
La movilización causó en Rusia una conmoción mucho mayor que el propio comienzo de la guerra. Algunos de sus efectos ya son visibles: se incendiaron centros de reclutamiento y al menos 300.000 personas huyeron al extranjero (además de las 300.000 que se marcharon en las primeras semanas de la guerra).
The Economist publicó que la mayoría de ellos son jóvenes, educados y con recursos. El impacto total de su marcha en la economía y la demografía del país aún está por ver, pero la tensión social va en aumento.
Sin fin al conflicto
Putin no puede ganar, pero tampoco puede permitirse poner fin al conflicto. Tal vez espere que haciendo que tanta gente colabore en su guerra, y sometiéndola a más de su venenosa propaganda fascista, podrá alargar las cosas.
Si lo consigue, o si el flujo de bolsas de cadáveres, unido al descontento de la élite, provoca su caída, determinará cuántas personas más morirán y hasta dónde caerá Rusia.
Como dijo Alexei Navalny, líder de la oposición rusa encarcelado, en una de sus comparecencias ante el tribunal: “No hemos podido evitar la catástrofe y ya no nos deslizamos, sino que volamos hacia ella. La única cuestión será con qué fuerza tocará fondo Rusia y si se desmoronará”.