Miles de correos electrónicos, supuestamente robados de la cuenta profesional de John Podesta, jefe de campaña de Hillary Clinton, han sido publicados en los últimos tres días por el portal de filtraciones Wikileaks.
Es el tercer proyecto de esta publicación este año que parece tener como objetivo dañar la candidatura de la aspirante demócrata a la Casa Blanca. Los emails, difundidos entre el pasado viernes y este lunes, revelan los entresijos de tomas de posiciones clave para Clinton a la hora de ampliar su base de votantes entre la izquierda.
“¿Por qué no preguntas por los emails, Anderson?”, dijo durante el debate presidencial del domingo Donald Trump, el aspirante republicano, muy molesto con los moderadores porque, en su opinión, no estaban preguntando lo suficiente a Clinton por las nuevas revelaciones de Wikileaks.
La publicación de estos emails había sido aplastada mediáticamente por la explosiva grabación que publicó el Washington Post el viernes en la que se oye a Trump haciendo zafios comentarios sobre las mujeres. Esa cinta ha desatado una tormenta en la campaña y en el propio Partido Republicano.
Ante esa tormenta mediática, los emails de Podesta son un escándalo de baja intensidad, pero que poco a poco están poniendo a disposición del público datos llamativos sobre las posiciones de la candidata. La campaña de Clinton y el propio Podesta se han negado a confirmar si efectivamente los emails son auténticos. Este afirmó este martes que el FBI está investigando el robo de estos correos.
Lo principal revelado el viernes fueron supuestos extractos de sus discursos ante grandes firmas de Wall Street. Concretamente, se menciona que dijo ante un grupo de inversores inmobiliarios que “hay que tener una posición privada y una posición pública”. Los moderadores del debate le preguntaron por esta frase y ella contestó que se refería a las recomendaciones de Abraham Lincoln para lograr acuerdos políticos en el Congreso de EEUU.
En una charla en el Deustche Bank, Clinton dijo que la reforma del sector financiero “debe salir de la propia industria”, según un extracto de los emails publicado por Associated Press. La frase más problemática es una en la que dice que sueña con un “mercado común hemisférico, con libre comercio y fronteras abiertas”.
La posición de Clinton sobre los acuerdos comerciales internacionales ha sido una de las más delicadas de su campaña. Ante la necesidad de ganarse el apoyo de sindicatos, Clinton ha tenido que virar su apoyo inicial al acuerdo de libre comercio impulsado por el presidente Barack Obama con naciones del Pacífico (TPP), que ha acabado rechazando. Trump, por su parte, ha hecho de su oposición a todos los acuerdos de libre comercio, pasados o en negociación, el argumento principal de su discurso económico para evitar la fuga de empleo de Estados Unidos.
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El rival de Clinton por la nominación demócrata, Bernie Sanders, también se opuso a los tratados de libre comercio. La capacidad de Sanders para movilizar al electorado más a la izquierda del Partido Demócrata, especialmente a los jóvenes, supuso un problema inesperado para Clinton, que acabó virando su discurso hacia la izquierda para ganar la nominación.
Durante la campaña, Sanders exigió en varias ocasiones que la candidata hiciera público el contenido de sus discursos pagados para grandes firmas de Wall Street en el periodo que pasó entre el fin de su servicio como secretaria de Estado y el anuncio de su campaña. La filtración de estos documentos sirve a aquellos que creen que Clinton tiene un doble discurso, para los poderes económicos y para las bases demócratas.
Otro ejemplo es una serie de correos, hallados por Reuters en la filtración, en los que la campaña se esfuerza por mantener un difícil equilibrio entre sindicatos y ecologistas a la hora de definir una posición sobr el oleoducto Keystone XL. Clinton acabaría anunciando su oposición a la construcción del oleoducto, en lo que suponía un golpe a los sindicatos pero la acercaba a los ecologistas. En los emails se habla de la forma de "suavizar el golpe" a los sindicatos a través de la presentación de un gran programa de empleo en energía e infraestructuras.
Hasta este lunes, Wikileaks había publicado más de 5.000 correos electrónicos en tres capítulos. Fuentes del Partido Demócrata citadas por Reuters dicen que creen que Wikileaks tiene más de 50.000 correos y que planea sacarlos poco a poco hasta las elecciones del 8 de noviembre.
En julio de este año, Wikileaks hizo públicos casi 20.000 correos electrónicos de la cúpula del Comité Nacional Demócrata justo antes de la convención en la que Clinton iba a ser nominada como candidata del partido. Los emails venían a demostrar el favoritismo de la cúpula del partido, que está obligada a ser neutral, con Clinton y su disposición para frenar a Bernie Sanders. Las revelaciones hicieron dimitir a la jefa del Comité, Debbie Wasserman Schulz.
Además, Wikileaks ha colocado en su web una base de datos que permite buscar dentro de los 30.000 emails que Clinton hizo públicos dentro de la investigación por el uso de un servidor privado cuando era Secretaria de Estado.
El Partido Demócrata y la campaña de Clinton llevan tiempo acusando a hackers con origen en Rusia de estar detrás de estos robos de información. El viernes fue el Gobierno de Estados Unidos el que hizo suya esta acusación. “Creemos, basados en el alcance y el sentido de esto, que solo funcionarios del más alto nivel de Rusia pueden haber autorizado estas actividades”, dijo en un comunicado. Los robos “tienen como intención interferir en las elecciones”. Rusia ha negado cualquier implicación a través de su Ministerio de Exteriores.
Hillary Clinton era secretaria de Estado de Estados Unidos en 2010 cuando Wikileaks publicó la masiva filtración de documentos diplomáticos (más de 250.000 cables de comunicaciones oficiales) que revelaban los entresijos de la diplomacia de ese país a través de sus cancillerías en todo el mundo.
Con información de El País