La subida vertiginosa del dólar hace que algunos contemplen una acción poco frecuente, aunque no impensable: que las principales potencias mundiales se pongan de acuerdo para manipular la moneda estadounidense hasta que caiga.
El Político
Un extenso reportaje en El Economista. es, da a entender que ya esto sucedió con el Acuerdo del Plaza de 1985.
En ese momento, existía un contexto de inflación creciente, una agresiva campaña de subidas de tipos de la Reserva Federal y un dólar en alza.
En otras palabras, una escena que se parece mucho a la actual, un paralelismo que no pasará desapercibido para los ministros de finanzas y los gobernadores de los bancos centrales del G-7 que se reúnen esta semana.
La demanda del ‘billete verde’ ha sido implacable este año, como consecuencia de que los tipos de interés han subido más rápido en EEUU que en otras economías desarrolladas y de que la guerra de Ucrania ha provocado una estampida hacia el último refugio.
La subida del 6% del dólar en cinco meses ha llevado al yen a su nivel más bajo en dos décadas y ha devuelto prácticamente al euro a la paridad con la divisa americana.
Para Stephen Miller, veterano de los mercados durante cuatro décadas y antiguo director de renta fija de BlackRock en Sidney, la situación actual recuerda a su época de joven en el Departamento del Tesoro de Australia, donde tuvo un asiento de primera fila para ver cómo se desarrollaba el Acuerdo del Plaza.
Mediante este acuerdo firmado en el Hotel Plaza de Nueva York, Francia, Japón, el Reino Unido, EEUU y Alemania Occidental acordaron debilitar el dólar, una postura adoptada por la creencia de que la enorme subida del dólar estaba dañando la economía mundial.
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