El fin de semana pasado, el canciller alemán Olaf Scholz y otros altos funcionarios viajaron a la ciudad portuaria norteña de Wilhelmshaven para inaugurar la primera terminal flotante de Alemania para gas natural licuado (GNL).
El Político
La terminal, la primera de cinco planeadas en puertos a lo largo de los mares del Norte y Báltico, es una parte de la estrategia de Alemania para sobrevivir este invierno, y el próximo, y el siguiente, sin las importaciones de gas rusas que él y otros países de la Unión Europea tienen. volverse profundamente dependiente.
“Este es un buen día para nuestro país y una buena señal para todo el mundo de que la economía alemana estará en condiciones de seguir siendo fuerte, producir y enfrentar este desafío”, dijo Scholz. “Cuando dijimos que, por ejemplo, una terminal de este tipo debería construirse aquí en Wilhelmshaven este año, muchos dijeron que nunca sería posible, que nunca tendría éxito. Y lo contrario es cierto”.
Un controvertido acuerdo que finalmente llega pero no disminuye los riesgos. Los ministros de energía de la Unión Europea lograron un pacto que revisa a la baja el precio del gas, un herramienta que busca que el fluido no descarrile la golpeada economía del bloque.
Meses de negociaciones
El debate llevó meses de negociaciones dado que las diferencias eran marcadas entre los socios. Sin embargo, los Veintisiete finalmente cerraron este costo de referencia, un entendimiento en el momento que las derivaciones de la guerra en Ucrania, por el chantaje de Vladimir Putin al suministro de gas, pone en emergencia al continente que ha visto el regreso de la inflación y el descontento social.
Reunidos en Bruselas, los responsables de la Energía decidieron un umbral máximo más bajo que el altamente controvertido propuesto originalmente por la Comisión Europea. El “mecanismo de corrección del mercado” prevé activarse cuando el precio de los contratos de un mes supere, durante tres días consecutivos, los 180 euros por megavatio hora y se produzca una diferencia entre el precio de los mercados europeos y mundiales de 35 euros.
En conclusión
Hasta hoy parecía inalcanzable la coordinación de una política común al respecto. Se requirieron tres consejos de Energía y hasta un Consejo Europeo, para tener esta idea conjunta para el gas. Pasaron tres meses para el anuncio de la ministra checa, Jozef Sikela, cuyo país ocupa la presidencia rotatoria de la UE. Junto a sus colegas informó que “han llegado a un importante acuerdo que protegerá a los ciudadanos de las subidas de los precios de la energía, con un mecanismo realista y eficaz, que incluye las garantías necesarias para la seguridad del suministro y la estabilidad de los mercados financieros”.
El gesto de fraternidad, para muchos en Bruselas, era necesario luego de la erosión sobre la credibilidad de las instituciones comunitarias que ha provocado la investigación abierta sobre eurodiputados sobornados por lobistas qataríes y marroquíes. Sin embargo, los Estados miembros estaban tan divididos sobre el tema que hubo que presionar el compromiso. Por eso, se alcanzó la medida por mayoría cualificada y no por unanimidad, como esperaba originalmente la presidencia checa de la Unión Europea.
Fuente: Infobae