Este lunes se conoció que la vicepresidenta del régimen de Nicolás Maduro, Delcy Rodríguez, había pautado reuniones en Madrid que tenían que ver con el tema petrolero. Se informó al menos de una. Pero pudieron ser muchas más, reseñó Al Navío.
El Político
El reportero Juan Carlos Zapata reseña que ya se sabe que la vicepresidenta de Maduro no pudo entrar a España, impedida por las sanciones dictadas en su contra por la Unión Europea. Pero Delcy Rodríguez creía que iba a entrar, y como alguien se lo había prometido -un plan frustrado por el gobierno de Pedro Sánchez- había agendado reuniones. Al menos conocimos de una. Y tenía que ver con el negocio petrolero. Porque este encuentro era con un empresario del petróleo, un empresario español.
Ahora Bloomberg ha lanzado la información de que el régimen de Maduro está ofreciendo a las multinacionales asociadas con Petróleos de Venezuela, PDVSA, participaciones mayoritarias en las empresas mixtas. O lo que es lo mismo, privatizar el negocio y la joya de la corona de las empresas de Venezuela, aunque venida a menos, por la propia gestión de Maduro. La agencia informa que el régimen de Maduro ha planteado la opción a la rusa Rosnfet, a la española Repsol, y a la italiana Eni.
El diario ALnavío también informó en exclusiva el 10 de diciembre de 2019 que Maduro le había entregado el circuito de operaciones a las multinacionales como una medida extrema de recuperar la producción petrolera, que todavía se ubica por debajo de los 900.000 barriles diarios. Y fue un director de Finanzas de una de las grandes petroleras del mundo quien le explicó al diario ALnavío en qué consiste el esquema. Que PDVSA entregó todas las operaciones a las multinacionales: desde la producción hasta la comercialización, el cobro de la factura y la administración del dinero. Ahora son las multinacionales las que manejan la caja y le pagan a PDVSA lo que le corresponde. Lo que pasa es que este no es convenio constitucional, pero, aun así, sigue desarrollándose.
Ahora, lo que dice Bloomberg, no es un paso más. Son tres pasos adelante. Es llegar hasta el centro, al corazón de la empresa, PDVSA. Un paso que ningún gobierno anterior se atrevió a dar. Es formalizar lo que se viene dando en la práctica, pero entregando la posición dominante dentro de las empresas conjuntas o mixtas.
En el caso de Maduro se entiende. No puede con la producción petrolera. No conoce el negocio petrolero. PDVSA está endeudada y desmantelada, sin personal calificado, sin gerencia, sin tecnología. No cuenta con recursos propios para invertir. Tampoco puede obtener financiamiento externo. Maduro busca capital, y socios. Se encuentra atrapado y sin alternativa. Solo hay un problema: las sanciones internacionales le impiden resolver esa crisis particular, la crisis petrolera. Y son las sanciones las que le impidieron a Delcy Rodríguez desarrollar la agenda petrolera que tenía prevista en Madrid.
Y son las sanciones las que inhibirían a las multinacionales a hacerse de la mayoría en las empresas mixtas. Pero como se apuesta a que las sanciones pueden ser levantadas, sobre todo las que tienen que ver con PDVSA y el negocio petrolero, hay oídos dispuestos a escuchar propuestas. Además, Venezuela cuenta con las primeras reservas petroleras del mundo. Y pocos quieren quedarse fuera de este negocio. De hecho, el plan de Maduro no dista del que plantean expertos cercanos a Juan Guaidó, conscientes de que, sin socios y financiamiento internacional, es imposible recuperar PDVSA y la producción de crudo.
Además está el otro punto. Que, teniendo grandes actores petroleros de su lado, estos pueden ejercer presión sobre los Estados Unidos para dejar sin efecto las sanciones. De hecho, Maduro no escatima palabras cuando habla de negociaciones con Estados Unidos. Pone de por medio la actividad petrolera. Esa es el arma con que cuenta. Y hacia allá también se encamina la opción de la que habla Bloomberg, concluye Juan Carlos Zapata.
Fuente: Al Navío