En medio de un tira y afloje se ha desenvuelto la negociación entre el Gobierno y el Congreso para llegar al punto en el que está hoy la ponencia de la reforma tributaria, cuyo contenido se revelará este lunes, tras su radicación en las comisiones económicas.
Pese a que el país ha tenido 12 reformas en 20 años, esta ha sido una de las más difíciles. Alejandro Carlos Chacón, uno de los ponentes del proyecto, señala que “ha sido la discusión más dura entre todas las cuatro reformas tributarias en las que me ha correspondido participar”.
Chacón contó que el Gobierno retomaba puntos que para los congresistas ya estaban discutidos y acordados, por lo que –expresó– “se llegó hasta plantear que la reforma se continuara estudiando, pero que su aprobación se dejara para enero”.
Al final quedó una reforma muy distinta a la propuesta por el Gobierno: las bebidas azucaradas no se gravarán; la tabla para cobro del impuesto de renta a personas naturales quedó igual; el IVA sí va, aun con muchos en contra, al igual que la conservación de la exención a las iglesias.
IVA
Se planteó originalmente como la columna vertebral de la reforma desde el punto de vista económico. Subir la tarifa del 16 al 19 por ciento para conseguir 7,5 billones de pesos en el próximo año fue el camino señalado por la Comisión de Expertos Tributarios.
En las reuniones entre el Gobierno y los congresistas ponentes, la discusión alrededor del incremento de la tarifa general fue controversial. Quitar esta medida no era posible desde el punto de vista económico, pues no hay una alternativa más rápida para conseguir los recursos que necesita el Estado para seguir financiando programas sociales. Dejarlo es inequitativo y antipopular, de cara a las próximas elecciones.
Buscar un punto medio, para no afectar tanto a la población y lograr parte de los recursos que perdió el país por cuenta de la caída del precio del petróleo se intentó con un IVA del 18 por ciento. Al final, subirá en un porcentaje que se conocerá este lunes.
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