El Banco de España ha confirmado hoy que la economía española y la creación de empleo se frenarán en 2017, al desaparecer algunos de los elementos que habían propiciado hasta ahora el avance del PIB, como el petróleo barato, los bajos tipos de interés o una política fiscal expansiva.
La entidad pronostica en su último boletín económico mensual que el PIB pasará de crecer un 3,2 % en 2016 -cuatro décimas más de lo previsto en sus anteriores proyecciones de junio- a avanzar un 2,3 % en 2017 y un 2,1 % en 2018, previsiones que se mantienen sin variaciones.
"Estamos en una economía con un crecimiento boyante, pero con algunos signos de desaceleración", ha dicho el director de Estadística y Economía, Pablo Hernández de Cos, en referencia a la ligera ralentización mostrada por el PIB en el tercer trimestre del año, en el que ha crecido un 0,7 %, frente al 0,8 % del trimestre anterior.
Según ha explicado, la previsión del 3,2 % para el conjunto de 2016 es compatible con una ligera desaceleración en la segunda mitad del año, que cree que en el cuarto trimestre será mayor que en el tercero.
La buena evolución del consumo privado y de la inversión siguen tirando de la economía, aunque a partir del año que viene mostrarán signos de fatiga por la pérdida de pujanza de los llamados "vientos de cola", aunque dentro de la inversión se espera un repunte de la destinada a vivienda.
Al efecto agotamiento se suman riesgos a la baja que en el exterior tienen que ver con la decisión de Reino Unido de abandonar la Unión Europea y que en el ámbito doméstico están relacionados con la incertidumbre asociada a la prolongación del Gobierno en funciones.
El Banco de España no percibe que la situación de interinidad política haya tenido un impacto muy significativo en la economía por el momento, entre otras cosas porque había unos presupuestos aprobados, aunque considera que cuanto más se prolongue esta situación más probable será que tenga efectos negativos.
Respecto al empleo, la entidad prevé todavía un notable dinamismo, pero explica que la desaceleración del PIB tendrá una repercusión similar sobre la creación de empleo, que se va a ralentizar desde el 2,9 % previsto para 2016 al 2 % en 2017 y al 1,8 % en 2018.
Sin embargo, la tasa de paro bajará desde el 19,8 % previsto por el Banco de España para 2016 al 18,3 % en 2017 y al 17,1 % de 2018, tasas superiores en los tres casos a las pronosticadas por el Gobierno en funciones.
Hernández de Cos ha justificado esta aparente incongruencia entre la desaceleración del empleo y la mayor disminución del paro en la caída de la población activa, que es consecuencia del envejecimiento de la población y del retraso de la incorporación al mercado laboral de los más jóvenes, que además están volviendo al sistema educativo.
El directivo de la entidad ha subrayado que la evolución macroeconómica no será suficiente para reducir el déficit público hasta los niveles fijados por Bruselas para este año y el próximo, por lo que cree que la política fiscal y presupuestaria debe retomar "un tono restrictivo".
El Banco de España no ha incluido en sus proyecciones la reforma del Impuesto de Sociedades que el Gobierno en funciones aprobará mañana y con la que pretende obtener una recaudación adicional de 8.000 millones de euros que permitiría bajar el déficit este año al 4,6 % del PIB comprometido.
Sin tener en cuenta esta reforma, la entidad calcula que el déficit se situará en el 4,9 % del PIB al cierre de 2016.
Con información de Investing