Para el geógrafo Michel Lussault, el poder inconmensurable del SARS-CoV-2 reside en la globalización.
El Político
Lussault es profesor de la Escuela Normal Superior de Lyon (este de Francia), director de la Escuela Urbana de Lyon y autor del libro "L’homme spatial" (El Hombre Espacial) traducido al español.
Pregunta: ¿Por qué pandemias modernas más mortales que la covid-19, como las gripes de 1957 y 1968, con más de un millón de muertos cada una, no provocaron semejante parálisis en el mundo?
Respuesta: "Porque lo que ha cambiado en los últimos 60 años es el propio mundo. Nos estamos dando cuenta de que lo que llamamos el mundo es un mismo espacio atravesado por comunicaciones y conexiones intensas.
Una cosa minúscula que contaminó un primer paciente en China a finales de 2019 provocó la mayor parálisis mundial jamás constatada en la historia de la humanidad. Hay una desproporción entre el tamaño y el campo de acción del virus, que trabaja a escalas infinitesimales, y el pánico y la parálisis globales que se apoderaron del mundo".
P: ¿Por qué semejante desproporción?
R: "La principal explicación tiene que ver con el hecho de que la globalización alteró por completo el planeta Tierra en los últimos 60 años. La razón de la evolución de este pequeño contagio local hacia una crisis global es lo que llamo en mi jerga la hiperespacialidad, es decir, la conexión entre todas las cosas y personas.
Con mi celular, soy capaz de relacionarme con cualquier persona con un celular, es decir, con entre 5.000 y 6.000 millones de personas.
Lo que es sorprendente es la rapidez de la pandemia. Se necesitó menos de un trimestre para que el mundo se detuviera. Tiene que ver con la hiperespacialidad (…): la movilidad de los chinos, de los europeos y de los estadounidenses por motivos económicos y turísticos. Hoy en día, un portador del virus puede recorrer miles de kilómetros y contaminar a decenas de personas.
Con los sistemas de información continua y las redes sociales, cualquier noticia menor se convierte en planetaria. Inexorablemente, la puesta en escena y el seguimiento en tiempo real de la pandemia en todo el mundo amplifica considerablemente su impacto.
La gente que enferma gravemente con el coronavirus sufre una sobrerreacción inmunitaria, con las tormentas de citoquina. Si quisiéramos hacer una metáfora podríamos decir que mediante la información continua y las redes sociales, el mundo vive una sobrerreacción inmunitaria (…) Nos bombardean con informaciones y el sistema mundial sobrerreacciona respecto al problema".
P: ¿Cómo explicar que el virus sea capaz de tener efectos a escalas tan diferentes?
R: "En el momento en que uno enferma a escala corporal, queda confinado a escala local, en su casa. Su ciudad también queda confinada. Y el país. Europa se ve afectada. Y vemos cómo las relaciones internacionales se ven afectadas. Más de 4.000 millones de personas quedan confinadas y el planeta entero se ve implicado.
Todo está integrado por esta pandemia, desde el mayor espacio que es la Tierra hasta el más pequeño, donde el cuerpo se confronta con el virus. Este sincronismo es sorprendente y también aquí la información y las redes sociales desempeñan un papel.
Para no entender lo que sucede en todas las escalas al mismo tiempo, la única solución es desconectar de las redes de información y entrar en un doble confinamiento: me quedo en casa y corto toda relación con el exterior".
Fuente: AFP