China considera a Arabia Saudita como una fuerza importante en el mundo multipolar y otorga gran importancia al desarrollo de la asociación estratégica integral con ese país. Washington está cada vez más inquieto por la profundización de los lazos de Pekín con el aliado más cercano de EEUU en Oriente Próximo.
El Político
Lo cierto es que China está dispuesta a seguir fortaleciendo la comunicación estratégica y profundizando la cooperación en diversos ámbitos con Arabia Saudita para promover los intereses de desarrollo de ambos países y salvaguardar la paz y la estabilidad mundiales.
Una señal del cambio en el equilibrio de poder en Oriente Próximo se puso de manifiesto durante la cumbre empresarial árabe-china celebrada esta semana en Riad, la capital saudí, cuando China y el reino anunciaron acuerdos de inversión por valor de 10.000 millones de dólares (9.300 millones de euros).
La agencia estatal de noticias saudí SPA informó que se habían firmado 30 acuerdos en diversos sectores, como tecnología, energías renovables, agricultura, inmobiliario, minería, turismo y sanidad, reportó DW.
La 10ª Conferencia Empresarial Árabe-China se describió como una "mega-reunión" de unos 3.500 líderes empresariales, innovadores y dirigentes de más de 26 países, incluida la mayor delegación china de la historia.
Panorama general
Hasta ahora, Arabia Saudí ha sido el principal socio de Washington en Oriente Próximo, y estos últimos acuerdos con China son una prueba más de la menguante influencia estadounidense en la región.
Las nuevas colaboraciones se producen apenas tres meses después de que China mediara en un acercamiento entre Arabia Saudí y el archienemigo Irán tras años de hostilidades.
Sin lugar a dudas, el Gobierno y la comunidad empresarial de Arabia Saudita se están acercando cada vez más a China ante el distanciamiento de EEUU del país árabe y de la región en general.
Así quedó demostrado, al menos, durante la décima edición de la Arab-China Business Conference, realizada en la ciudad de Riad el 11 y el 12 de junio pasados.
10th Arab-China Business Conference 2023 Convenes In #Saudi_Arabia. #QNA #Economy https://t.co/bCw6PH0GYK pic.twitter.com/nLmufDFjL5
— Qatar News Agency (@QNAEnglish) June 11, 2023
¿Por qué es importante?
La preocupación de Estados Unidos por el acercamiento entre China y Arabia Saudita se debe a varias razones:
- Competencia económica: China es una potencia económica en ascenso y su creciente influencia en el Medio Oriente podría amenazar los intereses económicos de EEUU en la región. La cooperación económica entre China y Arabia Saudita podría afectar los lazos comerciales y las inversiones estadounidenses en la región.
- Seguridad energética: Arabia Saudita es un aliado estratégico de EEUU en cuanto a la seguridad energética. Un mayor acercamiento entre Arabia Saudita y China podría llevar a una mayor dependencia de China en el suministro de petróleo saudita, lo que podría debilitar la posición de Estados Unidos en la región y su capacidad para garantizar la estabilidad energética.
- Influencia geopolítica: EEUU ha sido tradicionalmente un actor dominante en el Medio Oriente y ha buscado mantener su influencia en la región. El acercamiento entre China y Arabia Saudita podría desafiar la posición de Estados Unidos y su capacidad para influir en los asuntos regionales.
Cooperación en vehículos eléctricos
Más de la mitad de las nuevas inversiones saudíes y chinas permitirán al fabricante chino de vehículos eléctricos de lujo Human Horizons construir nuevas instalaciones de producción de automóviles en el reino.
"No tenemos que competir con China, tenemos que colaborar con Pekín", dijo el ministro saudí de Energía, el príncipe Abdulaziz bin Salman, a los delegados.
Restándole importancia a las sospechas occidentales sobre los crecientes lazos entre Pekín y Riad, agregó: "… Como persona de negocios… se va a donde se presente la oportunidad".
Pocos días antes, el secretario de Estado estadounidense, Anthony Blinken, le había expresado a su homólogo saudí que Washington no lo estaba obligando a elegir un bando en las tensiones con China.
"La influencia de China está dando a los países de Oriente Medio más poder de negociación con Estados Unidos", dice a DW Dawn C.
Murphy, profesora de estrategia de seguridad nacional en la Escuela Nacional de Guerra de EEUU. "Pero no creo que estos países tengan expectativas de que China vaya a ofrecer las mismas garantías de seguridad que EEUU … realmente se trata de una presencia económica y política".
Had a productive discussion with my counterparts from countries across West Africa today. Our diplomatic and security partnerships across the region are valuable to countering terrorism and insecurity. pic.twitter.com/oCuYGwYaDc
— Secretary Antony Blinken (@SecBlinken) June 8, 2023
Distensión entre Irán y Arabia Saudí: un punto de inflexión
En marzo, China demostró su creciente influencia en Oriente Medio al mediar en un sorprendente acercamiento entre el reino e Irán, siete años después de que ambos países rompieran sus lazos.
El fin de las hostilidades también propició el restablecimiento de los vínculos entre Arabia Saudí y Siria, que Washington ha criticado.
Para mayor desconcierto de EEUU, el líder palestino Mahmud Abbas se encuentra actualmente en Pekín, después de que los chinos expresaran su disposición a facilitar las conversaciones de paz entre Israel y los palestinos, estancadas desde hace tiempo.
Las relaciones entre EEUU y Arabia Saudí, por su parte, se han deteriorado desde el asesinato en 2018 del periodista disidente Jamal Khashoggi, residente en EEUU, en el interior del consulado saudí en Estambul.
Un asesinato "aprobado” por el príncipe heredero saudí, Mohammed bin Salman, según la inteligencia de Estados Unidos.
Otras disputas han girado en torno a la intervención saudí en el devastador conflicto de Yemen, los derechos humanos y los precios del petróleo.
Crece rivalidad entre los BRICS y llamamientos a la desdolarización
EEUU se enfrenta a una mayor rivalidad en la región, ya que Arabia Saudí, junto con los Emiratos Árabes Unidos, Egipto, Bahréin e Irán, se preparan para unirse al bloque geopolítico BRICS, liderado por China pero del que también forman parte Rusia, India, Brasil y Sudáfrica.
Las sanciones impuestas por Occidente a Rusia por la invasión de Ucrania por Moscú, que incluían la congelación de unos 300.000 millones de dólares de las reservas de divisas del banco central ruso, desencadenaron un movimiento de muchas naciones ricas no occidentales para depender menos del dólar y el sistema bancario estadounidense.
El BRICS ha creado su propia versión del sistema de pagos bancarios SWIFT y está estudiando una moneda alternativa. Ahora, dirigentes saudíes se han mostrado dispuestos a aceptar pagos por petróleo de Pekín en la moneda china.
En un momento en el que el orden mundial se está reorganizando, el príncipe heredero saudí también quiere más poder en la escena internacional para su añeja monarquía.
"Persona non grata" y anfitrión
Bin Salman fue declarado persona non grata en Estados Unidos debido al asesinato del periodista Jamal Khashoggi en el consulado saudí de Estambul en 2018.
Un informe de las agencias de seguridad estadounidenses hecho público por la misma Casa Blanca a principios de año señalaba a MBS, como también se conoce al príncipe heredero, como responsable del asesinato.
Sin embargo, el nombre de Muhamed bin Salman no aparece en la lista estadounidense de sancionados por el asesinato de Kashoggi.
La administración Biden también anunció en un principio que no seguiría apoyando con la venta de armas la guerra que libra la familia real en la guerra de Yemen.
Esta promesa ha quedado en el olvido, aunque Estados Unidos insiste en que solo venderá armas defensivas a la monarquía petrolera.
Putin propicia el acercamiento
La verdad es que EEUU necesita a Arabia Saudí, entre otras cosas por la guerra energética que el dictador del Kremlin, Vladimir Putin, libra contra el mundo.
Cualquier socio que pueda ayudar a Occidente a pasar el frío invierno suministrando petróleo y gas es bienvenido.
Sin embargo, el mayor cliente de crudo de Arabia Saudí es la República Popular China. Y, por el simple hecho de cortejar a otro comprador, para EEUU debería quedar claro que los árabes tienen otras opciones de buscar socios.
MBS tiene confianza en sí mismo. En una entrevista concedida a la revista estadounidense The Atlantic, el gobernante afirma que en el futuro podrían reducirse las inversiones en EEUU o, como le gustaría a Pekín, parte del comercio de petróleo podría realizarse en moneda china.
La República Popular quiere sustituir el dólar como moneda de reserva mundial para poder ejercer presión política y, al mismo tiempo, no verse más afectada por las sanciones estadounidenses.
Enemigo común: Irán
A pesar del cortejo de Arabia Saudí a Pekín, Riad y Washington siguen teniendo un enemigo común: el régimen mulá de Teherán.
Aquí es donde el concierto de potentados y dictadores se vuelve disonante: la República Popular apoya a Rusia, y Rusia apoya a Irán.
Putin visitó Teherán en verano. Xi Jinping también se reunió con el presidente iraní durante la reunión de la Organización de Cooperación de Shanghái celebrada en septiembre.
Según medios, MBS organizará ahora una lujosa fiesta para el amigo de Irán, Xi Jinping. Desde luego, que no se mencionará al archienemigo.
Por el momento, probablemente solo las garantías de seguridad que Washington concede a la monarquía de la Edad de Piedra impiden que Riad rompa completamente con su socio, Estados Unidos.
Pero la República Popular también se ofrece como "socio de seguridad" a dictadores de todo el mundo.
Desde las Islas Salomón hasta Zimbabue, Pekín se posiciona e incluso exporta su propia tecnología de vigilancia, que primero ha probado con su propia población.
En conclusión
China y Arabia Saudí mantienen fuertes lazos económicos desde hace décadas, gracias al apetito chino por el petróleo.
El comercio entre ambos países superó los 106.000 millones de dólares en 2022, un 30% más que el año anterior, según cifras del gobierno saudí. Esta cifra contrasta con los 55.000 millones de dólares del comercio entre EEUU y Arabia Saudí.
China importa la mitad de su petróleo de Oriente Medio y es el principal comprador de petróleo tanto de Arabia Saudí como de Irán.
Mientras Arabia Saudí intenta diversificar su economía de la producción energética a través del plan Visión 2030, las empresas chinas se beneficiarán de la adjudicación de enormes contratos de infraestructuras.
El ascenso de China, a la que los críticos de la República Popular llaman ahora "Corea Occidental" por su extrema vigilancia, en alusión al siniestro imperio de Kim Jong-un, no está conduciendo a un nuevo equilibrio en el mundo o una especie de distribución justa del poder.
Bajo el liderazgo de China, los Estados totalitarios colaboran entre sí para oprimir aún más a sus poblaciones y mantener a distancia, con todo tipo de amenazas, al mundo democrático, con sus promesas de libertad y derechos humanos.
Las sanciones estadounidenses contra la industria china de semiconductores resultan coherentes en este contexto.