Vladímir Putin, presidente de Rusia, decretó una prohibición que entró en vigor este 01 de febrero de exportar petróleo a destinatarios que se atengan al precio tope impuesto al crudo ruso por parte de los países del G7, la Unión Europea (UE) y Australia como sanción por la campaña militar rusa en Ucrania.
El Político
La disposición presidencial obliga a los exportadores rusos de crudo a rechazar los contratos con personas jurídicas o físicas extranjeras que contengan un mecanismo que fije, directa o indirectamente, un precio máximo en cualquiera de las etapas de los suministros hasta el comprador final.
Veto al petróleo ruso
Un veto similar, que entrará en vigor en una fecha aún por precisar por el Gobierno, se ha impuesto a las exportaciones de derivados del petróleo, reportó DW.
Sin embargo, diversos analistas han apuntado que estas prohibiciones no tendrán ningún impacto, porque el petróleo ruso se negocia a precios por debajo del tope.
El Grupo de los Siete países más desarrollados (G7), la UE y Australia acordaron en diciembre pasado imponer un precio tope de 60 dólares al barril de petróleo ruso para reducir los ingresos de Moscú y su "capacidad para hacer la guerra en Ucrania", como declaró en su momento la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.
El techo de precio se aplicará también a los derivados de crudo rusos desde el próximo día 5, aunque aún no se han precisado los parámetros de la medida.
Rusia amenaza con reducir la extracción de petróleo
Añade que el objetivo del decreto es salvaguardar los intereses nacionales de Rusia. Al mismo tiempo, especifica que el presidente ruso se reserva la posibilidad de introducir excepciones a través de una "decisión especial".
La pasada semana Putin calificó el tope de los precios como "un atavismo colonial", aunque negó que Rusia vaya a perder dinero por ello. "Están acostumbrados a robar. Pero el mundo ha cambiado y difícilmente lo lograrán hacer hoy en día", dijo.
Además, advirtió de que limitar artificialmente los precios puede "destruir" el mercado energético internacional, ya que una reducción de la inversión en el sector puede reducir los suministros, lo que haría que los precios se disparen, con lo que pagarían precisamente los que quieren introducir dichos mecanismos.