El paquete de rescate económico aprobado por el Congreso estadounidense en la primavera es el más cuantioso de la historia con $2,200 millones pero ahora, en momentos en que la pandemia del coronavirus está empeorando, es evidente que ello apenas fue el comienzo.
El Político
Ante el implacable aumento del número de casos y muertes por coronavirus, el devastador ciclo de la enfermedad ha comenzado de nuevo, dejando al Congreso sin otra alternativa que aprobar más estímulo económico.
Los negocios siguen cerrados, las escuelas no pueden reanudar clases y están desapareciendo millones de empleos, justo en momentos en que la primera versión de la asistencia federal está a punto de expirar.
“Esta enfermedad no va a desaparecer como arte de magia”, declaró sombríamente el líder de la mayoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, en una visita a un hospital en su estado de Kentucky hace pocos días.
El lunes los legisladores regresan a Washington para tratar de sacar al país del borde del precipicio en que se encuentra.
Si bien la Casa Blanca ha optado por dejar a los gobiernos locales las decisiones de cómo aplicar las pruebas y las medidas de prevención, la falta de acción a nivel federal ha obligado a la Cámara de Representantes y al Senado a tratar de elaborar un nuevo plan de asistencia.
Desde ya la Casa Blanca ha pedido modificaciones, los republicanos están divididos y las discrepancias con los demócratas podrían descarrilar la gestión entera.
La presidenta de la Cámara de Representantes Nancy Pelosi ya ha logrado la aprobación de un paquete de $3,000 millones para aumentar las pruebas de diagnóstico, otorgar ayuda financiera y fijar normas sanitarias para la reapertura de escuelas, tiendas y oficinas.
En días recientes, Pelosi ha lamentado la radicalización del Partido Republicano, recordando que incluso en los días de Richard Nixon, “por lo menos ambos partidos compartíamos el compromiso hacia la gobernabilidad de nuestro país”.
Fuente: Telemundo51