Para la nueva administración del presidente Joe Biden, el "tema Venezuela" no es un asunto urgente en su agenda, según se desprende de las declaraciones y acciones del entrante gobierno de Estados Unidos.
El Político
Durante su comparecencia al Comité de Relaciones Exteriores del Senado de EEUU, el nuevo Secretario de Estado de EEUU Antony Blinken, no se refirió a Latinoamérica. Resaltó la creciente rivalidad de China, Rusia y otros estados autoritarios y mencionó adicionalmente a Irán y Corea del Norte.
Gracias a la intervención del senador Marco Rubio, Blinken tuvo que pronunciarse en torno al caso Venezuela. “¿Considera que nuestra postura hacia Venezuela debe cambiar, en esencia, que ya no debemos reconocer a Juan Guido y entablar negociaciones con Maduro?”, preguntó Rubio. Blinken respondió “No, estoy muy de acuerdo con Usted”, en cuanto “a pasos que se dieron hacia Venezuela en los últimos años, incluido el reconocimiento del señor Guaidó, el reconocimiento de la Asamblea Nacional como la única institución elegida democráticamente en Venezuela, buscando aumentar la presión sobre el régimen liderado por el brutal dictador Maduro”.
Blinken agregó una frase que resume la posición que el Partido Demócrata vertió en su plataforma electoral del 2020: “la parte difícil es que a pesar de todos esos esfuerzos, que apoyo, obviamente no hemos obtenido los resultados que necesitamos”, dijo el nuevo Secretario de Estado.
Durante sus primeros tres días frente al Departamento de Estado, según la agenda pública, Blinken realizó llamadas telefónicas a sus colegas de Canadá, México, Japón, República de Corea, Francia, Alemania, Reino Unido, Australia, Filipinas, Tailandia, Israel, Iraq, Afganistán, Italia, Jordania, Suráfrica, India, Pakistán, Nueva Zelandia y Suecia, así como al Presidente de la Unión Africana, al Secretario de la OTAN y al Alto Representante de la Unión Europea. La llamada al canciller mexicano Marcelo Ebrard fue la única a un gobierno latinoamericano y se produjo en el contexto del Tratado EEUU-México-Canadá T-MEC y por la relevancia que el gobierno Biden le concede al asunto migratorio.
Un dato a considerar es que en horas de la tarde del viernes 29 de enero, Blinken se comunicó con su colega colombiana Claudia Blum y en su conversación expresamente se mencionó el “tema Venezuela”. Según la nota de EEUU, entre otros temas “discutieron su compromiso compartido con el restablecimiento de la democracia y la estabilidad económica en Venezuela, y la importancia de los esfuerzos para satisfacer las necesidades humanitarias de los migrantes venezolanos en Colombia y en toda la región”. Biden e Iván Dique mantendrían una pronta conversación telefónica, según la versión de la cancillería colombiana.
Agradecemos al @SecBlinken y a Canciller de Colombia Claudia Blum por abordar crisis de #Venezuela en su primera llamada oficial. La crisis humanitaria masiva creada por un régimen criminal con vínculos con organizaciones de narcotráfico amenaza la estabilidad para todos. https://t.co/w5EOeJoSNc
— CARLOS VECCHIO (@carlosvecchio) January 29, 2021
En todo caso, la sensación general es que Latinoamérica no está entre las primeras materias en mente de los nuevos gerentes de la política exterior de EEUU. Nada nuevo en Washington, por lo demás.
Con profundo orgullo representamos al valiente pueblo venezolano y a Gob. Legítimo de Pdte. @jguaido ?? en toma de posesión de admón. Biden-Harris. Nuestro firme compromiso: salir de dictadura de Maduro, liberar a Venezuela, detener tanto sufrimiento y retomar senda del progreso. pic.twitter.com/n5Naqt2huK
— CARLOS VECCHIO (@carlosvecchio) January 20, 2021
Luego de la conversación de Josep Borrell con Blinken del 28 de enero, el representante europeo decidió convocar para el 2 de febrero una reunión del Grupo Internacional de Contacto sobre Venezuela. Tan sólo unas horas antes, en entrevista concedida a EFE y Europa Press, Borrell se había mostrado reacio a adelantar una sesión del GIC porque a su juicio ese grupo formado por gobiernos europeos y latinoamericanos “parece que es una bala que no hay que gastar” (…) “hay que esperar a tener más claridad y mejor conocimiento de cuáles son las posiciones de los distintos actores entre ellos la administración americana”. Pareciera que la conversación con Blinken fue la señal que Borrell esperaba si bien Venezuela no es mencionada en los comunicados del Departamento de Estado y del Servicio Exterior de la UE sobre esa teleconferencia.
Es de hacer notar que la única declaración sobre Venezuela por parte del gobierno Biden se produjo el 26 de enero cuando la vocera de la Casa Blanca Jen Psaki fue interrogada sobre la prohibición de deportar venezolanos ordenada por Donald Trump pocas horas antes de su salida de la Casa Blanca. “¿Puede darnos una actualización de su posición sobre eso?” preguntó a Psaki uno de los corresponsales.
La secretaria de Prensa, veterana en esas lides, recurrió a su libro de notas donde leyó una declaración genérica sobre Venezuela. “Si bien el objetivo primordial de EEUU es apoyar una transición democrática pacífica en Venezuela a través de elecciones libres y justas, ha sido claro durante mucho tiempo —el Presidente, quiero decir— que el enfoque de su administración hacia Venezuela se centrará en abordar la situación humanitaria, brindar apoyo al pueblo venezolano y revitalizar la diplomacia multilateral para presionar por un resultado democrático y perseguir a las personas involucradas en la corrupción , abusos contra los derechos humanos, y perseguir a las personas involucradas en eso”.
En relación con el tema específico de la prohibición de deportación de venezolanos, Psaki dijo que “nuestro equipo de seguridad nacional está haciendo una revisión de todas las posiciones puestas en marcha por la administración Trump y proporcionaré una actualización cuando la tengamos”.
Psaki recurrió a una respuesta “de manual” para atender la consulta del corresponsal. Sin entrar en detalles, los cuales con certeza no han sido definidos por el nuevo gobierno, el texto que debió ser redactado por el equipo de transición puntualiza que Biden buscará una “transición” en Venezuela para lo cual procurará utilizar presión internacional. Sin referirse expresamente a la política de sanciones al régimen chavista, el texto reitera que EEUU continuará persiguiendo a los acusados de “corrupción y abusos contra los derechos.
Lo cierto es que las particularidades de la crisis venezolana han colocado a las principales cancillerías del planeta ante una lista de disyuntivas, nada fáciles de atender. Reconocer las elecciones presidenciales del 20 de mayo del 2018 y en consecuencia reconocer la presidencia de Nicolás Maduro o desconocerlo considerándolo un mandatario de facto. Reconocer la continuidad de la Asamblea Nacional electa en 2015 y cuyo mandato fenecía el 5 de enero de 2021, reconocer a la Asamblea Nacional compuesta por chavistas y asociados que se instaló el 5 de enero de 2021, desconocer a ambas asambleas nacionales.
Otra disyuntiva es reconocer a Juan Guaidó como Presidente de la República dada su condición de Presidente de la Asamblea Nacional electa en 2015 (EEUU, Canadá, Grupo de Lima, Reino Unido y diversos gobiernos europeos), reconocer a Guaidó sólo como Presidente de esa Asamblea Nacional (como lo hizo la Unión Europea desde 2019), desconocer a Guaidó en cuanto Presidente de la República y Presidente de la Asamblea Nacional por cuanto su mandato concluyó el 05ENE21. En el último caso, reconocer o desconocer a Guaidó como líder de la oposición e interlocutor en Venezuela.
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Fuente: diariolasamericas