Colombia ha sido un aliado estratégico para Estados Unidos en América Latina. Eso lo saben y reconocen tanto demócratas como republicanos, pero la relación entre ambos países podría variar bajo la administración de Joe Biden, que comienza, para pasar de un enfoque radical anti izquierda a una política de mayor diálogo con los sectores disidentes.
El Político
El presidente Iván Duque dijo en su mensaje de felicitación al nuevo gobierno que “Colombia está, lista para seguir fortaleciendo una histórica relación”.
Además, el jefe de Estado resaltó el discurso de Biden estuvo orientado hacia la unión del pueblo norteamericano. “Y también invitando a que en medio de las diferencias se construyan objetivos comunes”, dijo y agregó que “ese discurso tiene importantes repercusiones para el mundo”.
“Como presidente de Colombia no solo lo felicitamos a él y a la vicepresidenta Kamala Harris, sino que reiteramos lo que ha sido una relación histórica, que está próxima a cumplir 200 años”, sentenció el mandatario colombiano.
Duque recordó que la relación bilateral es “cada vez más fuerte con objetivos comunes”. Entre estos está la defensa de la democracia, la lucha contra el crimen transnacional, contra el narcotráfico, contra el terrorismo, la cooperación, el desarrollo integral, la apuesta por las energías renovables y enfrentar los avatares del cambio climático.
“Mis mejores deseos para el presidente Biden, para la vicepresidenta Kamala Harris y Colombia está, como ha estado siempre, lista para seguir fortaleciendo una histórica relación, binacional, bipartidista y bicameral”, remata en su mensaje.
Juan Manuel Santos anuncia diferencias
El ex presidente de Colombia Juan Manuel Santos se mostró confiado en que muchas cosas cambiarán en Washington con la nueva administración de su “amigo” Biden, que supondrá el retorno de Estados Unidos al multilateralismo.
“Es el momento ahora que tenemos un nuevo Gobierno en Estados Unidos de resolver temas pendientes como la transición en Venezuela”, afirmó Santos durante una conferencia por vídeo en la universidad parisiense Sciences Po.
El exmandatario criticó la estrategia llevada a cabo por la administración de Donald Trump en Venezuela, con el apoyo del actual Gobierno colombiano, de intentar derribar a Maduro con presiones diplomáticas y sanciones económicas.
“Probablemente, Maduro es hoy más fuerte que hace uno o dos años”, aseveró Santos, quien preconizó un cambio de planteamiento tendente a otorgar una salida honorable al actual presidente venezolano.
Santos recordó que avisó a Trump de que la intervención militar en Venezuela constituía “la peor salida posible” y consideró que ahora “se dan las condiciones necesarias” para una transición pacífica en ese país, que deben apoyar la comunidad internacional y la oposición venezolana.
Política con Cuba
El expresidente colombiano señaló que resultaría importante que Biden cambiara también su política con Cuba, un país que, dijo, “tiene una gran influencia en Venezuela”.
Para Santos, la reciente decisión estadounidense de incluir a Cuba entre los países que apoyan el terrorismo fue “lo contrario de lo que hay que hacer” y pidió a la nueva administración “gestos” con La Habana similares a los que ya tuvo en la época de Barack Obama.
La lucha contra el narcotráfico
El expresidente, que recordó que durante su mandato, de 2010 a 2018, combatió como nadie el tráfico de drogas, defendió ahora la regulación como única forma de acabar con el poder de los cárteles.
El ascenso de las guerrillas y los carteles del narcotráfico llevaron a que el país volviera a buscar una relación de cordialidad y apoyo por parte de los Estados Unidos. Esa alianza tuvo su punto álgido luego del Proceso 8.000 en el que se demostró la injerencia del narcotráfico en la alta esfera del Estado.
Santos se mostró orgulloso del proceso de paz que impulsó en su país, y que le valió el Nobel de la Paz en 2016, y aseguró que es “un largo camino” porque “hacer la paz es siempre más difícil que hacer la guerra”.
En este sentido, expresó su pesimismo sobre las intenciones del actual Gobierno colombiano del presidente Iván Duque de implementar los acuerdos de paz, pero se mostró convencido de será uno de los principales asuntos de la campaña electoral del año próximo.
Relaciones amor-odio
La relación entre Colombia y Estados Unidos no ha sido cordial desde siempre, aunque desde mediados de los años 1990 se ha mantenido estable. La primera enemistad se remonta a inicios del siglo XX con la separación de Panamá que apoyó fervientemente Estados Unidos.
Sin embargo, ese tropiezo fue subsanado con el Tratado Urrutia-Thompson de 1914, que le garantizó a Colombia 200 millones de dólares en consolación por la pérdida del istmo. El país aceptó ese acuerdo, según escribió el profesor de la Universidad Externado Jorge Leonardo Garay, porque en ese momento Estados Unidos ya empezaba a erigirse como potencia y líder mundial, por lo que Colombia no podía quedarse sin su amistad para ingresar al ámbito internacional.
Garay recuerda que la relación volvió a tener una distancia a mediados de la década de 1960, con los gobierno de Carlos Lleras Restrepo hasta Belisario Betancour en los que el país buscó ampliar sus relaciones en una condición de iguales basado en la teoría del Tercer Mundo.
Juan Gabriel Tokatlian en su análisis sobre los “Estados Fallidos”, ese cuestionamiento a la institucionalidad colombiana, le permitió a la potencia una injerencia para impedir su debacle y dio inicio a las relaciones que el país sostiene actualmente con los Estados Unidos.
A partir del gobierno de Andrés Pastrana, posterior al de Ernesto Samper, y luego del fracaso de los diálogos de paz, se inició el apoyo de Estados Unidos en la lucha contra el narcotráfico, a través del Plan Colombia. Una estrategia económico-militar que, pese a los cuestionamientos de soberanía y derechos humanos en el país, es catalogado como uno de los casos de éxito de injerencia en “Estados Fallidos” en Washington.
Diferencias de enfoque
Las vías para sacar al narcotráfico se han caracterizado por diferencia en el enfoque entre el partido Demócrata y el Repúblicano. Mientras los republicanos bajo el gobierno de George Bush, elogiaban los avances en la lucha contra el terrorismo y las drogas; los demócratas en el Congreso se negaban a ratificar el Tratado de Libre Comercio por los cuestionamientos en derechos humano y paz que presentó el Plan Colombia.
Dicho Acuerdo fue ratificado y los gobiernos, tanto de Álvaro Uribe como de Juan Manuel Santos, lograron apoyos considerables para el país, en una relación que se ha mantenido preponderantemente en términos de seguridad y lucha contra las drogas en los últimos años.
Futuro de las relaciones con Joe Biden
Todo parece indicar que el enfoque centrado en la lucha contra el narcotráfico y los cultivos ilícitos, se mantendrá, podría centrarse en la protección de los derechos humanos, líderes sociales y reducción de la violencia durante el periodo Biden; contrario a la presión sobre cifras de cultivos ilícitos, tráfico e incautaciones que mantuvo el presidente Donald Trump en su relación con Colombia.
La línea dura de Trump parece disolverse. en el año 2017, solicitó al Congreso de Estados Unidos recortar las ayudas económicas a Colombia y en septiembre amenazó con incluir al país en la lista negra de países que han incumplido los compromisos de lucha contra el narcotráfico.
En el 2019 el mandatario culpó al presidente Iván Duque del aumento en “más del 50%” del tráfico de drogas a ese país y le solicitó retomar la aspersión aérea con glifosato, pese que es una medida discutida ampliamente en el país por los efectos nocivos para la salud y poco efecto en la reducción de resiembra.
Más allá del narcotráfico
“Trump nunca se preocupó por entender una relación completa con Colombia, él dio nuevamente con Colombia como apellido de la exportación internacional de coca, y se concentró en la narcotización de las relaciones, que fue un enfoque que prevaleció por 20 o 30 años en las relaciones del país con Estados Unidos”, señaló a este medio el politólogo de la Universidad de los Andes y magíster en Estudios de Política Latinoamericana en University College London, Fernando Posada.
El especialista en estudios de política latinoamericana considera que
“Durante el gobierno Obama, del cual Biden fue vicepresidente, se sostuvo una agenda más diversa, más equitativa, que trascendía al enfoque de seguridad y de drogas que siempre había estado prevaleciendo. Estados Unidos le apostó mucho durante la era Obama a la paz en Colombia y habría que esperar que durante la era Biden se regrese a un discurso que apoye más el acuerdo de paz, a un discurso que busque entender a Colombia más allá del problema histórico de las drogas y de la seguridad”, sostuvo.
Los bloqueos fracasaron en Venezuela
En política internacional, Colombia continuaría siendo un aliado preponderante de las políticas respecto a Venezuela, que mantiene un gobierno que no tiene reconocimiento por Estados Unidos y al cual Donald Trump buscó atacar desde diferentes frentes. En ese sentido, la política podría virar de un poder duro en la agonizante administración, a un poder blando durante la dirección de Biden.
“Lo cierto es que la política que se adoptó con Venezuela, del llamado Cerco Diplomático, no fue muy útil; generó presión, debilitó el gobierno de Maduro, le redujo gobernabilidad, le congeló las cuentas, le quitó recursos, pero siguió Maduro en el poder y su gobierno no fue debilitado en los términos más prácticos”, aseguró Posada.
“En ese sentido, Biden tendrá que volver a revisar, porque lo que se hizo con Guaidó claramente no fue una estrategia que terminara funcionando. En muchos países, incluso la Unión Europea, estaban reconsiderando el reconocimiento a Guaidó como presidente de Venezuela, sencillamente porque nunca logró constituir un gobierno que realmente tuviera control institucional, es un gobierno de alguna manera simbólico.
Lo que pasa en Venezuela repercute en Colombia
Estados Unidos tiene uno de los problemas más grandes en Latinoamérica en Venezuela y eso afecta a Colombia porque inevitablemente cualquier política que se asuma con ese país tiene que pasar con Colombia como aliado estratégico”, concluyó el analista político.
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