China está prohibiendo a monjes y monjas de Larung Gar, el mayor monasterio tibetano y una de las mayores instituciones de enseñanza del budismo en el mundo, que vuelvan al centro tras las demoliciones y los desalojos forzosos que comenzaron este verano en el enclave, denunció hoy una ONG.
Numerosos religiosos han sido obligados a firmar un documento en el que se comprometen a no regresar a esta academia, según un comunicado de la ONG Campaña Internacional por el Tíbet (ICT, en sus siglas en inglés).
Las autoridades iniciaron el pasado julio la demolición de parte de este importante centro religioso con el objetivo de reducir el número de residentes de 10.000 a 5.000 y hasta ahora no habían trascendido detalles de esta polémica operación oficial, muy criticada por grupos en defensa de esta comunidad.
La ICT difundió un vídeo en el que se puede ver a una monja llorando y corriendo detrás de un autobús que transporta a otros religiosos fuera del enclave, antes de caer al suelo y ser aupada por otras compañeras en el arcén, a espaldas de lo que parece ser maquinaria pesada.
Es uno de los pocos vídeos que muestran la situación que se está viviendo en Larung Gar, pues el acceso a la información es limitado debido a los controles impuestos por las autoridades, que restringen -e incluso, en algunos casos, prohíben- la entrada a zonas tibetanas en el país.
Otras imágenes que, según la ONG, fueron tomadas el pasado 30 de octubre muestran grúas cerca de la entrada del monasterio, junto a estructuras de nueva construcción.
Larung Gar dibuja una de las estampas más espectaculares de las regiones tibetanas en China. El monasterio se encuentra en la provincia de Sichuan (noroeste), sobre una ladera de una remota montaña, rodeado de cientos de cabañas donde residen religiosos y seglares.
Los profesores que trabajan en Larung Gar "están bajo una enorme presión para cumplir con las regulaciones oficiales", ya que, si no convencen a los monjes de marcharse del lugar, temen que les prohíban seguir con sus enseñanzas, aseguró la ONG citando a contactos en la zona.
"La gente está preocupada y decepcionada de que las monjas tengan que irse, sobre todo porque muchas de ellas están a la mitad de sus estudios. Algunos han oído que podrían volver una vez a la semana a recibir clases. Pero para aquellos que vuelvan a la región del Tíbet, a miles de kilómetros, será imposible", señaló un tibetano que conversó con una persona que visitó el monasterio.
Las autoridades aseguran que el objetivo de la demolición es la seguridad, pues según ellas la enorme concentración de casas en esa zona montañosa pone en peligro a los residentes.
Pero los estudiantes de esta academia subrayan que esa justificación no se usa en otras zonas de China con superpoblación.
Como parte del proceso de reestructuración, el gobernante Partido Comunista o funcionarios del Gobierno local pasarán a ser mayoría en el organismo gestor de la escuela budista de Larung Gar, una práctica que se ha vuelto común en otros monasterios tibetanos.
Con información de EFE