La tensión entre China y Australia a causa del coronavirus sigue en aumento. Hace unos días trascendió que el país oceánico había estado recabando apoyos para que se iniciase una investigación internacional sobre el origen y el desarrollo de la pandemia y el enfado de las autoridades chinas por este motivo continúa en aumento.
El Político
Entonces la nación asiática acusó a Australia de seguir las directrices de Estados Unidos para impulsar esta iniciativa y ahora el embajador chino en el país que lidera el primer ministro Scott Morrison ha pasado a advertir de posibles consecuencias económicas por esta decisión.
En concreto, el representante chino en Canberra, Cheng Jingye, ha amenazado con un boicot al vino y otros productos australianos si este país sigue adelante con este proyecto.
Posible pérdida del turismo chino
“La sociedad china está frustrada y se siente decepcionada por lo que está haciendo Australia", aseguró el embajador de la nación asiática al diario The Australian Financial Review.
Además, añadió que los ciudadanos de su país podrían optar por evitar viajar a su territorio, con el consiguiente daño al turismo que esto podría provocar, además de prescindir del consumo de los artículos australianos. “Quizá se planteen por qué deben beber el vino australiano o comer su carne", dijo Cheng Jingye.
El estado oceánico no ha tardado en reaccionar a este ‘aviso’ del embajador de China por medio de la ministra de Asuntos Exteriores, Marise Payne. “Australia rechaza cualquier sugerencia de coerción económica. Se trata de una respuesta inapropiada cuando lo que se necesita es una cooperación global", afirmó Payne.
"Australia ha pedido una investigación independiente sobre el brote de Covid-19, una crisis sin precedentes que tiene consecuencias severas sobre la salud, la economía y la sociedad", ha afirmado.
Tanto China como la Organización Mundial de la Salud (OMS) están siendo sometidas a un gran escrutinio por parte de la comunidad internacional por su gestión de la pandemia de coronavirus, que ha dejado ya más de 171.000 muertos y casi 2,5 millones de casos en todo el mundo.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció a mediados de abril la suspensión de los fondos destinados a la organización, a la que ha acusado de "defender las acciones del Gobierno chino" y ayudar a "ocultar el peligro y la extensión que podía tener el brote".
Países como Francia, Alemania o Reino Unido se han sumado ya a las dudas sobre la gestión de la crisis por parte de China y han puesto sobre la mesa la posibilidad de llevar a cabo una pesquisa de tal envergadura. China, por su parte, ha rechazado las críticas.
Fuente: Lainformacion