Este fin de semana se celebra en México el Día de Muertos que sin lugar a dudas estará marcada por la pandemia del coronavirus.
El Político
Y es que México es uno de las paises más afectados por el COVID-19 con más de 90.000 personas fallecidas por el virus.
“Creo que ha habido más afluencia de gente estos dos últimos fines de semana porque se había anunciado que no iba a haber visitas el día 2 de noviembre”, dijo José Juan Rivera Almazán, el gerente del panteón. “Por eso siento que mucha gente se vino a arreglar sus tumbas antes del Día de Muertos”.
Rivera notó que la nueva área del cementerio “se está llenando muy rápido. No sabemos ni por qué, si es por la enfermedad”, aunque es evidente que han aumentado los decesos por el coronavirus; es fácil reconocer a las víctimas porque sus ataúdes vienen forrados en plástico.
En una celebración normal del Día de Muertos, dijo Rivera, todo está “bien concurrido, que no puedes ni caminar. Todo eso se llena. Puestos, gente, visitantes, ante todo”.
Sin embargo, este año el panteón permanecerá en silencio.
México un país muy particular
Jacinta Jiménez Viviano perdió este año a su esposo, el obrero jubilado Vicente Domínguez Alejo, debido al COVID-19. El hombre murió en el hospital, prácticamente sin recibir visitas; Jacinta estaba ocupada atendiendo a su hijo, quien también se contagió del virus pero logró recuperarse. Su esposo, quien padecía de diabetes, no tuvo tanta suerte.
A sabiendas de que no podría acudir el 2 de noviembre, cuando se rinde tributo a los adultos fallecidos, la mujer compró flores el domingo para colocarlas en la tumba de su esposo. Jiménez dijo que el simple acto de atender la tumba era reconfortante.
“Yo creo que es toda esperanza de salir adelante, porque gracias a Dios todavía está ahí la importancia de los mexicanos en estas fechas de muertos”, afirmó. “Pues ya vamos a poner su ofrendita lo que podamos y ya después, pasando esto, ya podemos venir” según dijo a Lancaster Online.
Actitud diferente ante la muerte
México ha tenido una actitud diferente ante la muerte, más social, con una mayor aceptación que en muchas otras partes del mundo.
Los velorios y funerales en México suelen ser eventos elaborados que duran días y en los que se reúnen vecindarios enteros y parientes lejanos para comer, orar y recordar.
Sin embargo, la muerte en medio de la pandemia ha sido una situación mucho más solitaria; no sólo los velorios están prohibidos, sino que muchas familias no han podido estar con sus seres queridos en sus últimos momentos y ni siquiera pueden ver el cadáver debido a las medidas sanitarias para evitar la propagación del virus.
Pero de cierta forma, el Día de Muertos de este año ha llevado a la celebración de regreso a sus raíces, quitándole muchas de las capas culturales e innovaciones modernas que habían empezado a influenciar este día en años recientes.
Ya no se hará el desfile hollywoodense del Día de Muertos que las autoridades de Ciudad de México habían adoptado luego de que apareció una marcha ficticia similar en la película de James Bond “Spectre” de 2015.
Halloween, con sus actividades en grupo y de mayor riesgo —fiestas de disfraces y salidas a la calle a pedir dulces o regalos—, también ha desaparecido ante la pandemia.
Nuevos preparativos
Esto ha llevado en ocasiones a preparativos extraños y elaborados. En algunos pueblos y vecindarios, las familias prenden pequeñas fogatas afuera de sus casas y crean un camino con pétalos de flores de cempasúchil hasta la puerta a fin de guiar a las almas.
En algunos pueblos indígenas, en estas fechas, los familiares sacan de los osarios los huesos de sus ancestros para darles limpieza.
“No nada más es ir a ofrendar algo a la tumba o a poner flores a recordar a los muertos”, añadió Álvarez. “Todo esto que hacemos los mexicanos en cuestión de la muerte es catártico, porque lloras, te desgarra el alma ese ancestro".
“Toda esa catarsis que se vive con todos los elementos y los símbolos que conforman un funeral. Son importantes porque nos dan sentido y entendemos la muerte. Entonces ya no hay esta parte", porque los cementerios están cerrados.