Carrie Filipetti, ex subsecretaria de Estado de EEUU para Venezuela y Cuba, dijo que su país estimó erroneamente que los jefes militares de Venezuela derrocarían al chavismo.
El Político
En una entrevista concedida a BBC, Filipetti dijo lo siguiente:
"Creo que "subestimamos el grado de lealtad del círculo interno de Maduro. Teníamos la sensación de que querrían hacer lo correcto, de que como militares venezolanos se veían a sí mismos como guardianes de la Constitución venezolana y que los llamados a su moral combinados con las sanciones les ayudarían a volverse contra Maduro y pedirle que se fuera".
Sin embargo, precisó: "Pero eso no ocurrió, así que quizás tuvimos excesiva confianza en que los jefes militares de Venezuela iban a hacer algo para sacar a Maduro".
Filipetti asumió el 23 de enero de 2019 el cargo de subsecretaria de Estado de EEUU para Venezuela y Cuba, dos de los países de América Latina que mayor atención recibieron durante el gobierno del entonces mandatario Donald Trump, reportó BBC.
Ese mismo 23 de enero, el jefe del Parlamento, el opositor Juan Guaidó, se juramentó como presidente interino del país desconociendo así el mandato de Nicolás Maduro, quien se había reelecto en 2018 en unos comicios que no fueron considerados ni libres ni justos por gran parte de la comunidad internacional, señalamiento que Maduro rechaza.
"Llegué a trabajar ese día y me enviaron al piso 7, donde estaban poniendo en marcha un grupo de trabajo permanente, pero no me habían dado ninguna información. Solamente me habían dicho que iba a ser un día muy ajetreado y que estaban ocurriendo cambios. Probablemente fue el día más ocupado de toda mi vida profesional", cuenta Filipetti.
Ella venía de trabajar como asistente de Nikki Haley, entonces embajadora de EE.UU. ante la ONU, cargo desde el cual asegura que comenzó a conocer a fondo la situación política en Venezuela.
En la actualidad, Filipetti es directora ejecutiva de la Vandenberg Coalition, una ONG centrada en promover una política exterior estadounidense basada en la defensa de los intereses del país por encima de las posiciones partidistas.
Biden ha enviado dos misiones de alto nivel a Venezuela
Desde la invasión de Ucrania, el gobierno de Biden ha enviado dos misiones de alto nivel a Venezuela, ha levantado las sanciones a un alto funcionario del gobierno y ha tomado medidas que ayudan a Maduro a aumentar la producción de petróleo como la concesión de permisos a empresas españolas e italianas para volver a trabajar en Venezuela.
En ese sentido, Filipetti indicó que "a menudo puede ser difícil juzgar desde fuera. Estoy segura de que hay muchas cosas que están sucediendo a las que no tenemos acceso. Hecha esa salvedad, espero que haya una estrategia, incluso si no hemos sido alertados sobre ella. Creo que el gobierno de Biden tiene que aclarar lo que trata de lograr tanto con estas reuniones como con respecto a su política sobre Venezuela en su conjunto".
Cambio de una dictadura por otra
Desde afuera, lo que parecía era que había una situación en Ucrania que nos preocupaba por el acceso al petróleo y, por tanto, decidimos cambiar de la dictadura rusa a la venezolana.
Si ese no es el caso, el gobierno tiene que explicar qué está pasando, porque cada día que transcurre con la gente creyendo que intentamos negociar con Maduro debilita a la oposición venezolana y su capacidad de ir a una negociación con el régimen de Maduro, quien al poder negociar directamente con EEUU no va a querer tener nada que ver con el gobierno interino.
Agregó que "me preocupa que esta estrategia y su falta de articulación está realmente quitando poder a la oposición y reduciendo la probabilidad de que tengamos una solución negociada con ellos".
También está consciente de quue los gobiernos de Trump y Biden coincidieron en una idea fundamental: estrategia: "esta crisis termina a través de una solución negociada".
Para su crédito, creo que el gobierno de Biden lo que hizo fue reconocer que una de las cosas que el régimen de Maduro quiere negociar son las sanciones estadounidenses y, por lo tanto, tenemos que tener un papel más central del que tuvimos en el último gobierno.
Dicho esto, mi temor es que llevar a funcionarios de alto nivel de la Casa Blanca y a nuestros embajadores a Venezuela y que se reúnan con Maduro y no se reúnan con el presidente Juan Guaido envía una señal de que nuestras conversaciones ya no son con la oposición, sino con el régimen de Maduro.
"Yo haría una diferenciación entre el primer viaje en marzo y el segundo, en junio. Al primer viaje en marzo fueron Roger Carstens [enviado especial para temas de rehenes], el embajador Story y Juan González, de la Casa Blanca. Hubo muchos problemas con ese viaje. Todavía no entiendo muy bien lo que intentaban conseguir. Parece que se trataba más de petróleo que de Venezuela".
Sin embargo, indicó que este viaje más reciente parece ser una respuesta al intento de suicidio de Matthew Heath, [un exmarine estadounidense] quien lleva más de dos años en prisión allí.
"Espero que el propósito de este viaje sea tratar de sacar a Matthew de Venezuela porque ha sido un rehén y está detenido ilegalmente de manera arbitraria. Desde su detención, él ha denunciado de forma creíble haber sufrido torturas, así que tengo la esperanza de que uno de los resultados de esto sea su regreso a casa. Si es así, sería un resultado maravilloso", subrayó Filipetti.
#Venezuela el Rehén de Nicolas Maduro #MatthewHeath está d cumpleaños hoy. Lo recibirá en el Hospital Militar donde permanece, luego de un intento de suicidio consecuencia de Detención Arbitraria, Torturas y Tratos Crueles recibidos en #DGCIM.@ConnieD70709505 @TrudyRutherfo14 https://t.co/A7WOHYy6RR
— Tamara Suju (@TAMARA_SUJU) July 8, 2022
Fue sumergido en una pipa de 200 litros q había en el lugar. Comisiones del CICPC y medicatura forense fueron a la sede de este Organismo en San Fernando de Apure, y les fue impedido el ingreso, y luego de llamada de Douglas Rico, se retiraron. Van a TAPAR de nuevo las Barbaries
— Tamara Suju (@TAMARA_SUJU) July 8, 2022
Presión máxima
Filipetti precisó que cuando se trata Maduro y de Cuba, la presión máxima tiende a funcionar mejor que el acercamiento.
Si se mira el historial de DDHH del régimen cubano, se ve que cuando EE.UU. se acercó a ellos, hubo más detenciones arbitrarias. Cuando se inició el gobierno de Trump, empezamos una campaña de presión máxima allí también y empezamos a ver que los abusos a los derechos humanos y las detenciones arbitrarias se redujeron precipitadamente.
Así, mi apreciación es que la presión máxima es una estrategia eficaz, pero debe entenderse como parte de una estrategia más amplia, de modo que las sanciones no están ahí como un punto final.
Añadió que las sanciones estaban ahí para intentar animar a Maduro a sentarse a la mesa a negociar de buena fe. Así que creo que después del final del gobierno de Trump tiene sentido para cualquier nuevo gobierno volver a calibrar y ver lo que está funcionando y lo que no".
Tiene sentido poner ciertas sanciones sobre la mesa, pero me opondría mucho a hacerlo con sanciones como las que pesan sobre el sector petrolero o las del oro, que cubren una enorme cantidad de ingresos potenciales para el régimen. Sería un error hacerlo antes de que veamos verdaderas medidas de fomento de la confianza por parte de ellos.
Por otra parte, esas medidas no pueden consistir únicamente en la liberación de presos estadounidenses porque, en última instancia, lo que queremos ver es un cambio en Venezuela hacia la democracia.
Las medidas que podría estar tomando [el régimen de Maduro] y que podrían resultar en cambios posteriores por parte de EEUU podrían ser cosas como resolver la situación de los cientos de prisioneros venezolanos que están detenidos arbitrariamente.
También podrían conllevar a hacer cambios en su Tribunal Supremo o en su Consejo Electoral. Estas eran cosas que el gobierno de Trump había defendido y que formaban parte de nuestro marco para la Transición Democrática, presentado en marzo de 2020.
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