Los restos mortales del cardenal brasileño Paulo Evaristo Arns, uno de los mayores símbolos de la lucha contra la dictadura en Brasil y que murió el miércoles a los 95 años, fueron sepultados hoy bajo una ovación de aplausos en una Catedral Metropolitana de Sao Paulo repleta de fieles y admiradores.
Arns, que durante toda su vida se destacó por la enérgica defensa de los derechos humanos y de la democracia, fue despedido en Sao Paulo, la mayor ciudad brasileña y de la que fue arzobispo por casi tres décadas, en una ceremonia solemne en la catedral de estilo neogótico.
Tras cerca de 44 horas de velatorio en que su cuerpo fue visitado por miles de fieles y de una misa de exequias de casi dos horas, los restos mortales del cardenal fueron conducidos a la cripta de la propia Catedral Metropolitana de Sao Paulo para una ceremonia íntima en medio de una gran ovación de palmas.
"Coraje", la orden con la que "don" Paulo acostumbraba animar a sus fieles, y "Viva don Paulo" fueron algunos de los gritos con que los feligreses despidieron al religioso.
Las honras fúnebres fueron encabezadas por el actual arzobispo de Sao Paulo, Odilio Scherer, y contaron con la participación de numerosos cardenales, obispos y sacerdotes brasileños, así como de integrantes de comunidades católicas de base y de las pastorales que cuidan a la población más pobre de Sao Paulo.
LEA TAMBIÉN: 46% de brasileños reprueba gestión de Temer, según encuesta
"En tiempos difíciles, de restricción de las libertades democráticas, de persecución política y de graves violaciones a la dignidad humana y a los derechos de la persona, ‘don Paulo’ se empeñó personalmente para mediar la solución de conflictos y dar amparo, coraje y confianza a muchas personas heridas en el cuerpo y en su dignidad porque luchaban por un Brasil libre y democrático", afirmó Scherer en la homilía.
Al comienzo de la ceremonia, el canónigo Antonio Aparecido Pereira recordó que Arns le abrió las puertas de la Iglesia no solo a los perseguidos políticos sino también a las personas sin techo, a los más pobres y a los portadores de sida.
Entre las autoridades presentes en las exequias destacaban el gobernador del estado de Sao Paulo, Geraldo Alckmin; el ministro brasileño de Justicia, Alexandre de Moraes, y el alcalde de Sao Paulo, Fernando Haddad.
Arns, religioso de la Orden Franciscana, fue uno de los símbolos más representativos de la lucha contra la dictadura militar que rigió Brasil entre 1964 y 1985, pues desde su posición, arzobispo de Sao Paulo, criticó con dureza las torturas, desapariciones y prisiones arbitrarias que se realizaron en esa época.
A lo largo de su extensa trayectoria de 71 años de sacerdocio y 50 de episcopado, Arns llegó a trabajar también como periodista y escribió más de medio centenar de libros, pues una de sus pasiones que mantuvo hasta el final era mantenerse constantemente informado.
Con información de: EFE