La salida a la luz pública del informe Chilcot sobre la invasión de Irak muestra las maniobras de los líderes europeos previas a la acción bélica y evidencia que el Jefe de Gobierno de España para ese momento, José María Aznar y el primer ministro británico, Tony Blair, no hicieron "todo lo que estuvo en sus manos" para evitar la guerra de Irak.
Maryann H. León / El Político
Tanto Aznar como Blair luego de sostener una reunión en Madrid en febrero de 2003, un mes antes de la invasión a Irak, acordaron implementar una estrategia comunicacional que demostrara que "estaban haciendo todo lo posible por evitar la guerra" cuando en realidad, lo que estaban haciendo era siguiéndole el juego a Estados Unidos, quien "pasase lo que pasase" iría al conflicto armado.
El informe reveló que la "preocupación" de Aznar y Blair era crear una buena impresión al Gobierno de George Bush, quien dirigía la política en Estados Unidos en ese momento, y no en evitar la guerra, aunque esto implicaría disuadir a Bush que la "Operación Libertad Iraquí", como fue definida la guerra de Irak, era una estrategia desacertada.
Para mostrar que hicieron lo humanamente posible y dotarlo con una dosis de legalidad, el Primer Ministro Británico y el Jefe de Gobierno de España, recurrieron a la Organización de las Naciones Unidas, ONU, una primera vez en noviembre 2002, la cual no fue lo suficientemente contundente para permitir la invasión. La segunda asistencia ante el Consejo de Seguridad de la ONU, dotó de legalidad la acción belíca y le lavó el rostro a Blair y Aznar.
Pero fue en marzo 2003 durante la cumbre de las Azores (Portugal), cuando los mandatarios Bush, Blair y Aznar acordaron que la vía de Naciones Unidas estaba ya agotada. Pero ante los medios mostraron un ultimátum como “una última oportunidad para la paz”.
¿Y las armas?
A pesar que Blair y Aznar acordaron en febrero de 2003 iniciar la estrategia comunicacional para "evitar" la guerra, Bush invadió en marzo de ese mismo año, el territorio iraquí, no porque estaba esperando el visto bueno de la ONU, sino porque sus fuerzas militares le indicaron que no estaba preparado para iniciar la acción.
“Era necesario dar la impresión de que Irak sería administrada bajo la autoridad de Naciones Unidas”, señala el informe, que sería la estrategia que implementarían postconflicto, pero la ONU no podía dirigir nada.
En el informe preparado por Blair y presentado en la declaración del Trío de las Azores, mostró que Irak tenía "gran cantidad" de armas bélicas y que la invasión a esa nación era para destruirlas. Nunca se habló de las grandes reserva petroleras que tenía la nación árabe.
Un mes después de la invasión, es decir en abril, miles de ciudadanos en todo el mundo se preguntaban, ¿dónde están las armas?. ¿Cuál es el material de destrucción masiva que había en Irak? a los que Bush, Blair y Aznar acordaron contestar, que encontrarlas ya no constituía una prioridad.
Bush y Blair reconocieron públicamente su error, cosa que no hizo Aznar, quien nunca se ha disculpado públicamente por propiciar la Segunda Guerra del Golfo que causó cientos de miles de inocentes muertes, ya que argumenta que: “No se puede pedir ayuda a un amigo (Bush), y luego, cuando él te la pide a ti, negársela”.
Muertes por petróleo
Hasta la fecha, nunca se mostró ni una sola arma de destrucción masiva en territorio iraquí, pero cómo se iba a mostrar algo que jamás existía, lo que si se reveló, y se inundó a todo el mundo era que Irak representaba una inminente, urgente e inmediata amenaza a los Estados Unidos, a su pueblo y a sus aliados, así como a sus intereses e y esa fue la tesis que cobró vida y que permitió el 20 de marzo de 2003 se iniciara la Guerra de Irak, la cual culminó en diciembre de 2011.
Después de la invasión, el Grupo de Investigación postguerra, se llegó a la conclusión que Irak había terminado sus programas para desarrollar dichas armas en 1991 y no había ninguna en el momento de la invasión. Se dijo además que Sadan Hussein y Al Qaeda, estaban colaborando para reanudar la fabricación de armas masivas, pero todo lo anterior, fue presentado por un equipo multidisciplinario que incluyó en su mayoría a funcionarios estadounidenses.
Más de 223 mil personas en Irak murieron a consecuencia de la guerra entre 2003 y 2006, que incluía más de 80 mil civiles, aunque la cifra es muy distante de lo que presentaron los órganos competentes, más 123 mil, dichos informes no contabilizan a los heridos que luego fallecieron, ni a las personas que fueron secuestradas y torturadas por grupos irregulares y luego fueron asesinadas.
Para el 2011, se contabilizaron más de 1.4 millones de personas que fallecieron en la segunda Guerra del Golfo, eso sin contar la crisis humanitaria que se presentó en Irak luego de la invasión.
Defendiendo la indefendible
El que fuera ministro de Defensa durante la guerra de Irak, Federico Trillo, ha respondido a las conclusiones del informe Chilcot, presentado este miércoles, sobre la invasión en Irak.
Trillo ha insistido en el programa ‘Mas de Uno’ que "España no fue a la guerra, ni combatimos" y que la participación "política" del entonces presidente Aznar, en el conflicto tuvo "las consecuencias políticas más grandes de cualquier país" de los que participaron.
"Quiero recordar que España no estuvo en guerra en Irak. Se envió ayuda. No se pegó un sólo tiro", ha reiterado el ex ministro de Defensa, que también ha reconocido que la información que recibieron sobre las armas de destrucción masiva "no era buena ni verdadera".
"Aznar sí ha reconocido que tuvimos o nos indujeron a un error con lo de las armas en Irak", ha declarado.
Por su parte en el parlamento británico, vestido de riguroso traje y corbata negro, el actual líder del Partido Laborista, Jeremy Corbyn, denunció la invasión como "un acto de agresión militar basado en un falso pretexto".
"La invasión y ocupación de Irak ha sido, para muchos, una catástrofe", denunció Corbyn.
Informe Chilcot
En el informe de 12 volúmenes elaborado a lo largo de siete años hay 17 documentos en los que se menciona al ex presidente Aznar en 24 ocasiones, según informa Ángeles Escrivá.
Uno de esos documentos es la declaración a los comisionados del informe del embajador británico en Washington durante la época de la invasión de Irak, Cristopher Meyer, en la cual asegura que Aznar "presionó" a EEUU para que llevase a cabo la intervención.
El informe, de más de 2,5 millones de palabras, se publica este miércoles, siete años después que el entonces primer ministro laborista, Gordon Brown, encargase una investigación sobre el controvertido papel de Reino Unido en la coalición liderada por Estados Unidos que derrocó a Saddam Hussein.
Además de las mencionadas, estas son las principales conclusiones:
- Reino Unido infravaloró las consecuencias de la invasión
- El planeamiento y las preparaciones para un Irak después de Saddam Hussein fueron totalmente inadecuadas
- El gobierno no logró los objetivos que había anunciado previamente a la invasión
- La política sobre Irak se basó en débiles análisis de inteligencia
- Las circunstancias en las que se decidió que había una base legal para la invasión eran "mucho menos que satisfactorias"
- Hubo "poco tiempo" para preparar las brigadas antes de ser enviadas a Irak