A cuatro días de la explosión del Mercado San Pablito en Tultepec, lo único que la familia del soldado John Gutiérrez Cruz pide, es que las autoridades lo encuentren y se los entregue, en el estado que sea, pero desean mitigar esa inmensa angustia y poder recuperar un poco de la tranquilidad que perdieron con su desaparición.
Lo último que supieron del soldado, de 35 años, es que el martes a mediodía, después de salir del trabajo, del Campo Militar San Miguel de los Jagüeyes, del Estado de México, se fue con otros dos de sus compañeros militares a comprar cohetes. Ellos salieron con vida, pero por más horas que lo esperaron después de la explosión a lado del carro que llevaba, nunca apareció.
Los familiares del soldado John recorrieron cada uno de los hospitales y Servicios Médicos Forenses a los que llevaron a las víctimas de San Pablito sin resultado alguno.
“Pues queremos encontrarlo, qué mejor que fuera con vida ¿no?, pero ya de la manera que sea, en deceso, no quisiera decirlo, pero así sean pedazos de su cuerpo que certifiquen que son de él, auténticos y no quedarnos con la incertidumbre de que quedó ahí tirado o que no lo hayan encontrado”, dijo Fernando Gutiérrez Cruz, hermano del soldado.
Desde la mañana del viernes llegaron a la Colonia San Pedro Barrientos, para ver si entre los dos cuerpos que aún continúan en el Semefo de la Fiscalía de Tlalnepantla en calidad de desconocidos, pudieran hallarlo.
Tanto Fernando, como los papás y Juan José, uno de los tres pequeños hijos del soldado, se sometieron a pruebas genéticas con la finalidad de que algún cuerpo fuera compatible con su perfil genético.
Sin embargo, la familia de John Gutiérrez, se retiró del Semefo ubicado en Barrientos con muy pocas esperanzas de encontrarlo ahí, porque uno de los cuerpos pertenece a una mujer y el otro, el de un hombre, no coincide con las características del soldado.
“Lo que nos mostraron fue una extremidad con la bota”, aseguró Fernando.
Patricia Lomas Molina, la esposa de John, fue quien tuvo que encarar a los cuerpos irreconocibles para buscar entre estos al soldado, pero la bota que le enseñaron, era diferente al calzado que llevaba puesto su pareja el día de la explosión.
“Seguimos igual, a la deriva y sin una prueba que certifique que es mi hermano”, lamentó Fernando.
Hasta este viernes, las autoridades del Estado de México confirmaron que todavía hay cuatro cuerpos sin identificar. Dos en el Semefo de Tultitlán y dos en la Fiscalía de Tlalnepantla.
La familia Urban Rodríguez también está en búsqueda de María Angélica Rodríguez Rendón, quien estaba trabajando en el local 22 de San Pablito, al momento del estallido. Hasta ahora tampoco han tenido noticias de ella; sólo pueden esperar a que las pruebas de ADN hechas en el Semefo de Tlalnepantla, confirmen su identidad.
“Los empleados del Semefo de Tlalnepantla tienen por orden de sus superiores agilizar el proceso de identificación, pero nos explicaron que ya no está en sus manos. Tienen que esperar a que las máquinas hagan su trabajo y las pruebas genéticas arrojen los resultados. Podría ser hasta el martes o miércoles que tengamos algún tipo de información”, comentó José Alfredo Urban, esposo de María Angélica.
Con información de Excelsior