La UE ha encajado con aplomo la victoria del brexit en Reino Unido pero se prepara para lo peor. Bruselas incluso se teme que la sacudida del referéndum provoque una estampida bancaria en algunos países de la zona euro, muy en particular, en Italia.
"La Comisión Europea hará todo lo que sea necesario para evitar estampidas bancarias", señaló el presidente de ese organismo comunitario, Jean-Claude Juncker, al término de la cumbre europea en la que el primer ministro británico, David Cameron, presentó el resultado del referéndum del 23 de junio y la consiguiente salida del Reino Unido de la UE.
La cumbre, según fuentes europeas, analizó el puñado de escenarios negativos para el club y su probable impacto económico. El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, advirtió de que en el peor de los casos las consecuencias pueden resultar muy dramáticas para la UE y, en concreto, para la zona euro.
El presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, apuntó, según las mismas fuentes, que las sacudidas pueden traducirse en riesgos para el tipo de interés y el tipo de cambio. En cuanto al impacto sobre el crecimiento, el escenario más benigno del BCE apunta a una caída del PIB de solo medio punto en tres años.
La Comisión secunda esos cálculos, pero se muestra mucho más pesimista en cuanto al posible impacto en el sector bancario, que ya ha sufrido importantes caídas bursátiles tras el referéndum.
A puerta cerrada, Juncker manifestó la necesidad de que la UE esté preparada para evitar posibles retiradas masivas de efectivo, una vigilancia que en la zona euro corresponderá al BCE. Draghi, sin embargo, no se refirió a ese peligro ni en público ni en privado.
Juncker fue mucho más osado. Y no solo alertó a los líderes de la Unión, sino que también aireó su inquietud en la rueda de prensa posterior a la cumbre. Y apuntó muy en concreto hacia Italia.
"No tenemos una inquietud inmediata sobre Italia, pero hoy me he reunido con el primer ministro, Matteo Renzi y, dada la situación mundial, debemos estar listos para proteger a los bancos", señaló Juncker.
Las palabras del presidente de la Comisión pusieron en entredicho la aparente tranquilidad con la que los socios europeso dicen haber encajado el brexit . El presidente francés, François Hollande, que lidera el bando partidario de dar un escarmiento a los británicos minimizó el posible impacto económico e, incluso, calculó que podría ser positivo para algunas actividades. "El sector inmobiliario en Francia tal vez atraiga inversores que ahora iban al Reino Unido", celebró el francés.
Pero entre bambalinas el nerviosismo es mucho más evidente. Los ministros de Economía de las grandes economías (Alemania, Francia, Italia y España) celebraron el pasado 15 de junio una discreta reunión de Luxemburgo en la que analizaron, entre otras cosas, cómo reaccionar ante las consecuencias de una victoria del brexit . La cita sirvió para pergeñar que a corto paso dependería de la intervención del BCE y a largo plazo, de la conclusión de la unión bancaria.
Con Información de: Cinco Dias