En las próximas horas, Downing Street movilizará todos sus recursos para imponer la disciplina parlamentaria. Si tiene éxito y el acuerdo sale adelante, Johnson estará en condiciones de afrontar un adelanto de las elecciones generales con todas las de ganar.
El Político
No hay disciplina ni compromiso seguro en un parlamento anarquisado, pero el equipo de Johnson se muestra confiado. Sus cuentas aproximadas agregan a los 286 votos conservadores de la última votación de May una mayoría de los 28 "espartanos", otra mayoría de los 21 "conservadores rebeldes" y bastantes de los 19 laboristas favorables al Brexit. Suficientes, creen, para compensar la pérdida de los 10 diputados unionistas norirlandeses.
Johnson ya ha anunciado su intención de someter el nuevo acuerdo a votación ese mismo día. Necesita 320 votos y cuenta al menos con 260 diputados dispuestos a respaldarle. Debe esforzarse en recabar el apoyo de los unionistas norirlandeses del DUP, de los más de 20 euroescépticos que le hicieron la vida imposible a Theresa May y de todos los parlamentarios laboristas que quieren dejar atrás la pesadilla del Brexit y evitar el reproche de sus votantes, en circunscripciones donde el voto a favor de la salida de la UE en el referéndum de 2016 fue mayoritario.
Este sábado, cuando el Parlamento británico se reúna para votar el acuerdo alcanzado por Johnson con Bruselas deberá lograr el apoyo de 320 diputados, la cifra mágica de la mayoría. A la hora de hacer cálculos debe tenerse en cuenta que la disciplina de voto brilla por su ausencia en Westminster. Ningún diputado puede darse por seguro hasta el último momento.
La calculadora de Boris Johnson:
La Cámara de los Comunes tiene 650 miembros. Sin embargo, 11 de ellos se descartan a la hora de calcular mayorías. Siete de estos pertenecen a los republicanos norirlandeses del Sinn Féin, que no ocupan sus escaños. Los otros cuatro son el speaker (presidente) de la Cámara, John Bercow, y el resto de miembros de la Mesa del Parlamento.
Los aliados
Theresa May abandonó Downing Street y dejó a su sucesor en herencia una mayoría minoritaria en Westminster. Contaba con 287 diputados conservadores. Cerró un pacto de legislatura con los unionistas norirlandeses del DUP, que cuentan con diez escaños. Total: 297 votos.
Sin embargo, cuando una mayoría de diputados impuso a Johnson el mandato legal de solicitar a Bruselas una nueva prórroga del Brexit si no lograba un acuerdo, 21 conservadores moderados, los llamados "rebeldes", votaron con la oposición. Todos ellos fueron expulsados del partido. En teoría, ya no son escaños a favor del Gobierno.
El DUP ha anunciado oficialmente que no respaldará el nuevo acuerdo alcanzado con Bruselas. Total: 266.
Las fuerzas de la oposición
La suma total de votos válidos de la oposición supone 341 diputados. Si se añaden los 21 conservadores "rebeldes", el total es de 362 escaños.
Los laboristas suman 245; los nacionalistas escoceses del SNP, 35; los Liberales Demócratas, 19; los galeses del Plaid Cymru, 4; el partido verde, 1; el grupo Independientes por el Cambio, 5; finalmente, el resto son independientes y alcanzan los 35 escaños (Importante: entre estos independientes están los tres vicepresidentes —o sustitutos— de la Mesa, que no votan).
Si se presume que Johnson pueda retener el último resultado logrado por May, todavía mucho suponer, necesitaría entonces obtener un resto de 34 diputados.
La posición de los euroescépticos
La corriente de los conservadores que forma parte del llamado European Research Group (Grupo de Estudios Europeos, ERG en sus siglas en inglés), liderado por Jacob Rees-Mogg, supone alrededor de 80 diputados. Pero de ellos, la línea dura la componen 28 diputados, los llamados "espartanos", opuestos a cualquier atisbo de concesión a la UE. Normalmente han vinculado su voto al de los unionistas norirlandeses del DUP. Rechazaron las propuestas de May en las tres ocasiones, incluida la última, que el resto de sus compañeros del ERG decidieron apoyar.
Sin embargo, los "espartanos" consideran a Johnson uno de los suyos y podrían estar dispuestos, en esta ocasión, a votar más a la persona que al contenido del plan que les propone. El primer ministro tiene intención de cortejarles hasta la extenuación en las próximas horas. Ocho de ellos ya han confirmado que le respaldarán.
La posición de los “rebeldes”
Cuando esos 21 diputados conservadores decidieron romper filas y votar, junto a la oposición, para forzar a Johnson a que solicitara una nueva prórroga a Bruselas, su principal preocupación era la de un Brexit desordenado y sin acuerdo. Muchos de ellos no son partidarios de la permanencia en la UE. El Gobierno, que decidió expulsarles del partido, confía en poder rescatar para su causa a la gran mayoría, aunque no a todos.
La posición de los laboristas defensores de la salida de la UE
Durante el pasado año, el mito de un supuesto grupo de diputados laboristas que votarían con el Gobierno conservador y a favor del Brexit fue una constante. Se especulaba con que fueran hasta 20, temerosos todos ellos de una reacción airada de los votantes de sus respectivas circunscripciones, que habían respaldado mayoritariamente la salida de la UE en el referéndum de 2016.
Llegada la hora de la verdad, solo cinco de ellos respaldaron el acuerdo de Theresa May en una tercera votación.
Sin embargo, después de la llegada de Johnson a Downing Street, acumulado tanto hastío general ante una crisis que amenazaba con no terminar nunca, y con la amenaza del adelanto de unas elecciones generales, 19 laboristas redactaron una carta pública en la que se comprometieron a respaldar un posible acuerdo del Brexit. Johnson confía en poder tenerlos de su lado. Ellos serían la clave.